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El estado del estado (XXXII): Cruce del abismo (3)
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El estado del estado (XXXII): Cruce del abismo (3)

Por Carlos González
viernes 14 de agosto de 2020, 18:36h

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El Yony que nos está estudiando, como buen observador imparcial, se siente decepcionado acerca de lo mucho que nos cuesta a los españoles, como colectivo, entender, y por ello cruzar, el paso del abismo entre, Izquierdas y Derechas.

Comprueba una y otra vez, y más aún si estudia nuestra historia, que llevamos desde la constitución de Cádiz de 1812, -que horror, más de doscientos años- tropezando una y otra vez con este abismo que parece que se nos está volviendo, de verdad, insondable. Ello es así porque nunca lo cruzamos y tratamos de entender la postura del otro, comprender sus intereses, ilusiones y obsesiones, y empatizar con él e intentar por todos los medios buscar puntos de equilibrio, de pacto, de convivencia, dejar un tanto de lado ese problema y tratar, entre todos, de abordar otros que nos puedan resultar buenos para nuestro desarrollo de todo tipo, económico, social, cultural, educativo…

Pues nada, erre que erre. A seguir con la matraca. Que si izquierdas, que si derechas, y lo que es peor, tal como sucede ante todos los abismos, como no los cruzamos y comprendemos algo la vida desde el otro lado, lo único que podemos hacer es seguir con el antiquísimo lenguaje de…Buenos y malos. Que, además, siempre es claro el dilema, “Yo y los Míos somos los buenos”, ¡Faltaría más! Y los demás son los…Malos. De esa forma siempre seguiremos en la lucha contra los otros, y frente a una batalla o guerra perdida –tal como clarísimamente se aprecia en la población española y en su plasmación política- trataremos de plantear la siguiente en términos de revancha, y no olvidaremos nunca las viejas rencillas. Y lo que es mucho peor, así hasta el infinito, porque perdida una ya estoy pensando en la siguiente. Nunca reflexionaré si yo tenía algo de razón y menos aún si la tenía el otro. Nada, seguiremos como buenos españoles con nuestro símbolo patrio, como toros de lidia, a embestir y punto.

Claro que Yony plantea una pregunta que no tiene eco porque no quiere ser contestada por casi nadie: “¿Cómo es posible que intelectuales actuales insignes se dejen arrastrar como chiquillos a aquellos viejos conflictos, sabiendo como saben, que es una invención inteligente de los actuales políticos mediocres para de esa forma tener a la gente enganchada y que les sigan a ellos, o lo que es peor, arrastrarlos a que tengan que, o apoyarles a ellos o a los contrarios, y de esa forma tener sometido a todo el mundo a sus opiniones y decisiones, y esa sociedad no pueda avanzar nunca?.

Y todo ello cuando además es muy fácil salir de ese bucle absurdo. Si de verdad, sin sentimentalismos baratos, sentamos a una mesa de diálogo a personas de buena fe y les preguntamos ¿Qué es ser de izquierdas? ¿Qué es ser de derechas? ¿Acaso sacaremos alguna conclusión medianamente objetiva o aceptada por todos como una definición válida? No, comprobaríamos que, aunque fuesen catedráticos de ciencia política, las distintas versiones de lo que es ser de izquierdas o ser de derechas es casi tan numeroso como el número de participantes en las opiniones.

Descubriríamos, como por otra parte no nos es ajeno, que en realidad no es más que una postura sentimental, de afectos, de adhesión a un bando o al otro, sin el más mínimo razonamiento. Como tampoco se razonan las religiones o ideologías, te han enseñado esa y punto, y a seguir sus preceptos. Si te paras a pensar un poco pocas cosas tienen sentido, pero como te han enseñado a sentir así, pues adelante y nada más.

Todos sabemos ya que la política importante de un estado consiste en sus problemas de seguridad, alimentación de su población, sanidad, proyectos ilusionantes de futuro, y eso no lo puede decidir un consejo de ministros con seriedad si incorpora términos abstractos e indescriptibles como los de, Derechas o izquierdas. Si no con políticas acertadas que faciliten los niveles de empleo, el desarrollo económico general, los mejores niveles sanitarios o educativos, sin olvidar los deportivos. ¿Existen deportistas de izquierdas y de derechas? Me refiero a su labor profesional, en su cabeza pueden pensar lo que quieran, pero o ganan sus competiciones o no.

¿Hay sistemas sanitarios de izquierdas o de derechas? ¿O hay los que satisfacen las necesidades de su población y los que no?

Debemos de una vez por todas cruzar el abismo entre las llamadas izquierdas y las llamadas derechas. Todos tenemos mucho de izquierdas y mucho de derechas en nuestras cabezas, en nuestros sentimientos. Lo único que debemos hacer es comprender al de enfrente y ver que, en el fondo, queremos lo mismo. Sacar adelante nuestras vidas, la de nuestros hijos, e intentar ser felices.

Ya solo hay dos bandos, los que quieren convivir con los demás y caminar juntos hacia delante, y los que buscan cualquier pretexto para enfrentarse a sus propios vecinos y sentir cierto placer en… Tratar de aplastarlos.

Sobre el autor

Carlos González-Teijón es escritor, sus libros publicados son Luz de Vela, El club del conocimiento, La Guerra de los Dioses, El Sistema, y de reciente aparición Psicología de virtudes y pecados, de editorial, Letras de autor.

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