El cambio climático no es un tema nuevo, ya que en todo el mundo existen, en mayor o menor medida, campañas para concienciar a la población. Somos testigos de las anomalías atmosféricas que se dan cada año en varios países y que no son causados siempre por negligencia. La naturaleza responde frente a los daños ocasionados por la acción humana en el día a día.
Es un hecho que las personas somos responsables de cómo cuidamos nuestro entorno y cómo educamos a nuestros hijos, pero a veces vemos los efectos adversos como algo muy lejano. Sin embargo, justamente la sostenibilidad medioambiental consiste en realizar acciones responsables en el presente para dejar un futuro mejor a las futuras generaciones.
Las conclusiones de los científicos que han publicado la primera parte del informe del IPCC (AR6) son, principalmente:
- La acción humana es, en gran medida, responsable del calentamiento global.
- La mayoría de los cambios observados no tienen precedente histórico.
- Algunas de estas circunstancias no tienen remedio.
- Constataremos fenómenos mucho más adversos de lo que imaginamos.
Todo ello supone un gran reto para los meteorólogos y los servicios de protección civil de los países. Según Hoesung Lee, la presidenta del IPCC, una vez el informe esté acabado, en 2022, servirá para influir en las negociaciones y en la toma de decisiones para luchar contra el cambio climático. Pero estas decisiones “deben ser urgentes y rápidas”. El documento demuestra que el calentamiento es más intenso y que los fenómenos extremos son más frecuentes.
Preocupa el Ártico, ya que se está calentando más del doble que la media global. Esto provoca la descongelación y prueba de ello es que el nivel del hielo ártico es el más bajo desde 1850 e, incluso, en verano, se puede dar una descongelación total. Por otro lado, en los últimos 40 años, se producen con más frecuencia los ciclones tropicales, puesto que “las zonas climáticas se han desplazado hacia los polos en ambos hemisferios”. También el nivel del mar preocupa porque la subida en las zonas costeras es de 0,2 metros entre 1901 y 2018, lo que puede provocar fenómenos costeros adversos cada año, a finales de cada siglo. Algunos de los ejemplos más recientes que tenemos son: a finales de 2020, la Tormenta Gloria, en EE.UU. y Canadá, a principios de este año el temporal Filomena en España y, ahora en verano, los incendios masivos en Brasil, Grecia, Turquía y otros. A la espera de la segunda parte del informe, queda ser más conscientes y poner de nuestra parte, hasta donde se pueda.
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