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Activistas irrumpen en Microsoft para protestar por su colaboración con la inteligencia militar israelí
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Activistas irrumpen en Microsoft para protestar por su colaboración con la inteligencia militar israelí

lunes 01 de septiembre de 2025, 22:16h

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Activistas, incluidos empleados de Microsoft, protestaron en la oficina del presidente Brad Smith por el contrato de la compañía con la unidad de inteligencia militar israelí, Unit 8200. La manifestación se originó tras informes que indican que Israel utiliza la plataforma Azure de Microsoft para almacenar y analizar llamadas telefónicas interceptadas de millones de palestinos. El CEO Satya Nadella se reunió con líderes militares en 2021, lo que llevó a esta colaboración controvertida. A pesar de las preocupaciones éticas, Microsoft desestimó la protesta como una violación de políticas internas y despidió a dos empleados involucrados. Este evento resalta dilemas éticos en la industria tecnológica sobre el uso de tecnología estadounidense para vigilancia masiva y la represión de disidencia interna.

Un grupo de activistas, que incluye a empleados de Microsoft, irrumpió en la oficina del presidente Brad Smith para protestar contra el contrato de computación en la nube que la empresa mantiene con la unidad de inteligencia militar israelí, conocida como Unidad 8200. Esta manifestación se originó a raíz de informes que indican que Israel está utilizando la plataforma Azure de Microsoft para almacenar y analizar un vasto archivo de llamadas telefónicas interceptadas de millones de palestinos en Gaza y Cisjordania.

La asociación entre Microsoft e Israel comenzó tras una reunión en 2021 entre el CEO Satya Nadella y el comandante de la Unidad 8200, lo que llevó al desarrollo de un sistema personalizado de Azure para gestionar estos datos de vigilancia. La compañía minimizó las preocupaciones éticas relacionadas con esta colaboración, describiendo la protesta como un simple incidente de seguridad y despidió a dos empleados involucrados por violar políticas internas.

Un acto significativo dentro del activismo tecnológico

En una escalada dramática del activismo entre los trabajadores tecnológicos, las instalaciones corporativas de Microsoft en Redmond, Washington, fueron cerradas temporalmente esta semana después de que un grupo de manifestantes ingresara a la oficina del presidente Brad Smith. La acción fue transmitida en vivo y buscaba llamar la atención sobre una asociación profundamente problemática: Microsoft proporciona sus potentes servicios en la nube Azure a la inteligencia militar israelí, que los utiliza en una vasta operación de vigilancia dirigida a millones de palestinos.

El lunes 25 de agosto, el grupo conocido como «No Azure for Apartheid» realizó una incursión planificada en el extenso campus de Microsoft. Lograron evadir la seguridad y llegaron al Edificio 34, donde ocuparon la oficina del presidente. Durante su transmisión en Twitch, los activistas desplegaron pancartas y corearon consignas como: «¡Brad Smith, no puedes esconderte, estás apoyando genocidio!» Además, presentaron una convocatoria legal simulada acusándolo de «crímenes contra la humanidad».

Reacciones corporativas ante el descontento interno

La respuesta corporativa fue rápida y severa. Pocos días después del incidente, Microsoft anunció el despido de dos empleados identificados por el grupo activista como Riki Fameli y Anna Hattle. En un comunicado frío y corporativo, un portavoz afirmó que los empleados habían sido despedidos por «graves violaciones a las políticas de la empresa y nuestro código de conducta», refiriéndose a «incursiones ilegales». La compañía enfatizó su cooperación con las autoridades legales, presentando el evento como una mera cuestión administrativa sin abordar las profundas crisis éticas que lo motivaron.

Este tipo de represalias sigue un patrón conocido. Tras protestas similares en Google durante abril pasado, también se despidieron a 28 empleados involucrados. Los activistas no solo estaban protestando por un conflicto extranjero; estaban alertando sobre la naturaleza misma de la privacidad y la responsabilidad moral dentro del sector tecnológico.

La tecnología bajo escrutinio

Los organizadores expresaron su indignación por una investigación alarmante. Un informe reciente reveló que Israel está utilizando la plataforma Azure para almacenar y analizar datos provenientes de millones de llamadas telefónicas realizadas diariamente por palestinos en Gaza y Cisjordania. Este nuevo sistema basado en la nube representa una evolución aterradora en las prácticas de vigilancia; mientras que Israel ha interceptado comunicaciones previamente seleccionadas en territorios ocupados, ahora se captura indiscriminadamente las conversaciones cotidianas de civiles comunes.

A pesar del reconocimiento público del problema por parte del presidente Smith durante una conferencia improvisada posterior al evento, muchos críticos consideraron su enfoque como despectivo hacia preocupaciones éticas graves. El uso masivo y sistemático del servicio Azure para operaciones militares plantea preguntas difíciles sobre quién es responsable dentro de estas grandes corporaciones cuando su tecnología contribuye a crear estados policiales que registran conversaciones privadas.

A medida que este escándalo se desarrolla, queda claro que el debate sobre ética tecnológica no solo involucra cuestiones comerciales sino también profundas implicaciones morales sobre cómo se utilizan estas herramientas en conflictos globales.

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