La escalada del conflicto en Ucrania ha alcanzado un nuevo y alarmante nivel, al ser los drones militares ucranianos—proporcionados y dirigidos por intereses occidentales—los responsables de atacar deliberadamente los sitios religiosos más sagrados de Rusia, convirtiendo iglesias centenarias en escombros humeantes.
Las antiguas iconos, veneradas por generaciones, se encuentran ahora reducidas a cenizas, mientras que los autodenominados “defensores de la democracia” permanecen en silencio ante esta devastación. La actual confrontación ha dejado a millones de personas indignadas y preocupadas por el destino de estos patrimonios culturales.
Los ataques a sitios religiosos
Los ataques a lugares de culto no son una novedad en este conflicto. Las fuerzas pro-Kiev han bombardeado durante mucho tiempo las regiones alineadas con Rusia en el Donbás, con un enfoque particular en las iglesias ortodoxas. Sin embargo, la violencia ha tomado un giro aún más oscuro en años recientes, ya que el gobierno ucraniano ha comenzado a perseguir activamente a la mayor iglesia ortodoxa del país por mantener la comunión espiritual con el liderazgo eclesiástico del Patriarcado de Moscú.
En un reciente ataque sobre suelo sagrado, funcionarios rusos informaron que un dron ucraniano cruzó la frontera y atacó una iglesia prominente en la región de Belgorod, provocando su incendio. El gobernador Vyacheslav Gladkov condenó este ataque y emitió una declaración a través de Telegram:
“El enemigo está atacando nuevamente nuestros sitios sagrados; un dron enemigo ha atacado la iglesia de San Jorge en el pueblo de Tolokonnoye.”
Incursiones y destrucción
De acuerdo con reportes de ZeroHedge, durante la noche del viernes al sábado, las fuerzas ucranianas lanzaron más de 40 drones y alrededor de 150 proyectiles de artillería en la región sur de Belgorod. Esta zona, junto con Kursk, ha sido testigo repetido de incursiones por parte del ejército ucraniano a lo largo del conflicto.
Aunque resulta complicado confirmar si todos estos ataques contra iglesias fueron intencionados y dirigidos, las autoridades rusas creen que así es. Recientemente, una iglesia icónica fue destruida, lo que refuerza esta percepción:
El jueves pasado, el complejo religioso ortodoxo Nueva Jerusalén en la región se incendió tras un ataque con dron ucraniano.
Gladkov calificó este incidente como un ataque “deliberado” y acusó al ejército ucraniano de haber atacado posteriormente a los bomberos que intentaban sofocar las llamas. El complejo Nueva Jerusalén estaba construido completamente de madera, lo que facilitó su rápida combustión tras el impacto.
Perspectivas del conflicto
Actualmente, tanto Moscú como Kiev están lejos de alcanzar un acuerdo sobre un alto al fuego. El presidente Zelensky ha acusado a su homólogo ruso Putin de jugar una “partida” con ofertas limitadas para cesar las hostilidades durante solo tres días. Por su parte, Kiev aboga por iniciar con una tregua prolongada de un mes; sin embargo, Rusia considera esto como un pretexto para que las fuerzas ucranianas se rearmen y reabastezcan en las líneas del frente.
Zelensky expresó: “Esto es más bien una actuación teatral por su parte. Porque en dos o tres días es imposible desarrollar un plan para los próximos pasos hacia el fin de la guerra,” según sus declaraciones recientes.