La reciente ofensiva de Israel contra el programa nuclear de Irán ha suscitado críticas por la falta de pruebas que respalden una amenaza nuclear inminente, evocando afirmaciones infundadas del pasado. Según informes de inteligencia de Estados Unidos, Irán no está persiguiendo armas nucleares, lo que contradice las declaraciones del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Se sugiere que el objetivo más amplio de Israel podría ser desmantelar la influencia regional de Irán sobre grupos como Hezbollah y Hamas.
Las comparaciones históricas con las afirmaciones sobre armas de destrucción masiva en Irak alimentan el escepticismo respecto a la legalidad y los motivos detrás del ataque. Expertos advierten sobre la posibilidad de un conflicto regional en escalada y una potencial carrera armamentista nuclear en Medio Oriente.
La autorización del ataque
El 16 de junio, Netanyahu autorizó un asalto aéreo preventivo dirigido a las instalaciones nucleares iraníes, argumentando que Teherán estaba “a semanas de obtener una bomba”. Este ataque ha generado un debate global sobre sus verdaderas intenciones: ¿detener la proliferación nuclear o debilitar la influencia regional de Irán? La retórica de Netanyahu recuerda advertencias realizadas durante décadas acerca de una supuesta amenaza nuclear iraní, culminando en un ataque que críticos sostienen arriesga una escalada sin justificación verificable.
La directora nacional de inteligencia de EE.UU., Tulsi Gabbard, afirmó recientemente: “Irán no está construyendo un arma nuclear”. Esta evaluación oficial, junto con el cumplimiento de Irán con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), ha puesto en duda la urgencia del argumento presentado por Israel. Al mismo tiempo, se señala que la estrategia a largo plazo de Netanyahu busca desmantelar el “Eje de Resistencia” iraní, una red que apoya a Hezbollah, Hamas y otros grupos opositores al control israelí en la región.
¿Cambio de régimen en lugar de armas nucleares?
A lo largo de cuatro décadas, Netanyahu ha enfatizado una supuesta “amenaza existencial” proveniente de Irán, aun cuando expertos en seguridad cuestionan esta narrativa. Analistas como Robert Inlakesh sugieren que el ataque tiene menos relación con las armas nucleares y más con un cambio de régimen, citando el llamado post-ataque de Netanyahu a los iraníes para derrocar a su gobierno. “El verdadero objetivo de Israel no es solo el desarme nuclear, sino desestabilizar las alianzas de Teherán con adversarios regionales”, indicó Inlakesh.
Expertos militares confirman que Israel carece de la capacidad para desactivar las instalaciones nucleares profundamente enterradas y situadas en montañas. “No se trata de un ataque preciso”, sostiene Andrew Feinstein, analista del sector armamentista. “La fuerza aérea israelí no puede lograr lo que ni siquiera logró EE.UU. en Siria.” En cambio, Feinstein y otros sugieren que el ataque busca fracturar la influencia regional iraní, debilitar su programa balístico y fomentar disidencia interna—objetivos que van más allá del simple concepto de “disuasión”.
Contradicciones en la inteligencia estadounidense
Estados Unidos enfrenta acusaciones de complicidad mientras Israel bombardea instalaciones bajo supervisión internacional. Las sanciones impuestas por Trump tras la Segunda Guerra Mundial y su abandono del Acuerdo Nuclear de 2015 (JCPOA) han intensificado la desconfianza. Wendy Sherman, exenviada especial para Irán durante la administración Obama, calificó la campaña “de máxima presión” impulsada por Trump como “un desastre”, ya que aceleró los acopios uranios en Teherán mientras aislaba diplomáticamente a EE.UU.
El testimonio brindado por Gabbard ante el Comité Selecto sobre Inteligencia del Senado—donde afirmó que “Khamenei suspendió el trabajo sobre armas nucleares en 2003”—destaca contradicciones significativas. A pesar de las insistencias de Netanyahu, el informe del OIEA publicado en agosto 2018 concluyó que Irán cumplía plenamente con el JCPOA. “Estas acciones sugieren que la administración Netanyahu está mal informada o engañando intencionadamente a los aliados estadounidenses”, argumenta Flynt Leverett, profesor en Columbia University.
Paralelismos históricos y cuestiones legales
Criticos trazan paralelismos con la invasión a Irak en 2003, justificada erróneamente por afirmaciones sobre armas químicas. Los académicos legales subrayan que bajo derecho internacional un ataque preventivo debe cumplir criterios estrictos: una “amenaza inminente” sin otra opción defensiva disponible. “Irán no es ninguna de estas cosas”, afirma Jack Goldsmith, profesor de derecho en Harvard. “La agresión israelí arriesga establecer un precedente peligroso que justificaría guerras unilaterales basadas en evidencias dudosas.”
Por ahora, EE.UU. ha evitado involucrarse militarmente, aunque la validación diplomática ha fortalecido a Netanyahu. Trump, quien expandió las sanciones y bombardeó Siria, declaró apoyar "el derecho de Israel a defenderse", sin reconocer las lagunas existentes en inteligencia.
Consecuencias geopolíticas: ¿Arderá Medio Oriente?
Los analistas advierten sobre consecuencias imprevistas. La posible aceleración nuclear por parte de Irán, enfrentamientos regionales con Hezbollah o Hamas y una carrera armamentista más amplia en el Golfo Pérsico son escenarios preocupantes. En un artículo publicado en The Atlantic, Peter Beinart señala que la decisión tomada por Netanyahu podría alienar a Europa, quien valora más la estabilidad que los cambios políticos radicales.
Mientras tanto, el líder supremo iraní Ayatollah Khamenei ha prometido represalias; China y Rusia instan a una desescalada—a pesar del llamado ignorado por Netanyahu. “Esto no es solo una guerra regional”, dice Ryan Crocker, exembajador estadounidense. “Es un choque entre soberanía e intervención extranjera, sin un final fácil a la vista.”
Una confrontación cargada de tensiones
A medida que se eleva el humo sobre Irán, el mundo observa cómo se desarrolla una confrontación arraigada en información errónea y ambiciones geopolíticas profundas entre normas internacionales y acciones unilaterales. Si el riesgo asumido por Netanyahu asegura los objetivos israelíes o desencadena una serie incontrolable de desestabilización permanece incierto. Una certeza emerge: el futuro del Medio Oriente depende críticamente del desenlace.
Fuentes utilizadas para este artículo incluyen:
RT.com
Newsweek.com
Reuters.com