La CIA ha emprendido en Libiauna vasta operación para capturar a los principales dirigentes del Estado Islámico y Al Qaeda, que posteriormente traslada a cárceles secretas en Europa del Este, Centroamérica y Guantánamo, según información a la que ha tenido acceso mil21.es en medios de inteligencia árabes. Los secuestros tratan de descabezar a las dos organizaciones terroristas antes de la intervención militar que el Pentágono prepara en suelo libio.
La agencia de inteligencia estadounidense utiliza grupos de operaciones especiales que trasladan a los terroristas detenidos en aviones DC3 y Dornier 328 a través de dos “corredores aéreos”: uno parte directamente de Libia, con escala en Malta antes de emprender vuelo a países del Este europeo, y el otro atraviesa Túnez, Argelia y Marruecos con la discreta complicidad de los gobiernos nacionales, para repostar en las Islas Azores camino de prisiones secretas en Centroamérica y la cárcel de Guantánamo (Cuba).
Los terroristas son trasladados en aviones DC3 y Dornier 328 a Europa del Este y Centroamérica
Aunque los vuelos suelen ser nocturnos y las escalas para repostar se efectúan en aeropuertos secundarios fuera de miradas indiscretas, la semana pasada dos aviones de la CIA aterrizaron a plena luz del día en el aeropuerto internacional de Argel “Huari Bumedián”. Ambos procedían de Libia y habían sobrevolado Túnez.
Aviones conocidos en “zonas calientes”
Un DC3 con matrícula N845S, perteneciente a la compañía Stevens Express con base en Cordova en el Estado de Tennessee, es utilizado frecuentemente por la CIA. Se trata de un modelo de la Douglas Aircraft modernizado y puesto a punto para las misiones especiales, dotado de modernos sistemas de comunicaciones.
Desde el inicio de “la guerra global contra el terrorismo” por los Estados Unidos tras el 11-S, los DC3 de la CIA han sido avistados en las zonas de operaciones más calientes del mundo: en las regiones tribales de Pakistán y en el transporte de mercenarios en las guerras de Iraq y de Afganistán, donde también ha sido utilizado el citado N845S.
Este aparato participó hace dos años en la evacuación urgente de “personal de inteligencia” en el ataque de grupos yihadistas contra el Consulado norteamericano en Benghazzi y que costó la vida al embajador Christopher Stevens que se encontraba extrañamente en la legación diplomática en el momento del ataque.
La pequeña flota de los DC3 de la CIA fue conocida por la opinión pública a raíz de las operaciones “Extraordinary Renditions” de la época del presidente George W. Bush, y se dedicaban casi exclusivamente al transporte de prisioneros yihadistas.
La isla de Pantelaria
El segundo aparato que aterrizó en el aeropuerto internacional de Argel fue un Dornier 328 con matrícula N975EF, utilizado por el Mando de Operaciones Especiales de Estados Unidos con base en Tampa (Florida). Este mismo avión fue avistado a finales de diciembre en Libia transportando un comando de fuerzas especiales.
El Dornier 328 había despegado del aeropuerto de Pantelaria, una pequeña isla italiana situada a medio camino entre Sicilia y las costas de Libia y Túnez, confirmando de este modo el papel importante que juega esta pequeña isla en las operaciones especiales norteamericanas dirigidas hacia los países del Magreb.
Los secuestros de dirigentes del Estado Islámico y Al Qaeda preceden a la intervención militar que el Pentágono prepara en Libia
A pesar de que el Presidente Obama puso fin al programa de secuestros, torturas y detenciones ilegales de yihadistas sospechosos de terrorismo, los medios de inteligencia árabes consultados por mil21.es aseguran que el aumento de vuelos de la CIA pone de manifiesto que Washington ha emprendido una vasta operación contra los dirigentes del Estado Islámico y Al Qaeda en Libia, previa a una intervención relámpago en este país.
Países colaboradores
Los vuelos clandestinos de la CIA reabren un capítulo que se creía cerrado. El Informe publicado por la Open Society Foundation en 2013, detallaba los 54 países que habían colaborado con el programa “Extraordinary Renditions”, aunque el Senado norteamericano tan sólo reconocía siete europeos en los que había constancia de la existencia de prisiones secretas de la agencia de inteligencia: Rumania, Kosovo, Macedonia, Polonia, Bulgaria, Ucrania y Lituania.
Pero otros países, como España, eran señalados como sospechosos de colaboración. La actual “guerra global contra el terrorismo” parece haber reactivado las complicidades.