Excelentísimo señor presidente del Gobierno:
Me siento doblemente traicionado por usted: traicionado como ciudadano respetuoso con la legalidad internacional y traicionado como votante de su candidatura en las últimas elecciones generales.
El viernes 18 nos enteramos por el gabinete de Mohamed VI de que usted le había escrito una carta en la que le expresaba que "considera la iniciativa de autonomía marroquí, presentada en 2007, como la base más seria, realista y creíble para resolver este contencioso" (del Sáhara Occidental). Con esas palabras aceptaba apoyar la ocupación militar y la feroz represión que mantiene el rey de Marruecos contra los saharauis.
En un parpadeo, usted ha hecho añicos el consenso en política exterior que han mantenido los Gobiernos españoles de distinto signo político desde 1976. Aquel año, nuestro país abandonó el Sáhara Español (así se llamaba la entonces provincia número 53) sin cumplir su deber de descolonizarlo. Es falso lo que su ministro de Asuntos Exteriores ha afirmado en sede parlamentaria acerca de que los compromisos de España con su antigua provincia se extinguieron entonces con la firma de los Acuerdos de Madrid, por los que el último Gobierno de Franco entregó el territorio a Marruecos y Mauritania. La verdad es que el 28 de noviembre de 1975 la Asamblea General de la ONU introdujo una corrección en aquellos acuerdos. Con ella subrayó la exigencia de un referéndum de autodeterminación para concluir la descolonización. Además, la última resolución jurídica solicitada por el Consejo de Seguridad data de 2002 y concluye, literalmente: "Los Acuerdos de Madrid no han transferido la soberanía del Sáhara Occidental ni han otorgado a ninguno de los firmantes (España, Marruecos y Mauritania) el estatus de potencia administradora, estatus que España no puede transferir unilateralmente". O su ministro miente con su consentimiento o es un inepto.
En suma, señor presidente: sigue siendo usted el principal responsable de lo que sucede no solo en el territorio del Sáhara Occidental, sino también en sus aguas. Así lo señala la Organización Marítima Internacional, que atribuye a España el deber de rescate en ellas. Deber de rescate que incluye a los cientos de inmigrantes que han perecido ahogados en esa franja del Atlántico. Según numerosas informaciones periodísticas, buena parte de ellos fueron empujados al mar en frágiles cayucos por el régimen de Mohamed VI.
El argumentario que el PSOE ha repartido entre sus militantes para defenderse de las críticas a su carta comienza con una alusión a la agresión de Rusia contra Ucrania. No podía el redactor de ese conjunto de errores y medias verdades haber recurrido a un ejemplo más desdichado. Porque lo que usted condena en Ucrania es exactamente lo mismo que apoya en el Sáhara: la ocupación a sangre y fuego de un territorio extranjero por parte de un régimen dictatorial. Las atrocidades cometidas por Rabat en el Sáhara Occidental no son menores que las cometidas por Moscú en Ucrania. Hable con las enfermeras españolas que ayudaron a los saharauis durante la invasión marroquí. Puede usted localizar a Gurutze Irizar en Gipuzkoa y preguntarle cómo recogía las cabezas, los pies, los brazos de ancianos, mujeres y niños reventados por la aviación marroquí y abrasados con napalm y fósforo blanco (muchos de esos niños tendrían ahora la misma edad que usted). O puede hablar con el profesor de Medicina Forense Francisco Etxeberria o con el médico y psicólogo Carlos Beristain para que le expliquen cómo han desenterrado en el desierto los cuerpos de pastores saharauis ametrallados por las Fuerzas Armadas Reales de Marruecos: algunos cadáveres han aparecido con el DNI y la cartilla de racionamiento españoles en el bolsillo. Puede contactar con Aminetu Haidar, que fue secuestrada por la policía marroquí por participar en la preparación de una manifestación independentista en El Aaiún y ‘desaparecida’ durante casi cuatro años. Si no la localiza, le animo a que hable con la Fundación Robert F. Kennedy o con la Fundación Train, que han denunciado repetidamente su caso y el de otras mujeres que, como ella, han sufrido las peores violencias por los policías marroquíes. O, si el palacio Real de Rabat se lo permite, puede viajar al Sáhara Occidental y preguntarles a Sultana Jaya y a su hermana cómo las han violado y agredido sistemáticamente los agentes de Mohamed VI. Hable, por favor, con Amnistía Internacional.
¿Piensa usted seriamente que es posible una autonomía dentro de un régimen como el de Mohamed VI? Y, si lo piensa, ¿por qué cree que no es posible una autonomía de Ucrania dentro de un régimen como el de Putin? ¿Cómo puede defender al mismo tiempo una cosa y la contraria?
Lo que le he relatado más arriba son solo pequeñas pinceladas de lo que usted sin duda conoce. Podría seguir: le dejo mi contacto por si le interesa saber más.
Ha tomado usted la decisión de avalar a Mohamed VI con su carta sin consultar a sus socios de Gobierno ni al principal partido de la oposición. Hasta el momento, tampoco ha ofrecido la más mínima explicación a los ciudadanos.
A pesar de su carta, no me cabe en la cabeza que quiera convertirse en cómplice de la ocupación militar y de la represión de Marruecos en el Sáhara Occidental. Le adelanto que si usted sigue adelante con esa decisión, no volveré a votarle: #NoconmivotoPedroSanchez.
Atentamente,
Tomás Bárbulo