En los últimos tiempos estamos presenciando el lamentable espectáculo que nos viene representando el inquilino de la Moncloa, quien se vio en la cúspide de la nube cuando por turno y fecha, no por méritos propios por supuesto, como una de las máximas autoridades de la Unión Europea.
Me refiero a la cantinela que le ha dado, por figurar como el padre de la solución definitiva del conflicto de Oriente Medio existente desde hace años entre israelitas y palestinos o, mejor dicho, entre judíos y musulmanes. Se imagina una solución que pasa por la creación de dos estados, uno para cada uno, como si eso que propone fuera una solución novedosa. Sin embargo, no ni tiene la más mínima idea, y sus hechos lo demuestran, de los trámites de Arafat y Kissinger sobre el problema, que dieron lugar a la creación de la denominada Autoridad Palestina.
Como es su costumbre innata, sigue sin entender las cosas, más que nada porque desconoce la base principal de cómo es la creación de un estado. Cuando yo daba clases en derecho político en la Complutense, creo que era la primera o la segunda lección de la asignatura de Derecho Político y Constitucional, la que recogía el principio de que un estado precisa para ser considerado como tal, tres elementos de concurrencia imprescindibles. En primer lugar, la existencia de una población identitaria en cuanto a objetivos y modos de vida; en segundo lugar, una organización política que dé lugar a un estado normado, es decir, de Derecho, con específicas obligaciones y derechos políticos y civiles, y por último, un espacio o territorio bien definido sobre el que viva la citada población bajo las normas indicadas. Tres elementos imprescindibles como digo para la posible configuración de un estado autónomo.
Es importante señalar que la falta de uno de estos tres pilares sobre los que se asienta un estado, impide considerar a lo engendrado como elemento de derecho público a nivel internacional, y por tanto ser o representar algo que tener en cuenta.
Pues bien, como consecuencia del ejercicio de mi profesión tuve acceso cuando se debatía la problemática de la acción internacional contra las autoridades civiles y militares israelitas por hechos sucedidos según el denunciante en Gaza y se pedía en base a la mal llamada Justicia Universal, la extradición a España para ser juzgados aquí, por delitos de lesa humanidad, genocidio y otros más, a las máximas autoridades civiles y militares del país.
Como consecuencia de ello, tuve conocimiento y pedí examinar el mapa territorial de aquellas tierras y pude comprobar, sin necesidad de mucha profundización, que se trataba de una mezcla indiferenciada de asentamientos israelitas con poblaciones palestinas, entremezclándose sus linderos e impidiéndose la separación efectiva de dos territorios diferenciados políticamente y civilmente. Esta mezcolanza afectaría a las comunicaciones entre territorios del mismo Estado y generaría una complicación máxima en el tema de servicios esenciales para la población, como por ejemplo, las tuberías del agua, los saneamientos o los postres de lua.
La falta de territorio definido es de máxima relevancia para considerar la existencia de un estado definido. Esto en España lo conocimos con el caso de la población de Garrucha en Almería, que no tenía un territorio definido que la separase de las localidades limítrofes: Mojácar, Turre y alguna más, y que llevó a los tribunales a efectuar un deslinde efectivo en la última década del siglo pasado. Existía antes el pueblo de Garrucha con su ayuntamiento y su alcalde, pero sin un territorio definido sobre el cual tener competencia, lo que contravenía la propia Ley de Régimen Local.
Ya sabemos el nulo respeto que tiene este Gobierno que tenemos con las normas legales, lógicas y arraigadas a través de los años en todos nosotros, ya que su manera de legislar, como si hacer eso que hacen se le pudiera llamar así, ya que obedece a ensoñaciones y ocurrencias, sin considerar que una norma se integra desde su nacimiento en el ordenamiento jurídico de un país, y así tenemos como la fantasmada de la Ley del sí es sí, que decía proteger a la mujer, y ha servido para poner en libertad a muchos violadores y rebajar las penas a otros muchos, efecto contrario al que decía la ministra que no tuvo en cuenta una lección de primero de derecho penal, como es la regla del beneficio para el reo de la norma más beneficiosa, o lo que sucede con la denominada Ley Trans, que está sirviendo para que unos cuantos condenados obtengan beneficios de delito al ser considerados no reos de violencia de género, sino de meras lesiones y obteniendo múltiples beneficios carcelarios o de promoción pública, en fin lo contrario de lo pretendido. Pero es que no escarmientan, para legislar hay que saber de las leyes y sus efectos y no de los meros caprichitos de una vecina galapagueña.
Pues volviendo a lo del de la Moncloa, déjese Vd. de milongas y coja un mapa de los territorios en disputa y díganos por dónde iría la frontera de ambos estados y, por tanto, las normas aplicables y los movimientos de los ciudadanos, y verá la cantidad de curvas y rotondas que tendría que hacer, porque eso es indivisible.
Solo un cambio en las normas territoriales impuesto por la única autoridad posible, la ONU, podría dar lugar a la concurrencia de los tres requisitos, aunque se nos antoja tarea muy difícil, como ya lo sufrieron Arafat y Kissinger en su día.
Pero eso no importa, se coge el Falcon que vuela, el otro no por supuesto, y se da un viajecito con la señora si no se lo impide a esta sus actividades económicas, y así sale en los periódicos su foto en Qatar como Rubiales, que es lo único que le interesa, y mientras los tractores en la calle, porque no quieren trabajar los agricultores, por aumento de costes de producción, pero eso no importa, alguien ha visto al monclovita con una azada por ejemplo.