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El 17J entiera el 15M
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El 17J entiera el 15M

Por Rafael M Martos
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directornoticiasdealmeriacom/8/8/26
lunes 19 de junio de 2023, 15:48h

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Corría el florido y revolucionario mes de mayo de 2015 cuando se alzaron con el bastón de mando Manuel Carmena en Madrid, Ada Colau en Barcelona, Pedro Santisteve en Zaragoza, José María González “Kichi” en Cádiz, y las Mareas en Galicia con Xulio Ferreiro en La Coruña, Martiño Noriega en Santiago y Jorge Suárez en Ferrol. Era lo que Podemos, el partido político surgido del movimiento 15M, llamó pomposamente “ayuntamientos del cambio”, pero a día de hoy, no les queda ni uno.

Han pasado de ser la gran esperanza de la izquierda a convertirse casi en una pesadilla para ésta. Podemos ha ido empequeñeciéndose elección tras elección, hasta quedar relegado a un papel secundario o incluso irrelevante en muchas comunidades y ciudades, pero todo había comenzado mucho antes, cuando fueron desapareciendo uno tras otros todos los que compartían con Pablo Iglesias la famosa foto de Vista Alegre. “Sólo puede quedar uno”, parecía ser la estrategia oculta del líder, pero lo cierto es que no ha quedado ni uno, o por lo menos, no ha quedado ni uno a su lado.

¿Qué ha pasado con el espíritu del 15M, aquel movimiento ciudadano que llenó las plazas de indignación y de ilusión hace diez años? ¿Dónde están los lemas de "no nos representan", "democracia real ya" o "sí se puede"? ¿Qué ha sido de las mareas, las marchas y las asambleas? ¿Qué queda de aquellos jóvenes idealistas que soñaban con una nueva forma de hacer política, más participativa, más transparente y más justa?

La respuesta es que no queda nada. El 15M ha muerto y lo certifica el panorama que vemos en la constitución de los ayuntamientos de este pasado 17J. Podemos se erigió como el máximo exponente de aquella rebeldía, y por tanto, debe ser considerado en recíproca medida, el principal responsable de su entierro. Lejos de canalizar el descontento social y las demandas de cambio, Podemos se ha enzarzado en luchas internas, en pactos oscuros, en contradicciones y en escándalos… como todos los demás partidos del sistema, como todos los demás dirigentes políticos. Lejos de renovar la izquierda, Podemos la ha fragmentado y debilitado, enfrentándose a sus aliados naturales y abriendo la puerta a la derecha y la extrema derecha a base de colocarse en un lugar más extremo cada vez.

Siendo sincero, nunca vi en el 15M nada que no hubiese visto en mi facultad en mi época estudiantil. Eran las mismas asambleas en las que todos teníamos algo urgente que decir, alguna propuesta para cambiar el mundo, y un adanismo que visto a los cuarenta hasta provocaba alguna sonrisilla, y con los cincuenta ni les cuento.

El “no nos representan” que gritaban en las plazas contra los políticos, ha acabado exactamente así, pero en las urnas, porque no podrá decir Podemos que no ha tenido la oportunidad de cambiar las cosas, con presencia en el Parlamento de Europa, con una vicepresidencia en el Gobierno, con fuerza en comunidades autónomas y liderando grandes ayuntamientos. Siempre podrán culpar a Pedro Sánchez y al PSOE, pero ahora, donde les han dicho que no les representan es en los ayuntamientos donde ellos tenían la presidencia y la absoluta responsabilidad.

Y es que incluso queriendo, no es fácil gobernar, incluso teniendo grandes ideas, no es sencillo llevarlas a la práctica… la democracia es complicada, también los controles de transparencia y los procesos administrativos, y han tenido que aprender que no todo se puede hacer, y que cosas que se hacen con las mejores intenciones, pueden tener consecuencias impensables.

Podemos ha sufrido escisiones, bajas o dimisiones por parte de sus militantes y dirigentes, como en Barcelona, Galicia, Andalucía… La falta de pluralidad, de diálogo y de respeto a la diversidad interna ha sido una constante en Podemos desde su fundación, y podemos citar a Bescansa, Errejón... El personalismo, el verticalismo y el dogmatismo han sido las señas de identidad de un partido que se ha alejado cada vez más de la realidad social y de las necesidades de la gente.

El 17J ha sido el último clavo en el ataúd del 15M. Los resultados electorales han demostrado que Podemos ya no ilusiona ni moviliza a nadie. Su discurso se ha vuelto vacío, repetitivo y cansino.

Podemos ha fracasado como partido político, porque en realidad solo era un proyecto personal, como por cierto, parece estar ocurriendo con Sumar de Yolanda Díaz.

El 17J no solo ha sido una derrota electoral para Podemos, sino también una derrota moral para el 15M. Pero esta vez no podrán decir los revolucionarios que no les dejaron, porque han tenido mucho poder, pero han decepcionado, y ahí están los resultados.

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