Estados Unidos e Israel han acordado implementar un plan que permitirá la entrada limitada de ayuda humanitaria en Gaza, condicionado a que los beneficiarios se sometan a un proceso de verificación biométrica mediante tecnología de reconocimiento facial. Esta medida busca evitar que miembros de Hamas accedan a los suministros destinados a la población civil.
La asistencia, que incluye alimentos, medicinas y kits de higiene, se restringirá al 60 por ciento de la población de Gaza y será distribuida a través de cuatro centros controlados por Israel en zonas consideradas «seguras», eludiendo así las redes existentes de la ONU. Organizaciones humanitarias de gran relevancia, como la ONU, han rechazado este plan, argumentando que representa una violación de los principios de neutralidad y constituye una herramienta para el control militar israelí.
Rechazo generalizado a la propuesta
Los grupos humanitarios han expresado su preocupación ante la posibilidad de que esta iniciativa refuerce el control sobre elementos esenciales para la vida, utilizándolos como táctica de presión dentro de una estrategia militar. En declaraciones conjuntas, las organizaciones asociadas a la ONU en Gaza afirmaron: «No participaremos en ningún esquema que no respete los principios humanitarios globales de humanidad, imparcialidad, independencia y neutralidad».
Expertos en derechos humanos han comparado el uso del reconocimiento biométrico y la participación de seguridad privada con abusos históricos. Advierten sobre el riesgo potencial de desplazamientos forzados y el deterioro de la imparcialidad en la entrega de ayuda. La propuesta fue respaldada por Israel bajo presión estadounidense, mientras que durante una reciente visita del expresidente Donald Trump a aliados árabes en el Golfo, se hizo énfasis en la necesidad urgente de facilitar ayuda humanitaria en Gaza.
Condiciones y distribución restringida
El plan contempla inicialmente proporcionar alimentos preenvasados, kits de higiene y suministros médicos solo al 60 por ciento de los 2.1 millones de residentes en Gaza. La distribución estará a cargo de una nueva organización benéfica suiza llamada Fundación Humanitaria Gaza. En lugar de utilizar los aproximadamente 400 puntos de distribución establecidos por la ONU, solo se habilitarán cuatro centros en una zona segura del sur controlada por fuerzas israelíes.
Este esquema depende del uso del reconocimiento facial para verificar identidades y asegurar que Hamas no pueda acceder a la ayuda. El ministro israelí Gideon Saar ha declarado: «Esto permitirá que la ayuda llegue directamente a las personas; Hamas no debe tener acceso a ella». Sin embargo, esta afirmación ha sido cuestionada por funcionarios de la ONU, quienes aseguran no contar con evidencia sólida acerca desvíos masivos de ayuda hacia Hamas.
Consecuencias éticas y críticas internacionales
La implementación del plan ha suscitado amplias críticas tanto a nivel local como internacional. Expertos advierten sobre las implicaciones éticas relacionadas con el desplazamiento forzado y las similitudes con situaciones pasadas donde grupos privados operaban bajo supervisión militar complicando así la entrega imparcial de asistencia humanitaria.
Paul Spiegel, director del Centro para la Salud Humanitaria en Johns Hopkins University, advirtió: «La idea de recibir ayuda es muy importante, pero cómo se entrega también lo es. Hay señales alarmantes en torno a este plan».
Para más información sobre esta situación crítica en Gaza y sus repercusiones humanitarias, se puede visitar Starvation.news.
La noticia en cifras
Cifra |
Descripción |
60% |
Población de Gaza que recibirá ayuda humanitaria. |
2.1 millones |
Total de residentes en Gaza. |
4 |
Número de centros de distribución controlados por Israel. |