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Túnez, Argelia y Egipto tratan de parar una nueva guerra en Libia

domingo 14 de febrero de 2016, 20:03h

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Los Gobiernos del norte de África, particularmente de Túnez, Argelia y Egipto, se encuentran en alerta máxima ante la intervención militar que prepara el Pentágono en Libia, y han enviado mensajes urgentes a Washington y a la OTAN para disuadirles con el argumento de que un “escenario a la siria” desestabilizaría el Magreb con oleadas masivas de refugiados, según información a la que ha tenido acceso mil21 en medios de inteligencia magrebíes. Pero Europa quiere evitar que el Estado Islámico y Al Qaeda se hagan con el control del petróleo libio.

Las justificaciones esgrimidas por los países occidentales, todas ellas de peso, tienen que ver con la seguridad europea y el suministro del petróleo libio, vital para las economías que atraviesan una crisis estructural cercana al colapso financiero.
Europa quiere evitar que el Estado Islámico y Al Qaeda se hagan con el control del petróleo libio


La OTAN no puede aceptar que los terroristas del Estado Islámico o Daesh y de Al Qaeda del Magreb Islámico (AMQI) tomen el poder en Libia, se adueñen de sus ricos yacimientos petrolíferos y exhiban modernos misiles a tan sólo cien kilómetros del continente europeo. La seguridad del viejo continente está en juego.



Guerra relámpago

De ahí, el plan que prepara el Pentágono de llevar a cabo una intervención relámpago en Libia mediante bombardeos masivos de las instalaciones del Daesh con aviones y misiles de crucero “Tomahawk” disparados desde buques norteamericanos, así como el bloqueo de las costas libias por una flota combinada de buques de la US Navy y la OTAN.

Pero en la otra orilla del Mediterráneo las cosas no se ven de la misma manera. En primer lugar todos los países de la región son unánimes en afirmar, y lo confiesan en público, que el origen del problema fue la absurda guerra de 2011 contra el régimen de Gadafi, asesinado durante la misma.

Una contienda amparada en la Resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU, que permitía una intervención militar occidental “como medida preventiva ante el peligro que corrían las poblaciones civiles”; Resolución totalmente ajena al Derecho Internacional y que ha sentado cátedra.

La pulverización territorial y tribal de Libia y la irrupción del yihadismo mediante movimientos terroristas llegados de fuera como el DAESH y AQMI, son el resultado de 2011.

Un “escenario sirio” en el norte de África supone oleadas masivas de refugiados y un Magreb inestable


Para Túnez, Argel y El Cairo, una nueva guerra en Libia sería una catástrofe por lo que supondría de oleadas masivas de refugiados que tratarían por todos los medios de huir del país, según la información a la que ha tenido acceso mil21 en medios de inteligencia magrebíes. De todos ellos el más afectado sería Túnez que no podría contener los centenares de miles de refugiados libios que se abalanzarían en su frontera.



El “escenario sirio” se repetiría de nuevo en el norte de África, y las capitales concernidas no están dispuestas a permitirlo. Tanto por el problema mismo de acoger a cientos de miles de refugiados como que entre ellos se infiltren islamistas con el propósito de desestabilizar a las sociedades tunecina y argelina.

El dilema europeo

Desde la caída del régimen de Gadafi que ha sumido Libia en guerra civil, miles de libios han llegado a la isla italiana de Lampedusa en destartalados barcos fletados por las mafias que trafican con seres humanos en tránsito al continente europeo.

Europa tiene ante sí un nuevo y grave problema con Libia, que se suma a los de Siria e Irak: quedarse de brazos cruzados supone que, en pocos años, el islamismo radical pueda extenderse por el norte de África, y optar por la acción armada traerá consigo muerte, destrucción y llegada masiva de refugiados. Algunos creen que el dictador Gadafi se está vengando desde su tumba.

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