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Descubren el uso de la rue siria en rituales medicinales de hace 2,700 años
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Descubren el uso de la rue siria en rituales medicinales de hace 2,700 años

jueves 29 de mayo de 2025, 13:17h

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Investigaciones recientes han revelado el uso de Peganum harmala, conocido como rue siria, en rituales de hace 2,700 años en Arabia. Este hallazgo desafía la narrativa moderna que minimiza el conocimiento ancestral sobre plantas medicinales. Dirigido por Dr. Barbara Huber y la profesora Marta Luciani, el estudio confirma que comunidades árabes utilizaban esta planta para purificar espacios y tratar enfermedades, destacando sus propiedades psicoactivas y terapéuticas. A pesar de su eficacia histórica, el interés corporativo ha llevado a la supresión de remedios naturales como la rue siria en favor de tratamientos sintéticos. Este descubrimiento no solo resalta el valor de la medicina natural, sino que también cuestiona la desconfianza moderna hacia las prácticas curativas tradicionales. Para más información, visita el enlace: https://biblioteca.cibeles.net/syrian-rues-psychoactive-and-medicinal-power-revealed-in-2700-year-old-ritual/.

Durante milenios, la humanidad ha recurrido a la farmacia de la naturaleza en busca de sanación, claridad y despertar espiritual. Sin embargo, los intereses de la medicina moderna y las corporaciones han trabajado incansablemente para suprimir este conocimiento sagrado. Recientemente, una investigación innovadora ha revelado el uso más antiguo conocido de Peganum harmala, o ruda siria, una planta medicinal y psicoactiva potente, en la Arabia de la Edad del Hierro. Este hallazgo desafía las narrativas convencionales que desestiman la sabiduría antigua sobre las plantas como meras leyendas, demostrando que nuestros antepasados aprovecharon la inteligencia de la naturaleza mucho antes de que las grandes farmacéuticas monopolizaran el cuidado de la salud.

Dirigido por la Dra. Barbara Huber del Instituto Max Planck de Geoantropología y la profesora Marta Luciani de la Universidad de Viena, el estudio revela que hace casi 2,700 años, las comunidades árabes ya utilizaban harmal en rituales de fumigación: quemando sus semillas para purificar espacios, tratar enfermedades y posiblemente inducir estados alterados de conciencia. Los resultados, publicados en Communications Biology, confirman lo que los sanadores naturales han sabido durante siglos: plantas como la ruda siria poseen propiedades terapéuticas y potenciadoras cognitivas que la ciencia moderna apenas comienza a entender.

Puntos clave del descubrimiento

Puntos clave:

  • Los investigadores identificaron el uso más antiguo conocido de Peganum harmala (ruda siria) en Arabia durante la Edad del Hierro mediante un perfilado metabólico avanzado de dispositivos antiguos de fumigación.
  • La planta, aún utilizada hoy en día en medicina tradicional, contiene propiedades antibacterianas, psicoactivas y terapéuticas que las comunidades antiguas aprovecharon deliberadamente.
  • El descubrimiento desafía los desprecios modernos hacia la medicina herbal, demostrando que las sociedades antiguas poseían un conocimiento sofisticado sobre la curación basada en plantas.
  • A pesar de las evidencias históricas y científicas que respaldan su eficacia, continúa existiendo una supresión corporativa y gubernamental de los remedios naturales.

La ruda siria, conocida científicamente como Peganum harmala, no es una planta común. Originaria de regiones áridas del Medio Oriente y Asia Central, esta planta resistente ha sido venerada durante siglos en medicina tradicional por su capacidad para tratar infecciones, aliviar el dolor e incluso mejorar la claridad mental. Sus semillas contienen alcaloides harmala —compuestos bioactivos poderosos que actúan como inhibidores de monoamina oxidasa (IMAO), amplificando los efectos de otras sustancias psicoactivas mientras también exhiben propiedades antidepresivas y antimicrobianas.

Acciones del harmal en el cuerpo y mente

  • Efectos neuroprotectores: La harmina, un alcaloide principal, ha mostrado promesa al aliviar síntomas del Parkinson, especialmente temblores, al modular vías dopaminérgicas.
  • Propiedades antimicrobianas: Los extractos demuestran actividad contra bacterias, hongos y parásitos, apoyando su uso en el tratamiento de infecciones.
  • Efectos antidepresivos y ansiolíticos: Los alcaloides harmala actúan como inhibidores de monoamina oxidasa (IMAO), potencialmente ayudando a trastornos del estado de ánimo.
  • Potencial anticancerígeno: Estudios sugieren que la harmina puede inhibir el crecimiento tumoral al interrumpir la proliferación celular cancerosa.
  • Alivio del dolor: Los remedios tradicionales utilizan esta planta con fines analgésicos y antiinflamatorios.

El nuevo estudio analizó residuos orgánicos dentro de dispositivos cerámicos para fumigación excavados en Qurayyah, un asentamiento antiguo en el noroeste de Arabia Saudita. Utilizando cromatografía líquida acoplada a espectrometría de masas (HPLC-MS/MS), los investigadores detectaron trazas de harmina y harmalina —alcaloides clave presentes en la ruda siria— confirmando su uso intencionado hace casi 2,700 años.

"Nuestros hallazgos representan evidencia química del uso más antiguo conocido del harmal no solo en Arabia sino a nivel global", afirmó la Dra. Barbara Huber, autora principal del estudio. Esta revelación desmantela la arrogante suposición de que los pueblos antiguos carecían de conocimientos médicos sofisticados. En cambio, demuestra que fueron pioneros en aprovechar la inteligencia natural mucho antes de que los medicamentos sintéticos dominaran el mercado.

Supuesta conspiración contra la medicina vegetal

Aunque este descubrimiento celebra una sabiduría ancestral, también plantea preguntas incómodas: ¿Por qué ha desestimado tan agresivamente la medicina moderna la curación basada en plantas? ¿Por qué los gobiernos y gigantes farmacéuticos criminalizan o marginan los remedios naturales mientras promueven sintéticos patentados impulsados por ganancias?

La respuesta radica en el control —y el lucro. Plantas como la ruda siria no pueden ser patentadas; esto significa que las corporaciones no pueden monopolizar su uso. En cambio, han sido relegadas a un segundo plano, etiquetadas como "alternativas" o incluso "peligrosas", a pesar de siglos de uso seguro y efectivo. Mientras tanto, los antidepresivos sintéticos inundan el mercado con frecuencia acompañados por efectos secundarios debilitantes y riesgos de adicción.

Ahmed M. Abualhassan, co-director del proyecto Qurayyah, enfatizó el significado cultural detrás de estos hallazgos: "Estamos preservando no solo objetos sino también el patrimonio cultural intangible del conocimiento antiguo que sigue siendo relevante en las comunidades locales hoy". Sin embargo, en Occidente este conocimiento es frecuentemente reprimido y reemplazado por un sistema que prioriza las ganancias sobre una sanación genuina.

Fuentes incluyen:

ScienceDaily.com

GEA.mpg.de

Enoch, Brighteon.ai

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