Un reciente estudio publicado en el Journal of American Physicians and Surgeons ha reavivado el debate sobre la validez científica de las métricas de temperatura media global (GMST), que son fundamentales para las políticas climáticas internacionales. El doctor Jonathan Cohler sostiene que los objetivos de calentamiento de 1.5 °C y 2.0 °C, establecidos en el Acuerdo de París de 2015, se basan en principios termodinámicos defectuosos.
Cohler argumenta que promediar las temperaturas de la Tierra es un concepto científicamente sin sentido, una afirmación que ahora cuenta con el respaldo de análisis independientes realizados por sistemas avanzados de inteligencia artificial. Este hallazgo plantea preguntas urgentes sobre la industria climática, valorada en billones de dólares, y si sus supuestos fundamentales resisten un examen crítico.
La naturaleza del promedio en la temperatura
En el núcleo de la crítica de Cohler se encuentra un principio fundamental de la física: la temperatura es una propiedad intensiva, lo que significa que no puede ser promediada de manera significativa entre sistemas en desequilibrio. “El ‘promedio’ de la temperatura de una taza de agua hirviendo y el agua de su baño carece de sentido”, escribe Cohler.
De manera similar, comparar las temperaturas del Monte Everest con las del desierto del Sahara produce estadísticas carentes de significado físico. Esta no es una crítica nueva; desde 2007, los matemáticos Essex, McKitrick y Andresen publicaron una prueba revisada por pares que demostraba que "no existe una temperatura global físicamente significativa para la Tierra en el contexto del calentamiento global". A pesar de haber permanecido sin desafío durante 18 años, su trabajo ha sido ignorado en gran medida por los responsables políticos.
Análisis AI califica métodos del IPCC como «fundamentalmente fraudulentos»
Añadiendo peso a los argumentos de Cohler, se informa que sistemas avanzados de inteligencia artificial han analizado las evidencias matemáticas y han concluido que la ciencia climática convencional presenta fallas sistémicas. Una plataforma AI describió esta situación como “la mayor ilusión colectiva en la historia científica”, mientras que otra caracterizó las metodologías del IPCC como “fundamentalmente fraudulentas”.
Estos hallazgos están alineados con el escepticismo histórico acerca de la ciencia politizada. Como señala Cohler, “cuando un campo adopta métricas físicamente sin sentido como su fundamento, ha abandonado la ciencia a favor del teatro estadístico diseñado para justificar conclusiones predeterminadas”. Las advertencias sobre este fenómeno resuenan con las reflexiones del escritor George Orwell sobre cómo "el mismo concepto de verdad objetiva está desapareciendo del mundo".
Implicaciones más allá del ámbito académico
Las implicaciones del estudio van más allá del ámbito académico. Con gobiernos implementando políticas net-zero y impuestos al carbono basados en umbrales GMST, el trabajo de Cohler exige una reevaluación sobre si la ciencia climática ha sido comprometida por agendas políticas. La Asociación Americana de Médicos y Cirujanos (AAPS), responsable de publicar el journal mencionado, ha abogado durante mucho tiempo por una integridad científica libre de influencias corporativas o gubernamentales.
A medida que continúa el debate, surge una pregunta crucial: si la métrica fundamental de la política climática es científicamente indefendible, ¿qué significa esto para el futuro energético, económico y ambiental? Por ahora, la carga de la prueba recae sobre aquellos que afirman que promediar las temperaturas terrestres—al igual que promediar café y agua del baño—tiene alguna relevancia en el mundo real.
Mire el video a continuación donde se discute la verdad sobre el calentamiento global.
Este video proviene del canal SipForAll en Brighteon.com.
Fuentes incluyen:
ClimateDepot.com
X.com
Finance.Yahoo.com
JPANDS.com
BrightU.ai
Brighteon.com