El lastre de Rajoy hunde al PP, a pesar de ser el partido más votado
El final del bipartidismo abre la puerta a pactos de PSOE y Podemos en municipios y gobiernos autonómicos
lunes 25 de mayo de 2015, 07:50h
Las elecciones municipales y autonómicas han dado un vuelco histórico al escenario político tras cuatro décadas de bipartidismo en España. La suma de los votos de populares y socialistas apenas supera el 50% cuando tradicionalmente llegaban al 80%, cifras que ponen de manifiesto cómo el bipartidismo puro y duro conocido hasta ahora, ya es historia.
Es evidente que las políticas de recortes sociales le han pasado factura al PP de Mariano Rajoy que, aunque sigue siendo la fuerza más votada (27%), pierde una parte significativa de su poder territorial. El PP ha bajado 11 puntos con respecto a las municipales de 2011, y se ha desplomado 21 puntos respecto a las generales de ese mismo año.
Por su parte, el estreno de Pedro Sánchez al frente del PSOE tampoco puede calificarse de esplendoroso. El socialismo pierde dos puntos con respecto a las anteriores municipales y dos con las generales. Su intento de desplazar al PP y convertirse en el partido más votado ha sido un fiasco que obligará al líder socialista a replantear seriamente su estrategia si no quiere depender del partido de Pablo Iglesias para llegar a La Moncloa.
Como anticipaban las encuestas, las dos fuerzas emergentes -Podemos y Ciudadanos- han acabado con las mayorías absolutas de derecha e izquierda y fraccionado el mapa político.
Los pactos PSOE y Podemos permitirán a la izquierda hacerse con la mayoría de capitales de provincia y comunidades, entre ellas emblemáticas plazas fuertes de los populares como Madrid y Valencia. En el otro extremo, la suma de PP y Ciudadanos no llega en muchos casos al número de concejales y escaños necesarios para hacerse con ayuntamientos y gobiernos autonómicos.
Aunque el PP se niega a calificar estas elecciones de “primera vuelta” o anticipo de las próximas generales, es un hecho que el partido que gobierna con mayoría absoluta en España se ha desplomado y solo retiene poco más de uno de cada cuatro votos depositados en las urnas.
En los próximos seis meses, con un largo verano por medio, es difícil que el PP pueda remontar y cambiar el signo del voto de cara a las generales previstas para noviembre. El ciudadano no percibe un cambio a mejor de su economía doméstica, la creación de empleo es aún lenta, se han generalizado los contratos precarios y la mitad de los jóvenes están en paro. La jornada del 24-M estaría adelantando el terremoto político de las generales.