Mientras en las filas socialistas reconocen abiertamente estar viviendo momentos muy amargos, son los propios veteranos del partido los que vaticinan que “esto no puede aguantar más”. Cada día que pasa es peor que el anterior, discurriendo en un clima entre el asombro y la confusión.
Por ejemplo, el espectáculo montado recientemente por la todavía ministra de Justicia, Dolores Delgado, es muy fuerte. Inicialmente negó cualquier tipo de relación con el ex comisario Villarejo. Posteriormente reconoció haber coincidido en tres ocasiones pero nunca para tratar sobre temas profesionales, y a continuación nuevos encuentros hasta admitir que son amigos o algo parecido. Lo suyo sería que tras su reciente reprobación en el Senado, a renglón seguido solicitase la dimisión. Algo a lo que se niega rotundamente el Jefe del Ejecutivo para no incrementar la crisis que vienen padeciendo. Para otros, la citada ministra es un cadáver político sin la más mínima credibilidad para ocupar un cargo como el suyo. La información contrastada siempre ha sido un valor en alza, pero actualmente, su posesión en los terrenos mediático y político, supone un poder incalculable para depurar tantas responsabilidades como sea necesario y con las consiguientes e impredecibles consecuencias.
La opinión mas extendida es que Pedro Sánchez debería convocar nuevos comicios. Entre la debilidad parlamentaria y la dependencia de los partidos radicales a los que debe su ascenso a la Moncloa y subsiguiente mantenimiento, las posibilidades de prolongar su mandato hasta el 2020 resultan harto difíciles. Precipitaciones, despropósitos y equivocaciones le están ahorcando e impidiendo lograr su utópico proyecto.
El crédito del actual presidente se deteriora por momentos, lo que le obliga a recurrir a todo tipo de estrategias tendentes a demorar la mencionada convocatoria electoral, a la espera de encontrar la serenidad necesaria que no hallará en sus circunstancias actuales, cuya aparición es una quimera que posiblemente devenga en tiempos peores. Sin presupuestos, con un Gobierno que hace agua y unos socios de los cuales desconfía, su situación es francamente patética.
En otro orden de cosas, el último CIS solo aportó un pequeño brote de esperanza, dado que que sus datos corresponden al tramo comprendido del 1 al 11 de septiembre, lo que impidió que dicha encuesta reflejase el desgaste de Gobierno al no recoger, por ejemplo, la dimisión de la ministra de Sanidad ni la polémica originada por la tesis presuntamente plagiada de Sánchez, como tampoco se hizo eco de la rectificación en la venta de armas a Arabia Saudí, etc, etc. circunstancias que lógicamente desacreditaron los datos contenidos en el sondeo de opinión por parte del PP y Ciudadanos. De ahí la petición solicitada para que Tenzanos justifique el cambio de metodología tras convertirla en mensual, cuando desde hace muchos años su publicación siempre fue trimestral. Si la caída de Zapatero tuvo grandes repercusiones, la de Sánchez, a este paso, resultará estrepitosa.
Apelar a términos como acoso y cacería por parte del Gobierno, no pasan de ser vulgares disculpas para evitar su desastrosa gestión, reflejada en la caída o dimisión de dos de sus ministros, más los que están en camino de seguir la misma senda, personalizados en Dolores Delgado (Justicia) y Pedro Duque (Ciencia e Innovación) en fase de acusaciones. La ridícula defensa del Gobierno alegando "bochorno democrático" mueve a la hilaridad. El guion político está creciendo en intensidad con el consiguiente estímulo para las audiencias. Continuar con el tema de las tesis y másteres ya comenzaban a aburrir a las centollas. Algunos ministros y altos cargos viven angustiados al no lograr conciliar el sueño pensando en… ¿se averiguará lo mío?
Lo que está sucediendo daña seriamente al conjunto del país tal como lo está reflejando la manifiesta desaceleración económica, unido a la desconfianza de los inversores buscando lugares más seguros para su dinero, justo lo que no ofrece el actual Gobierno socialista, propiciado por sus escasos 84 escaños y las insoportables hipotecas contraídas con partidos antisistema, situación que les impide prácticamente tomar iniciativas, y abusar de la demagogia e intentar gobernar a golpe de Real Decreto es muy peligroso como se está demostrando.
Manifestar, como hizo Pedro Sánchez en su discurso ante la Asamblea de la ONU que "hemos venido a limpiar, estamos limpiando y vamos a seguir limpiando" no coincide precisamente con todos los dislates cometidos por sus ministros. Los españoles merecemos algo más que solo podrá resolverse accediendo a unas elecciones generales y cuanto antes mejor... ¡¡Tiempo al tiempo!!