Un reciente estudio ha puesto de manifiesto que la restricción dietética, que implica una reducción en la ingesta calórica, puede potenciar el poder de combate contra el cáncer de las células inmunitarias conocidas como células T. Este beneficio se origina en un aumento de los cetonas, un combustible alternativo producido cuando la glucosa escasea, lo que mejora tanto la resistencia como la función de las células T. La investigación proporciona un mecanismo científico que explica cómo la reducción controlada de calorías podría mejorar los resultados de poderosas terapias inmunológicas contra el cáncer.
No obstante, los expertos advierten que los pacientes oncológicos a menudo enfrentan dificultades con su nutrición, y esta no es una recomendación para seguir dietas restrictivas sin supervisión médica. Los hallazgos abren la puerta al desarrollo de estrategias nutricionales personalizadas que complementen tratamientos como la terapia con células T CAR.
Reprogramación metabólica en la lucha contra el cáncer
En la incesante batalla contra el cáncer, los científicos están reconsiderando un antiguo estado metabólico: la cetosis, para potenciar tratamientos innovadores. La nueva investigación del Instituto Van Andel y la Universidad de Pensilvania revela que una moderada restricción dietética puede reprogramar fundamentalmente a los soldados inmunitarios del cuerpo, las células T, al alimentarlas con cetonas. Este cambio metabólico aumenta tanto la resistencia como la capacidad destructiva de estas células frente a tumores, ofreciendo una posible estrategia dietética para mejorar la efectividad de las inmunoterapias avanzadas. Los resultados, publicados en revistas científicas líderes, proporcionan respuestas cruciales sobre el «por qué y cómo» de los efectos anticancerígenos observados mediante la gestión calórica, justo cuando la dieta promedio presenta un alto contenido calórico pero escaso valor nutricional.
La restricción dietética, un enfoque que reduce la ingesta calórica total mientras se mantiene una adecuada nutrición, ha estado asociada durante mucho tiempo con beneficios para la salud, incluyendo el retraso del envejecimiento y una mejor función metabólica. El nuevo estudio demuestra que cuando ratones fueron alimentados con una dieta controlada y baja en calorías, sus hígados produjeron más cuerpos cetónicos—específicamente beta-hidroxibutirato (BHB). Las cetonas son un combustible soluble en agua derivado de grasas, utilizado por el organismo cuando hay escasez de glucosa proveniente de carbohidratos, tal como ocurre durante el ayuno o ejercicios prolongados.
El dilema complejo de los nutrientes
La relación entre las cetonas y el cáncer es compleja. Si bien los nuevos datos indican que las cetonas potencian a las células T, investigaciones separadas han confirmado que algunas células cancerosas también pueden metabolizar cetonas para alimentar su propio crecimiento. Esto plantea un rompecabezas terapéutico crítico: ¿cómo asegurar que este combustible beneficie al sistema inmunológico y no al tumor? Esta complejidad resalta que la nutrición en el cuidado del cáncer nunca es universal. Además, subraya el delicado equilibrio necesario, ya que los pacientes oncológicos frecuentemente enfrentan caquexia—a síndrome caracterizado por pérdida severa de peso y masa muscular—lo cual hace peligrosa cualquier restricción dietética extrema o no supervisada.
Sinergia con tratamientos avanzados
Una de las implicaciones más prometedoras es la sinergia entre la cetosis inducida por dieta y la inmunoterapia. La investigación encontró que la restricción dietética trabajó en conjunto con inhibidores del punto de control anti-PD1, una forma común de inmunoterapia, para ralentizar aún más el crecimiento tumoral en modelos experimentales. En un avance paralelo, científicos de Penn Medicine descubrieron que una dieta cetogénica o suplementación directa con BHB mejoró drásticamente la eficacia de la terapia con células T CAR en modelos laboratoriales. El metabolito parece proporcionar una fuente energética superior para las células inmunitarias modificadas genéticamente, resultando en una mayor capacidad destructiva contra las células cancerosas y mejor supervivencia en ratones.
Hacia una oncología nutricional personalizada
La convergencia de estos estudios representa un paso significativo hacia la integración de terapias metabólicas en oncología. Se van más allá del anecdotario al proporcionar una base mecanicista sobre cómo las intervenciones nutricionales podrían combinarse formalmente con inmunoterapia. Sin embargo, los investigadores enfatizan uniformemente que estos hallazgos no son un visto bueno para que los pacientes sigan dietas extremas. En cambio, sientan las bases para futuros ensayos clínicos diseñados para desarrollar protocolos dietéticos personalizados basados en evidencia y seguros. El objetivo no es añadir carga sino aprovechar la flexibilidad metabólica innata del cuerpo, convirtiendo el combustible consumido en un potencial aliado en la lucha contra el cáncer.
Fuentes:
MedicalXpress.com
Nature.com
PennMedicine.org