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Justicia poética
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Justicia poética

Por Antonio Felipe Rubio
jueves 23 de noviembre de 2023, 11:21h

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Rara vez la bondad se ve recompensada. Por el contrario, la perversión y la maldad se abren paso abusando de los más débiles y ganando adeptos que amplíen el club de los déspotas, falaces y malvados. Así, combatir el mal haciendo sólo el bien no es suficiente, se necesita afrontar y luchar contra el mal con intensidad y sin descanso. Pero, a veces, eso que se da en llamar justicia poética; es decir, la recompensa del bien por haber padecido el mal aparece en los momentos más inverosímiles.

Pedro Sánchez ha culminado otra etapa para continuar con su proyecto del mal. Ahora, aprovechando el Black Friday, acaba de engrosar sus huestes ministeriales con el mayor aporte de zafiedad, grosería intelectual y embestidura. El calificativo “perfil político” no es otra cosa que la cualidad de los más beligerantes prosélitos que, con absoluta impudicia, arremetan sin fronteras contra la oposición política hasta la extenuación o, mejor, hasta la ilegalización.

Otro aspecto destacable de la renovación de los colaboradores necesarios del sanchismo es la eliminación de todo residuo de aquel partido que vino a traer aire fresco: más democracia, más libertad, más justicia, más derechos… Y menos casta y menos caspa. Aquel viejo y periclitado Podemos ya es historia. Aquel alegre gineceo feminista y libertario ha adquirido el gesto adusto, mirada atravesada y mala leche. Ahora, es la caspa de las viejas intrigas palaciegas, las alambicadas venganzas y el odio africano. Ahora, Saturno (Saturnina Yoli) devora a sus hijos. Se van, las echan, las repudian… y el macho alfa bufa y bufa. Es la berrea de un otoño tardío. Unas se benefician de la investidura y, otras, condenadas a la embestidura. Ahora veremos la verdadera naturaleza de aquellos niños, niñas y niñes que prometían un manantial de derechos y libertades, y la cornucopia de la abundancia sin distinción de género, artículo, verbo y predicado. Y todo sin dar golpe: menos trabajo, más sueldo, más vacaciones, más subvenciones, más cheques regalo… Y para las cuchipandis, Falcon, New York City, casoplón, coche oficial, escolta, shopping, sueldazos… Todo esto se acabó, aunque no se van al paro con lo puesto; se llevan una buena tajada como integrantes de una casta privilegiada que se beneficia de manera diferente al resto de los mortales.

Ahora veremos las que se mostrarán solidarias con las niñas del Resplandor o, por el contrario, las que encontrarán acomodo en el ya experimentado redil del poder. Algunas se entregarán al estrujón, besuqueo y regazo de la sobona compulsiva, y continuarán gozando de las prebendas y sinecuras, aunque les espera la ira, la venganza y la inesperada aparición en una oscura curva. Pero poco se puede esperar de la continuidad de un partido que, más que partido, ha sido destruido por traicionar los principios que ellos mismos se creían como irrenunciables.

Y ahora vuelvo a la justicia poética. Ya sé que es difícil creer en la venganza de Moctezuma, salvo cuando uno se va de vareta. Tampoco es muy racional la maldición de Tutankamón que persiguió a Howard Carter. En fin, son cosas para que cada cual pueda fantasear o creer sin dudar. En cualquier caso, hay serias coincidencias con los efectos de trastear otra momia.

Pedro Sánchez nombró a los nuevos ministros el mismo día que se despojó de todos los podemitas. O sea, Podemos desaparece de la faz del gobierno y encamina su extinción el día 20 de noviembre de 2023. Es decir, exactamente el mismo día de la muerte de Franco.

¿Existe o no la justicia poética?

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