La 'Declaración de La Paz' nace como "defensa de la democracia", apoyada por el presidente de Bolivia, Luis Arce, así como sus homólogos en Argentina, Alberto Fernández o el propio vicepresidente Iglesias, tras coincidir en la capital del país sudamericano. Pero no solo ellos han suscrito el documento, ya que se han sumado los expresidentes Evo Morales (Bolivia), Rafael Correa (Ecuador), Dilma Rousseff (Brasil), Alexis Tsipras (Grecia) y el ya citado, José Luis Rodríguez Zapatero.
Por otro lado, recogen el testigo dirigentes y candidatos presidenciales como con Andrés Arauz (Educador), Danien Jadue (Chile), Gustavo Petro (Colombia), Verónica Mendoza (Perú), el líder de Francia Insumisa, Jean Luc Melenchon, y su homóloga en el Bloco de Esquerda portugués, Caterina Martins.
El documento pone en valor que la crisis vinculada a la grave pandemia del coronavirus ha puesto en evidencia las "principales debilidades" de las formas de organización social: "La fragilidad de los sistemas de salud y de los servicios públicos; la erosión, resultado de años de neoliberalismo, de los mecanismos de protección social con los que cuentan los Estados; la insostenibilidad social, económica y ecológica de los modelos dominantes de extracción para exclusivo beneficio empresarial; y, con una intensidad especialmente preocupante, los peligros a los que se enfrentan los sistemas democráticos en todo el mundo".
Por otro lado, destacan que la democracia está "amenazada" y ponen de ejemplo los "acontecimientos políticos de los últimos meses en Bolivia", donde "se obligó a Evo Morales a renunciar a su cargo", para constatar que "la principal amenaza a la democracia y la paz social en el siglo XXI es el golpismo de la ultraderecha".
"Una ultraderecha que se expande a nivel global, que propaga la mentira y la difamación sistemática de los adversarios como instrumentos políticos, apelando a la persecución y la violencia política en distintos países. Promueve desestabilizaciones y formas antidemocráticas de acceso al poder", denuncian a través del manifiesto.
Advierten además de que esta "acción antidemocrática se potencia allí donde encuentra poderes comunicacionales a su servicio, que acumulando un inmenso poder de influencia, pretenden manipular y tutelar las democracias en defensa de sus intereses políticos y económicos".
La toma de posesión de Arce ha servido como inspiración para designar la declaración con el nombre de la capital de Bolivia, país que se ha convertido "en referencia internacional de la respuesta ciudadana al golpismo".
"Los firmantes de esta declaración, gobernantes, expresidentes y líderes progresistas en nuestros respectivos países de Iberoamérica y Europa, afirmamos nuestro compromiso histórico de trabajar conjuntamente por la defensa de la democracia, la paz, los derechos humanos y la justicia social frente a la amenaza que representa el golpismo de la ultraderecha", concluyen.