La tensión en el Medio Oriente se intensifica a medida que Rusia advierte a Estados Unidos sobre los peligros de una intervención militar en el conflicto entre Irán e Israel. La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, Maria Zakharova, calificó cualquier participación estadounidense como un «paso extremadamente peligroso» que podría tener consecuencias impredecibles, instando a Washington a evitar el camino hacia la guerra.
En un contexto de diplomacia de alto riesgo, el presidente Vladimir Putin busca mediar entre líderes israelíes, iraníes y estadounidenses, promoviendo la desescalada mientras defiende el programa nuclear de Irán bajo el marco del derecho internacional. Por su parte, el presidente Trump ha desestimado las afirmaciones sobre planes de acción militar, dejando al mundo en incertidumbre sobre si Estados Unidos se verá arrastrado a otro conflicto exterior desastroso.
Advertencias contundentes desde Moscú
El mensaje de Rusia hacia EE.UU. fue claro: mantenerse al margen. Durante su intervención en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo (SPIEF), Zakharova subrayó los riesgos asociados con la intervención militar estadounidense, advirtiendo que tal acción podría desencadenar una violencia incontrolable.
La postura del Kremlin refleja un impulso más amplio por soluciones diplomáticas, enfatizando que «la prioridad hoy es detener la escalada de la violencia, alcanzar un alto el fuego y restaurar la paz». Sin embargo, mientras Rusia se presenta como mediador, sus propios intereses geopolíticos son evidentes: fortalecer a Irán, un aliado clave, evitando al mismo tiempo una confrontación directa con Israel y Estados Unidos.
En las conversaciones privadas, Putin ha estado contactando a líderes mundiales. Informes indican que instó a Trump a evitar una mayor escalada; no obstante, el presidente ha rechazado públicamente las afirmaciones sobre decisiones relacionadas con acciones militares.
Nuclear bajo amenaza
Rusia ha expresado su preocupación por los ataques israelíes a la infraestructura nuclear iraní. Zakharova advirtió que el mundo está «a milímetros» de una catástrofe. «Las instalaciones nucleares están siendo atacadas», declaró a Reuters. «¿Dónde está la preocupación de toda la comunidad mundial? ¿Dónde están todos los ambientalistas? No sé si piensan que están lejos y que esta ola (de radiación) no les alcanzará. Que lean lo que ocurrió en Fukushima.»
Los riesgos son particularmente altos en la planta nuclear Bushehr de Irán, construida por Rusia. Alexei Likhachev, director de la corporación estatal nuclear Rosatom, advirtió que un ataque a esta instalación podría provocar una catástrofe similar a Chernobyl. Además, cientos de trabajadores rusos permanecen en el lugar, lo que incrementa las preocupaciones sobre su seguridad.
Un mediador con intereses propios
Las llamadas de Rusia para la desescalada no son completamente altruistas. La asociación estratégica del Kremlin con Irán, consolidada en un acuerdo firmado en enero de 2025, asegura cooperación económica y militar mutua. Sin embargo, este pacto carece notablemente de una cláusula de defensa mutua, lo que significa que Moscú no tiene obligación de defender militarmente a Teherán.
Analistas sugieren que Rusia está principalmente preocupada por preservar su influencia en la región mientras evita un enfrentamiento directo con EE.UU. «Moscú claramente no desea conflicto con Trump y está haciendo todo lo posible para instar a EE.UU. a regresar a la diplomacia», comentó una fuente rusa vinculada al ministerio de relaciones exteriores.
A pesar del peligro inminente entre Irán e Israel que podría desencadenar una guerra más amplia, las advertencias rusas resaltan una verdad crítica: la intervención militar estadounidense pone en riesgo sumergir al Medio Oriente en el caos. La ambigüedad del enfoque de Trump deja espacio para especulaciones; sin embargo, Washington debe proceder con cautela. Las repercusiones de otro atolladero en Medio Oriente serían devastadoras no solo para la región sino también para la estabilidad global.