Israel ha llevado a cabo un ataque significativo en las instalaciones nucleares de Irán, específicamente en el sitio de Natanz, donde se han reportado la muerte de destacados científicos. Sin embargo, a pesar de los daños ocasionados, las principales instalaciones nucleares del país, como Fordow y los depósitos de uranio, permanecen intactas. Este ataque se realizó con la intención de evitar una posible contaminación radiológica al no atacar el stockpile de uranio altamente enriquecido en Isfahan.
A pesar del impacto considerable del ataque, Israel ha logrado preservar las capacidades de enriquecimiento de Irán al no dañar los centrifugadores subterráneos ubicados en Natanz y Fordow. Expertos advierten que esta estrategia podría resultar contraproducente, ya que podría incitar a Irán a acelerar sus esfuerzos nucleares encubiertos.
Consecuencias del ataque israelí
El asalto aéreo, que resultó en la muerte de figuras clave como Mohammad Mehdi Tehranji y Fereydoun Abbasi, continúa con la campaña histórica de Israel para debilitar la experiencia nuclear iraní. No obstante, con las capacidades fundamentales de Teherán aún operativas, este ataque podría haber desencadenado una peligrosa escalada sin obtener beneficios estratégicos significativos para Israel.
La decisión de Israel de no atacar el stockpile de uranio en Isfahan ha generado interrogantes sobre su estrategia. A pesar de las advertencias del Primer Ministro Benjamin Netanyahu sobre la amenaza existencial que representa el uranio enriquecido iraní, los aviones y drones israelíes se centraron únicamente en laboratorios y no en el combustible mismo.
Decisiones estratégicas y riesgos asociados
Rafael Mariano Grossi, director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), confirmó que inspectores habían verificado la presencia del stockpile semanas antes del ataque. Algunos analistas sugieren que Israel pudo haber temido provocar un desastre radiológico si hubiera atacado dicha instalación.
“La falta de un ataque directo al conocido centro de producción de uranio sugiere que Israel estaba preocupado por las posibles consecuencias radiológicas o que esperaba que Irán renunciara voluntariamente a sus reservas”, comentó Jon Wolfsthal, experto en seguridad nuclear. Bombardear el stockpile podría haber liberado material radiactivo, convirtiendo Isfahan en una bomba sucia.
Mantenimiento de capacidades nucleares
A pesar del daño visible en la infraestructura superficial de Natanz, los centrifugadores subterráneos donde Irán lleva a cabo el enriquecimiento parecen estar intactos. Grossi señaló que aunque hubo contaminación radiológica y química en Natanz, las salas subterráneas con centrifugadores avanzados no fueron afectadas. De igual manera, Fordow sigue siendo inaccesible para las municiones convencionales debido a su ubicación estratégica bajo una montaña.
“No se ha observado daño” en Fordow, afirmó Grossi. Sin acceso a armas super-bunker busters fabricadas en Estados Unidos, Israel carece del poder necesario para destruir esta instalación crítica.
Un juego arriesgado para Israel
Al enfocarse en eliminar científicos clave en lugar de instalaciones completas, Israel apostó por desmantelar el conocimiento nuclear iraní. La muerte de Fereydoun Abbasi, exjefe de la Organización Iraní de Energía Atómica y sobreviviente a un intento de asesinato anterior, puede impactar temporalmente el liderazgo nuclear iraní; sin embargo, expertos consideran poco probable que esto detenga el avance del programa nuclear.
Las tensiones globales han aumentado tras este ataque. Con Israel ya enfrentando condenas por su actuación en Gaza, este nuevo episodio podría alienar aún más a sus aliados y provocar represalias por parte iraní. Sima Shine, exfuncionaria del Mossad, advirtió que estas acciones podrían haber incentivado a Teherán a apresurarse hacia un esfuerzo encubierto para desarrollar un arma nuclear.
A pesar del daño infligido por los ataques israelíes sobre las ambiciones nucleares iraníes, estos no lograron asestar un golpe decisivo. Al evitar atacar instalaciones críticas, Netanyahu pudo haber prevenido una crisis radiológica pero dejó intactas gran parte de las capacidades nucleares iraníes. El resultado es un Medio Oriente aún más volátil y una diplomacia israelí cada vez más aislada ante la comunidad internacional.