Un reciente estudio ha puesto de manifiesto que analgésicos comunes, como el ibuprofeno y el paracetamol, podrían estar acelerando la resistencia a los antibióticos cuando se combinan con estos últimos. La investigación revela que estos medicamentos permiten que la bacteria E. coli desarrolle resistencia a múltiples fármacos mucho más rápidamente en comparación con el uso exclusivo de antibióticos.
El riesgo es especialmente alto para los adultos mayores en centros de atención, quienes suelen recibir múltiples medicamentos al mismo tiempo debido a su salud comprometida. La resistencia a los antibióticos ya causa 35,000 muertes anuales en Estados Unidos, mientras que a nivel global las cifras superan 1.27 millones de fallecimientos.
Un problema creciente en la atención geriátrica
Los hallazgos del estudio son alarmantes, especialmente para la población anciana que frecuentemente consume varios fármacos simultáneamente. Rietie Venter, profesora asociada en la Universidad de Australia del Sur, advirtió sobre la grave situación: “Los antibióticos han sido fundamentales en el tratamiento de enfermedades infecciosas, pero su uso excesivo ha impulsado un aumento global de bacterias resistentes”. En los hogares de cuidado residencial, donde se prescribe una variedad de medicamentos, incluyendo analgésicos y otros tratamientos, las condiciones son propicias para que las bacterias intestinales desarrollen resistencia.
La investigación indica que la resistencia a los antibióticos va más allá del uso directo de estos medicamentos. Cada pastilla consumida—ya sea para aliviar el dolor o controlar la presión arterial—puede interactuar con otros fármacos y fortalecer a las bacterias patógenas. Con un número tan elevado de muertes atribuibles a esta resistencia, es imperativo actuar con urgencia.
La industria farmacéutica ante el desafío
No es la primera vez que se vinculan medicamentos comunes con la resistencia a los antibióticos. Estudios previos han demostrado que antidepresivos y otros fármacos no antibióticos también pueden contribuir a este fenómeno. Sin embargo, a pesar del creciente cuerpo de evidencia, la industria farmacéutica continúa promoviendo estos productos sin considerar sus posibles efectos adversos a largo plazo. Mientras tanto, las autoridades reguladoras parecen lentas en responder ante este desafío creciente.
La situación se complica aún más por el hecho de que muchos consumidores utilizan estos analgésicos sin receta médica. Millones confían en el ibuprofeno y paracetamol por ser accesibles sin prescripción, creyendo erróneamente que son completamente seguros. Este estudio subraya que incluso los medicamentos considerados “seguros” pueden tener interacciones peligrosas cuando se combinan con antibióticos.
Es fundamental que los reguladores exijan mayor transparencia sobre las interacciones entre medicamentos y que los médicos reconsideren sus prácticas de prescripción, especialmente en entornos vulnerables como las residencias para ancianos. Los pacientes también deben ser empoderados para tomar decisiones informadas sobre su salud; si está tomando antibióticos, ¿debería también consumir ibuprofeno para aliviar un dolor? La respuesta es clara: no, a menos que esté dispuesto a arriesgarse a alimentar al próximo superpatógeno.
Fuentes utilizadas para este artículo incluyen:
TheEpochTimes.com
FoxNews.com
DailyMail.co.uk