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Rusia amenaza a Francia: Buques o indemnización

Rusia amenaza a Francia: Buques o indemnización

La crisis ucraniana condiciona la venta de dos portahelicópteros por 1.400 millones de euros

lunes 18 de mayo de 2015, 07:15h

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Dentro de la tensión generada por las sanciones económicas impuestas a Rusia por Estados Unidos y la Unión Europea a raíz de la crisis de Ucrania, Francia se verá especialmente perjudicada si en los próximos días se suspende definitivamente la compra de dos buques portahelicópteros de asalto anfibio contratados por Moscú a los astilleros galos en 2011.

El primero de los buques ‘Vladivostok’ y ‘Sebastopol’, de la clase Mistral y valorados en unos 1.400 millones de euros, debía ser entregado a Rusia a mediados de noviembre de 2014. Pero ese mismo mes el presidente francés decidió en firme aplazar “hasta nueva orden” la entrega, supeditándola a una solución del conflicto en Ucrania.

François Hollande ya había advertido en septiembre que podría tomar esta medida, ante las críticas de otros países aliados a que Francia entregara los buques a Rusia. La presión más fuerte se produjo desde Estados Unidos, donde congresistas destacados propugnaron como alternativa, hace un año, la compra de los dos buques por la OTAN o la Unión Europea.

Rusia amenazó con exigir a Francia la devolución de los 890 millones de euros ya pagados, más las indemnizaciones estipuladas (hasta un 5% del valor total de la compra). El ministro ruso de Defensa, Sergéi Shoigú, planteó además presentar una demanda por daños y perjuicios, si los buques no se entregaban antes de mayo. Miembros del ejecutivo hablaron también de sanciones comerciales a compañías galas en sectores como las telecomunicaciones por satélite.

A ello debe añadirse que el mantenimiento y seguridad de los buques cuesta a Francia cinco millones de euros al mes. Ambas unidades están ya terminadas y listas puesto que el ‘Sebastopol’, que debería entregarse en octubre de 2015, terminó sus pruebas de mar en abril.

A pesar de la aparente tensión, da la impresión de que Moscú y París han esperado estos meses poder solucionar la entrega con la evolución de los acontecimientos. Los rusos, han exigido “o barcos o indemnización”, pero no han suspendido el contrato. La tradicional idiosincrasia francesa no ha querido aceptar perder, especialmente por presiones norteamericanas, una exportación vital para su industria naval.

La construcción de los buques rusos se ha repartido entre el astillero público DCNS y el privado de Saint-Nazaire, en difícil situación. Los trabajadores y partidos, como el Frente Nacional, no han cesado de exigir a Hollande que proteja los intereses nacionales y no cancele el contrato. Ya en 2013 Francia consiguió que la venta de los Mistral no se incluyera en el bloqueo de exportaciones militares a Rusia decidido por Occidente.

Aunque el Eliseo no ha dejado de culpar a las autoridades rusas de la situación, es Francia la que se ve cada vez más en un auténtico atolladero.

El 24 de abril, tras el encuentro de Hollande y Putín en los actos del centenario del genocidio armenio, los rusos admitieron que ambas partes podían estar cerca de un acuerdo para cancelar definitivamente el contrato. El esfuerzo galo se centraría desde entonces en alcanzar una solución económica “aceptable” que permitiera a Francia “salvar la cara”.

Según prensa rusa, París propondría el abono de 785 millones de euros como compensación total, pero Rusia estimaría en 1.163 millones la suma de lo ya abonado y las pérdidas provocadas por la cancelación del contrato. Rusia exigiría además su aprobación para la venta de los buques a un tercer país.

La actual semana seguramente resultará definitiva al haberla marcado las autoridades moscovitas como límite para zanjar el conflicto, según ha recordado puntualmente la prensa oficial rusa. El portavoz del Kremlim, Dimitri Peskov, ha dejado por su parte dos lacónicas y nada esclarecedoras alternativas: “O el producto o el dinero”.

Lo hacia el mismo día, viernes 15, en el que el embajador ruso ante la OTAN, Alexander Grushko, anunciaba un incremento de la presencia militar rusa en la península de Crimea, el territorio ucraniano anexionado por Moscú en marzo de 2014.
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