Stephen O'Loughlin y su hijo, Pierce, fueron encontrados muertos con heridas de bala en el piso que vivían en la ciudad de San Francisco.
El hombre, de 49 años de edad, estaba en medio de una batalla legal con la madre del niño, Lesley Hu, por su atención médica, incluidas las vacunas.
La madre, de 41 años, avisó a la policía tras conocer que Pierce no había acudido a su escuela, Convent & Stuart Hall.
Stephen, mentalmente enfermo y obsesionado con las conspiraciones, era vicepresidente de una compañía local. A pesar de negativa, el hombre había dado su consentimiento para vacunar a Pierce el día antes de su muerte.
La madre solicitó el divorcio en 2016
La abogada de Lorie Nachlis, afirmó que O'Loughlin sufría de una enfermedad mental no tratada, lo que lo volvía paranoico con las vacunas y obsesionado con la salud de su hijo.
El próximo mes de marzo se encontraba citado para una audiencia en relación con la custodia del niño. Los registros judiciales de septiembre de 2020 muestran que O'Loughlin se había unido a un "grupo de autoayuda de la nueva era" en 2012, y supuestamente donó miles de dólares en los años posteriores.
Se había negado a permitir que Pierce fuera vacunado desde una edad temprana, alegando que había sufrido efectos secundarios graves cuando era bebé. "Este no es un padre anti vacuna que busca evitar que su hijo sea vacunado", justificaron los abogados de O'Loughlin en una presentación de principios de enero.