Pedro J apunta en su edición del domingo a los prostíbulos que financiaron a Pedro Sánchez con dos informaciones y un artículo firmado por él. En resumen, le reprocha que, siendo concejal en el ayuntamiento de Madrid por el PSOE, lista encabezada precisamente por su madrina política Trinidad Jiménez -en Ferraz se comenta que estaba totalmente encaprichada del joven Pedro el guapo-, formara parte de una estructura que se había comprometido, con Zerolo como líder, a combatir la explotación sexual, cuando él estaba casado precisamente con una mujer que vivía de ese negocio, y él incluso, también.
Algo que también deberíamos averiguar es cómo Trinidad convenció a Elena Arnedo para que por motivos de salud renunciara a su acta en mayo del 2004 y al correr la lista socialista, su íntimo Sánchez, que iba en el puesto 23, entrara como concejal en el Ayuntamiento de Madrid y empezara a tener relevancia política dentro de Ferraz.
Pero la hipocresía del presidente Sánchez no sólo es por decir o prometer algo que no sólo no cumple, sino que hace lo contrario con toda la cara, y además se defiende con el argumento de que sólo ha cambiado de opinión, y se queda tan fresco. La hipocresía mayúscula es hacernos creer que, tanto su ascenso tanto en las filas socialistas como posteriormente en el gobierno, se debe a que todos están de acuerdo con apoyarle con ese argumento de defender una mayoría progresista frente a la fachosfera…
La realidad es muy distinta y nadie parece interesado en que se conozca. Ya el comisario Villarejo, del que muchos políticos odian por lo que informó en su día, precisamente de las saunas del suegro de Sánchez y las cámaras de vídeo instaladas en sus prostíbulos, y de otros muchos informes de inteligencia que realizó por encargo de sus jefes en el ministerio de Interior, alertó de lo que podía significar que el joven político, carente de escrúpulos y con una ambición infinita, podía utilizar la filmoteca de Sabiniano. Porque si este hacía copias al CNI y a la Policía de los vídeos donde aparecían políticos, empresarios, jueces, fiscales, etc., esa filmoteca en manos de Sánchez podía allanarle el camino a donde se propusiera.
Y si, llegó a la Moncloa con la connivencia de Otegui, de Pepe Bono, de Pepiño Blanco, de Moratinos y de un montón de políticos que hoy comen en su mano porque saben que guarda en su caja fuerte algunos vídeos que mejor sigan escondidos.
Espero que otro domingo Pedro J. le dedique una parrafada a la filmoteca de Sabiniano, heredada por Pedro el guapo.