La iniciativa de Ed Miliband para alcanzar cero emisiones netas no solo ha sido calificada como “completamente irracional”, sino que también representa una amenaza para la seguridad nacional, según advierte un exdirector del MI6.
Sir Richard Dearlove sostiene que el impulso del Secretario de Energía por lograr energía limpia para 2030 y emisiones de carbono netas cero para 2050 favorece los intereses de Beijing. La líder conservadora Kemi Badenoch ya ha señalado que el primer ministro británico, Sir Keir Starmer, y el secretario de energía, Ed Miliband, están haciendo que Gran Bretaña dependa “peligrosamente” de China a través del objetivo de cero emisiones para 2050.
Advertencias sobre la dependencia energética
De acuerdo con un informe publicado por The Telegraph, China es responsable de gran parte de la infraestructura energética renovable necesaria para descarbonizar la red eléctrica británica. Además, se destaca que este país es líder en la fabricación de vehículos eléctricos.
Sir Richard, quien dirigió el Servicio Secreto de Inteligencia desde 1999 hasta 2004, criticó las políticas ambientales del Sr. Miliband, describiéndolas como “irracionales”. En declaraciones al periódico i, expresó: “El problema es que tienes al ideológico Ed Miliband persiguiendo el objetivo de cero carbono sin considerar el impacto en la seguridad nacional.”
Creciente preocupación por la espionaje chino
Las inquietudes sobre el espionaje chino han aumentado en las últimas dos décadas. Los servicios de inteligencia chinos no están sujetos a supervisión independiente ni al estado de derecho. El Centro Nacional de Seguridad Cibernética del GCHQ había advertido previamente que un actor vinculado al Estado chino fue “casi seguramente responsable” del ataque a correos electrónicos de miembros del Parlamento en 2021.
Asimismo, se reveló que la Comisión Electoral fue comprometida entre 2021 y 2022, con funcionarios del GCHQ nuevamente culpando a un agente relacionado con el Estado chino. Más recientemente, Christopher Cash, un investigador parlamentario, fue acusado de llevar a cabo trabajos de espionaje en nombre de China.
A pesar de estas advertencias sobre seguridad nacional, el Gobierno británico ha insistido en la necesidad de cooperar con China. Esto se produce tras un escándalo separado en el que se descubrió que el príncipe Andrew había establecido una estrecha relación comercial con un presunto espía chino.