Es el horario de invierno, fijado por la Comisión Europea para poder aprovechar mejor la luz del sol y consumir menos electricidad en iluminación. Pero, ¿se ahorra con esta medida? ¿Y cómo? En realidad, no es más que un ahorro simbólico, de unos ocho euros por casa, que además solo será efectivo si se acompaña de otras pautas para lograr la eficiencia energética.
Desde el próximo domingo, se hará de noche más temprano, pero también amanecerá antes. Así, comienzan meses de días cortos y noches largas, un cambio que desde Europa se ve necesario para ahorrar energía. Con el cambio de hora de invierno se gana la hora que se pierde anteriormente en marzo, cuando se adelantan los relojes con la llegada de la primavera. Teniendo en cuenta que la mayoría de la actividad se concentra a primera hora de la mañana, la marcha atrás de las manecillas disminuirá el consumo diario de luz y de energía. ¿Pero también en casa?
El ahorro energético (en la factura de la luz) en las familias, sin embargo, será muy poco, simbólico y testimonial, según dicen los expertos. Los pequeños gestos son importantes y se favorece el ahorro energético. La opinión de la Red Eléctrica Española (REE) que, aunque estiman con el cambio de hora un ahorro en el consumo eléctrico de entre el 0,1% y el 0,5%, señalan que "todo ahorro es bienvenido".
Ahorrar luz en casa:
El cambio de hora como medida aislada no supone un ahorro importante, por lo que debe acompañarse de otras pautas de ahorro para que resulte eficaz:
1. Madrugar más y acostarse más temprano. Es aconsejable armonizar la actividad diaria con los tiempos de luz solar, un cambio de hábitos excelente para la salud y que favorece el ahorro. Las familias que madrugan necesitarán una hora menos de iluminación, por lo que ahorrarán. Aunque la oscuridad llegará a sus casas una hora antes de lo habitual, no tienen por qué gastar mucha más luz en esas horas si se van antes a la cama.
2. Prescindir de la iluminación artificial cuando no es necesaria. Son incontables las ocasiones en que la familia al completo está en el salón de casa y las luces de la cocina, el pasillo o algún dormitorio están encendidas. Esto genera un gasto considerable e inútil. Mientras la familia está en el salón, además, basta con tener una pequeña luz de ambiente, más acogedora. Además, las lámparas cuya luminosidad es muy potente no ayudan a conciliar el sueño necesario para poder descansar tras un día completo de actividad.
3. Abrir las ventanas solo para ventilar. El tiempo para airear las habitaciones ronda los 10 minutos. Si se tiene calor en la vivienda (porque la calefacción está muy alta), se debe bajar el termostato y no abrir las ventanas. Y si es calefacción central, bastará con cerrar algunos radiadores.
4. Apagar la calefacción por la noche. No es bueno para la salud tener la calefacción en marcha durante la noche. Además, gasta mucho. Tampoco se debe encender por la mañana hasta que la casa esté ventilada y se hayan cerrado las ventanas.
5. Apagar del todo la calefacción si se estará fuera del hogar más de un día. Hay quien se va de casa todo el día y deja la calefacción en marcha para que la casa esté calentita al regresar. Hacerlo un día entero sin nadie en la vivienda es un gasto energético demasiado elevado, y no compensa.
6. Instalar adhesivos en puertas y ventanas o doble cristal. Colocar tiras adehesivas puede suponer un ahorro de entre un 5% y un 10% de energía. Tener doble ventana ahorra aún más, pues, según un informe de la Universidad de Zaragoza, los sistemas de doble cristal reducen hasta en un 50% la pérdida de calor con respecto a los cristales sencillos.
7. Mantener la temperatura en 21 ºC y no abusar de la calefacción. Aumentar esta temperatura un solo grado supone un 7% más de gasto de energía. Para aislarse del frío se pueden instalar aislantes en techos y paredes.
Opiniones en contra: con el cambio de hora se gasta incluso más
Hay quienes aseguran que no solo no se ahorra con el cambio de hora, sino que incluso se consume más. Es el caso de los comercios o las empresas que desarrollan su actividad sobre todo a partir de la tarde. Para ellas, el cambio de hora de invierno -no el de primavera- supone incluso un mayor desembolso, ya que no pueden adelantar la hora de apertura y anochece antes. Es decir, gastan más en luz artificial y en calefacción.
Lo que no se consume por la tarde se consume a primera hora del día, según señala Matthew Kotchen. Este economista de la Universidad de California (EE.UU.) ha realizado un estudio que demuestra que el ahorro por aprovechar la luz natural desde el amanecer se compensa con el mayor gasto que supone encender antes la calefacción en invierno, ya que cuando se llega a casa es de noche y la temperatura es más baja.