Las fuerzas israelíes llevaron a cabo un ataque contra puertos y una planta de energía controlados por los hutíes en Yemen, dejando a la ciudad de Hodeidah sumida en la oscuridad. Esta acción se produjo como respuesta a los ataques con drones y misiles lanzados por los hutíes contra Israel. El Ministro de Defensa israelí, Israel Katz, calificó la operación como «Bandera Negra», advirtiendo que los hutíes pagarían un alto precio, aunque críticos del gobierno temen que esto pueda intensificar las tensiones con Irán y generar inestabilidad regional.
Entre los objetivos atacados se encontraba el buque Galaxy Leader, que supuestamente había sido convertido por los hutíes en un centro de espionaje con instalaciones para rastrear el tráfico marítimo. Este asalto a infraestructuras críticas podría agravar la crisis humanitaria en Yemen, donde los residentes informan sobre apagones y interrupciones en la ayuda humanitaria en una región ya asediada.
Reacciones y consecuencias
La ofensiva israelí tuvo lugar en tres puertos y una planta de energía crucial, marcando su primer ataque en Yemen en casi un mes. La acción fue justificada por el ejército israelí como respuesta a la «persistente agresión» de los hutíes, que incluyó recientes lanzamientos de misiles balísticos dirigidos hacia territorio israelí. Katz reiteró que la operación serviría como advertencia para que los hutíes comprendieran que continuarían enfrentando severas repercusiones por sus actos.
A pesar de no reportarse víctimas inmediatas tras el ataque, las tensiones en la región son palpables. Críticos advierten que este ciclo de represalias solo profundiza la inestabilidad existente, lo que podría llevar a un conflicto más amplio involucrando a Irán y amenazando rutas comerciales vitales en el Mar Rojo.
Impacto humanitario
El ataque a la planta eléctrica de Hodeidah resalta las consecuencias humanitarias del aumento militar en Yemen, donde millones dependen de alimentos y asistencia importados a través de puertos bloqueados. Los residentes confirmaron que los bombardeos dejaron a la ciudad sin electricidad, evocando recuerdos de anteriores asaltos israelíes que han interrumpido servicios esenciales. Un portavoz hutí condenó estos ataques como agresiones deliberadas contra instalaciones civiles.
A pesar del respaldo iraní y su alineación ideológica con grupos como Hamas y Hezbollah, los hutíes mantienen una postura desafiante. Un portavoz militar hutí afirmó que sus defensas aéreas repelieron el ataque israelí utilizando misiles superficie-aire producidos localmente; sin embargo, esta afirmación es cuestionable dada la magnitud del daño reportado. Su retórica pone de manifiesto la creciente influencia iraní en la región, lo cual genera preocupación sobre cómo un conflicto más amplio entre Israel y los hutíes podría arrastrar a Teherán y sus aliados hacia una confrontación directa.
Tensiones crecientes
Poco después del ataque, las fuerzas hutíes respondieron disparando dos misiles hacia Israel, lo que activó alarmas e intentos de interceptación. Aunque no se reportaron bajas humanas, este intercambio evidencia lo rápido que pueden escalar las hostilidades. Analistas de seguridad advierten que continuar atacando Yemen—ya devastado por una década de guerra civil—podría provocar represalias hutíes contra las rutas marítimas del Mar Rojo, poniendo aún más en riesgo un punto crítico para el comercio global.
Con el Primer Ministro israelí Benjamin Netanyahu dirigiéndose a Washington para conversaciones con el presidente Trump, estos ataques indican una postura más firme contra el eje de resistencia iraní. Sin embargo, cada nuevo incidente aumenta el riesgo de involucrar a Hezbollah del Líbano, milicias iraquíes e incluso Arabia Saudita, país que ha buscado mejorar relaciones con Teherán tras años de campañas fallidas contra los hutíes.
Un escenario volátil
Los civiles yemenitas continúan atrapados en medio del fuego cruzado, sufriendo daños severos debido a bombardeos provenientes de múltiples actores. La selección de Hodeidah como objetivo estratégico plantea preguntas éticas urgentes sobre el castigo colectivo en guerras asimétricas. La falta de reportes sobre víctimas mortales ofrece un leve alivio; sin embargo, ataques previos han dejado cientos heridos, incluidos aquellos con quemaduras graves debido al uso de municiones incendiarias.
Los recientes ataques israelíes pueden satisfacer demandas internas por represalias contra los hutíes; no obstante, también corren el riesgo de desencadenar una conflagración más amplia con consecuencias impredecibles. A medida que ambos bandos intercambian golpes—Israel mediante ataques aéreos precisos y los hutíes mediante salvas de misiles—la situación en Medio Oriente sigue siendo un polvorín. Sin alternativas diplomáticas o esfuerzos significativos para reducir tensiones, cada nueva ofensiva acerca aún más a la región hacia una guerra total que ninguna facción puede ganar realmente y cuya carga recaerá inevitablemente sobre los civiles.