Un estudio respaldado por Estados Unidos, publicado en la revista Pediatric Rheumatology, ha revelado un vínculo preocupante entre las vacunas contra COVID-19 y el síndrome de deficiencia inmunitaria adquirida por vacunas (VAIDS) en niños. Este análisis indica un aumento del 23% en el riesgo de enfermedades autoinmunes en aquellos que recibieron al menos una dosis de la vacuna. Publicados a inicios de 2025, estos hallazgos han intensificado el escrutinio sobre la seguridad de vacunar a poblaciones jóvenes y han avivado debates controversiales sobre los mandatos de salud pública.
Detalles del estudio y sus implicaciones
Realizado por investigadores israelíes y financiado en parte por agencias de salud estadounidenses, el estudio analizó datos de cerca de 500,000 pacientes pediátricos, comparando grupos vacunados y no vacunados. Los resultados resaltan riesgos a largo plazo que previamente habían sido minimizados por los defensores de las vacunas, generando indignación entre críticos que argumentan que las políticas de salud pública ignoraron señales de advertencia tempranas. A medida que crecen las preocupaciones, las implicaciones del estudio están destinadas a remodelar las discusiones sobre la seguridad de las vacunas y el consentimiento informado para los niños.
Según informes de Naturalnews.com, simultáneamente, el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) de EE. UU., bajo la dirección del secretario Robert F. Kennedy Jr., ha anunciado planes para dejar de recomendar la administración rutinaria de vacunas a niños y mujeres embarazadas, un cambio basado en datos de seguridad discutidos y un creciente activismo por parte de grupos pro libertad sanitaria. Estos hallazgos, junto con la decisión política, subrayan las tensiones crecientes sobre los mandatos de vacunación y el equilibrio entre la salud pública y la autonomía individual.
Aumento del riesgo autoinmunitario en niños vacunados
El estudio revisado por pares, liderado por investigadores del Maccabi Healthcare Services en Israel, analizó datos de 493,705 participantes con edades entre 1 y 21 años entre 2014 y 2022. Los resultados revelaron una razón de riesgo estadísticamente significativa de 1.2323 para individuos vacunados, lo que corresponde a un aumento del 23.2% en el riesgo de desarrollar enfermedades autoinmunes—incluyendo diabetes tipo 1, artritis reumatoide y síndrome de Guillain-Barré—en comparación con grupos no vacunados. El riesgo parecía ser más pronunciado 8.74 meses después de la vacunación, un periodo más prolongado que la persistencia esperada de las proteínas espiga derivadas de la vacuna.
Es crucial destacar que los niños no vacunados que contrajeron SARS-CoV-2 no mostraron un riesgo autoinmunitario elevado, una distinción subrayada por los autores del estudio. La doctora Michelle Perro, pediatra y colaboradora en The Defender, elogió el diseño “metodológicamente robusto” del estudio, señalando la inclusión de adolescentes hasta los 21 años—un grupo particularmente vulnerable a condiciones autoinmunes debido al desarrollo de sus sistemas inmunológicos. Sin embargo, criticó el despliegue acelerado de vacunas pediátricas bajo la Operación Warp Speed, que omitió los plazos estándar para ensayos clínicos que van de 10 a 15 años.
Contexto más amplio: consenso científico o controversia
Los hallazgos israelíes se alinean con una creciente cantidad de investigaciones que cuestionan la seguridad vacunal. Un reciente estudio alemán publicado en Molecular Systems Biology vinculó las vacunas ARNm a cambios genéticos que podrían desencadenar trastornos autoinmunes y cáncer. Además, un preprint dirigido por Yale observó niveles elevados de citoquinas—un marcador de disfunción inmune—en individuos vacunados, mientras que un meta-análisis en Immunity, Inflammation and Disease identificó riesgos incrementados relacionados con enfermedades autoinmunes tiroideas.
Muchos expertos atribuyen estos efectos a la persistencia de proteínas espiga, lo cual puede provocar mimetismo molecular—aquel mecanismo donde las proteínas virales engañan al sistema inmunológico para atacar células humanas—o “activación colateral”, donde células inmunitarias atacan erróneamente antígenos propios. Karl Jablonowski, científico senior en Children’s Health Defense, advirtió que el tratamiento para enfermedades autoinmunes sigue siendo “extremadamente desafiante”, con soluciones médicas u holísticas limitadas.
Cambio político: HHS se retira ante la discordia científica
Paralelamente a esta investigación, el HHS anunció planes para retirar recomendaciones rutinarias para vacunar a niños y mujeres embarazadas a principios del año 2025. Esta decisión, liderada por Kennedy—un escéptico histórico respecto a las vacunas—se alinea con su impulso más amplio hacia un mayor escrutinio sobre prácticas farmacéuticas. Este movimiento sigue al llamado del comisionado FDA Dr. Marty Makary para realizar ensayos controlados con placebo para todas las nuevas vacunas y refleja preocupaciones expresadas por la Agencia Europea de Medicamentos sobre los riesgos asociados con la tecnología ARNm en poblaciones más jóvenes.
La reversión política refleja una presión creciente desde defensores por la libertad sanitaria y padres muchos de los cuales citan experiencias personales con efectos adversos. Sin embargo, críticos advierten que este cambio podría socavar protecciones para individuos inmunocomprometidos. Richard Hughes, defensor de las vacunas, advirtió sobre impactos conductuales señalando que podría disminuir la cobertura aseguradora para dosis pediátricas.
Un punto decisivo para la política vacunal
El estudio israelí y el audaz cambio político del HHS marcan un momento crucial en el debate global sobre salud pública. Mientras expertos como Perro instan a suspender inmediatamente las vacunas pediátricas mientras se realizan más investigaciones, otros advierten contra una interpretación excesiva de hallazgos preliminares. Con enfermedades autoinmunes proyectadas para afectar a 23.5 millones de estadounidenses para 2025—muchos pertenecientes a demografías previamente sanas—la urgencia por priorizar la seguridad inmune a largo plazo nunca ha sido tan clara.
A medida que se intensifican los debates sobre elección individual frente a mandatos sanitarios públicos, surge una certeza: la era de mandatos vacacionales indiscutibles podría estar llegando a su fin. Si esto marca un regreso al rigor científico o alimenta una peligrosa complacencia está aún por verse. Por ahora, el llamado a la transparencia—y tiempo—resuena tanto en esferas científicas como políticas y parentales.
La noticia en cifras
Cifra |
Descripción |
23% |
Aumento del riesgo de enfermedades autoinmunes en niños que recibieron al menos una dosis de la vacuna COVID-19. |
493,705 |
Número total de participantes en el estudio analizado. |
8.74 meses |
Tiempo tras la vacunación en el que el riesgo parecía más pronunciado. |
23.5 millones |
Proyección de personas afectadas por enfermedades autoinmunes en EE.UU. para 2025. |