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Lecciones talibán (15)
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Lecciones talibán (15)

Por Carlos González
jueves 10 de marzo de 2022, 17:53h

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Dicen los expertos en comunicación e imagen, “Que lo más difícil y, por ello, más valorado, en la acción social, en los comportamientos en actos públicos, es la Sencillez y la Naturalidad”. Debemos trasladarlo al mundo de la reflexión, el pensamiento y al Conocimiento.

Quizá lo más difícil, y por ello solo muy pocos seres humanos de ambos sexos lo han conseguido en la historia, es aportar una reflexión sencilla y natural y facilitar al ser humano una comprensión clara de su mundo. El día en que alguien dejó demostrado que una gota de agua no es más que dos gases unidos en proporción dos a uno, de Hidrógeno y Oxígeno, es cierto que se acabó mucha fantasía, ensoñación e invenciones literarias varias, pero también facilitó la explicación de muchas cosas y ya no cupieron otras tonterías imaginativas que solo llevaban al desastre.

Ahora, en estas lecciones que hemos aprendido del mundo llamado Talibán, debemos de actuar con sencillez y naturalidad en nuestro aprendizaje. Para ello tracemos lo que sería una figura geométrica como si de un rombo perfecto se tratase, este estaría apoyado en el suelo en uno de sus vértices y el otro el lo más alto. El vértice de abajo representa la sencillez de los mínimos conocimientos de la vida, y el más alto representa la universalidad de todo lo humano. Ambos vértices son iguales de sencillos y estrechos, y, a la vez, perfectamente intercambiables, porque si hablamos de aspectos sencillos de la naturalidad de la vida, de la cultura, de lo humano, esto se convierte automáticamente en universal. Podemos aplicar esos conocimientos en cualquier cultura o civilización, en todos los lugares geográficos y en todos los momentos históricos. El resultado será el mismo. Veamos:

Los Talibán hablan de su Dios, Alá. De su Corán, de su profeta, Mohamed, y de todos los dogmas, creencias y costumbres Pastún asociadas. Y con todo ello pretenden dominar a todo un estado, e implantar unas políticas concretas para alcanzar todas esas “Ideas”. Pero quizá la sencillez sería aplicar el viejo refrán Castellano, “Denme pan y llámenme Can”. ¿de qué les servirán todas esas ideas, creencias y dogmas si su población se les muere de hambre? ¿Si los lleva a mantener en la ignorancia a sus vástagos? ¿Si en realidad provocan la destrucción de todo su entramado social? ¿No sería lo sencillo que se dedicasen a alimentar, educar, y crear buenas instituciones para su población, y diesen menos importancia a qué Dios rezan, adoran o sirven?

Pasemos al vértice alto, ¿No es esta una reflexión sobre todo lo humano? ¿No nos proporciona una visión universal sobre todos los procesos civilizatorios históricos y nos arroja una clara luz? ¿No es perfectamente aplicable hoy en día, en Occidente? ¿De qué le sirvió a Boris Johnson declarar las grandezas del imperio británico y la vuelta a las añoranzas del pasado si ahora no puede abastecer a sus supermercados? ¿Qué quieren en realidad la mayoría de los Británicos, que les hablen de las bondades de la “Libertad” respecto a los burócratas europeos, o tener sus supermercados llenos? Y con la Covid. ¿No la negaba Boris con ardor?, y ahora, ¿No ha tenido que decir y aplicar todo lo contrario de lo que predicó a los cuatro vientos y desdecirse públicamente y adoptar políticas para enfrentarse directamente al virus en vez de decir que era una “Tontería”?

Otra sencillez es apreciar cómo los talibanes embaucan a su población con Alá, Mohamed y su Corán, cuando ya todos sabemos que la clave sencilla de la vida es ver como unas personas que dominan los resortes del estado usan la economía en su provecho y pueden hacer varias cosas, pero dos muy claras: O se apropian de todo lo que pueden creando unas terribles desigualdades sociales y empobreciendo al sesenta o setenta por ciento de la población. O crean unas relaciones económicas con protección a los trabajadores, a los desfavorecidos, con políticas sociales integradores claras y todo lo que estas conllevan.

En esa defensa pública de sus religiones e ideologías, en el vértice alto, en el general, podemos apreciar el conocimiento universal en toda la historia. Así aprendemos cómo lo sencillo es comprobar por nosotros mismos que parece que no hay grandes aglomeraciones de personas que quieran huir del “Ateo” y “Decadente” Occidente -como sus detractores le llaman- para refugiarse en Oriente, en Rusia o en China. Más se ve lo contrario, que todos huyen de esos mundos corruptos e injustos para buscarse una vida mucho mejor en Occidente. Entonces ¿Cómo es posible que ellos sigan defendiendo que sus mundos son mejores y el nuestro el podrido? ¿Cómo es posible que tantos y tantos intelectuales, los que más de Occidente, defendiesen el maravilloso Comunismo, o ahora el Islamismo, cuando los seres humanos huyen de esos mundos y quieren, incluso jugándose la vida en el cruce, llegar y asentarse en el nuestro? ¿Quién explica que aquí haya puestos de trabajo y dignidad para los trabajadores, y allí solo corrupción y pobreza, y que defiendan que aquellas ideas son mejores?

No entiendo nada de nada.

O sí lo entiendo. Y muy bien. Apréciese cómo antes los Cristianos, luego los marxistas, ahora los islamistas, a todos ellos les encanta la violencia contra sus detractores. ¿Cómo es posible esto si están tan convencidos de que sus esquemas de pensamiento son tan superiores a los nuestros, a los de los constitucionalistas occidentales?

Que cada ser humano busque y encuentre sus reflexiones… Y explicaciones.

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