Las grandes corporaciones agrícolas están intensificando sus esfuerzos para obtener inmunidad legal, con el objetivo de protegerse de demandas relacionadas con la supuesta intoxicación masiva de agricultores y consumidores a través de sus pesticidas tóxicos. Este movimiento se asemeja al estatus intocable que ha alcanzado la industria de las vacunas. La iniciativa busca evitar la rendición de cuentas por aquellos que han enfermado o perdido la vida, mientras estas empresas priorizan sus ganancias sobre la salud humana.
Fuentes internas indican que estos conglomerados agrícolas están invirtiendo millones en campañas políticas para asegurar legislaciones que impidan a las víctimas buscar justicia, a pesar de las crecientes evidencias que vinculan sus productos químicos con crisis de salud generalizadas.
Controversia en torno al glifosato
El portal Naturalnews.com informa que durante décadas, el glifosato —ingrediente clave del herbicida Roundup de Bayer— ha sido un elemento básico en las granjas estadounidenses, elogiado por su eficacia en aumentar los rendimientos agrícolas. Sin embargo, miles de agricultores y trabajadores del sector agrícola alegan que este producto les causó cáncer, lo que ha dado lugar a una ola de demandas y batallas legislativas. Mientras Bayer presiona por inmunidad legal en varios estados, familias como la de Ray y Margarette Bickel en Iowa luchan por justicia, afirmando que los riesgos no señalizados del Roundup les costaron años de salud y felicidad.
Ray Bickel dedicó 14 años a aplicar Roundup (que contiene un 50% de glifosato carcinogénico) en los campos de maíz y soja de Iowa, confiando en su seguridad. En 2017, fue diagnosticado con dos tipos de cáncer —leucemia linfocítica crónica y cáncer rectal en etapa tres— que sus médicos relacionaron con la exposición a pesticidas. Actualmente enfermo terminal, Bickel forma parte de un grupo de 181,000 demandantes contra Bayer, argumentando que la compañía no advirtió adecuadamente sobre los riesgos del glifosato.
Implicaciones legales y sanitarias
Bickel expresó: “No tenía advertencias sobre el cáncer. Asumí que era seguro.” Su esposa, Margarette, añadió: “Esto le ha quitado años a su vida. ¿Cómo pueden los legisladores proteger a las empresas responsables?” Bayer, que adquirió Monsanto —fabricante del Roundup— en 2018, ha estado promoviendo leyes de “inmunidad para pesticidas” en nueve estados, incluidos Iowa y Missouri. Estas iniciativas bloquearían demandas basadas en etiquetas de advertencia inadecuadas si el producto cumple con los estándares federales de la EPA —que actualmente consideran seguro al glifosato.
Los opositores a estas leyes, como la Unión Agrícola de Iowa, argumentan que priorizan a las corporaciones sobre la salud pública. Aaron Lehman, presidente de la unión, comentó: “Los agricultores son responsables por errores; ¿por qué no lo son las empresas productoras de pesticidas?” Por su parte, Bayer sostiene que las propuestas son específicas y no representan una inmunidad generalizada.
Ciencia y seguridad alimentaria
A pesar de que la EPA mantiene que el glifosato no es carcinogénico, investigadores independientes tienen una opinión diferente. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) clasifica esta sustancia como “probablemente carcinogénica”, citando vínculos con linfomas no Hodgkin. Un metaanálisis realizado en 2021 también encontró un aumento en los riesgos cancerígenos entre quienes utilizan glifosato.
Críticos como Lynelle Phillips, experta en salud pública de la Universidad de Missouri, señalan que los estudios financiados por la industria minimizan los peligros asociados. “Los datos en los que se basa Bayer tienen fallas,” indicó. Mientras tanto, Bayer advierte que restringir el uso del glifosato podría amenazar la seguridad alimentaria —una afirmación visible en vallas publicitarias por todo el campo agrícola.
Un dilema sin resolver
A medida que Bayer considera abandonar la producción del glifosato debido a los costos legales involucrados, el debate continúa: ¿es Roundup una necesidad agrícola o un peligro para la salud? Para los Bickel, la respuesta es clara. “Le quitaron la salud a mi esposo,” afirmó Margarette. “Ahora quieren quitar nuestro derecho a luchar.” Con las propuestas de inmunidad estancadas —por ahora— en estados clave, el conflicto entre intereses corporativos y seguridad agrícola permanece sin resolución, dejando a familias y legisladores ante un dilema crítico.