El gobierno de Alberta, bajo la administración del Partido Conservador Unido (UCP), ha tomado la decisión de dejar de proporcionar vacunas gratuitas contra el COVID-19 para la mayoría de los residentes a partir del otoño de 2024. A partir de esa fecha, los individuos que no pertenezcan a grupos prioritarios deberán pagar aproximadamente 110 dólares canadienses por dosis. Sin embargo, los grupos de alto riesgo, como los ancianos y las personas inmunocomprometidas, continuarán recibiendo la vacuna sin costo alguno.
Esta nueva política tiene como objetivo reducir el desperdicio de vacunas, dado que se reportaron 135 millones de dólares canadienses en dosis desechadas durante el año fiscal 2023-2024, lo que representa el 54 por ciento del suministro total. La ministra de Salud, Adriana LaGrange, defendió esta medida argumentando que es una acción fiscalmente responsable.
Críticas a la nueva política
A pesar de las justificaciones del gobierno provincial, la decisión ha generado un fuerte rechazo entre los opositores políticos. Sarah Hoffman, exvicepremier de Alberta y miembro del Partido Nuevo Democrático (NDP), ha calificado esta política como "cruel" y ha acusado al UCP de acelerar la privatización del sistema sanitario. Según sus declaraciones, imponer un costo por las vacunas crea barreras financieras para los residentes de bajos ingresos.
La controversia también refleja una creciente tensión en torno a la gestión sanitaria post-pandemia. La premier Alberta, Danielle Smith, ha expresado previamente su escepticismo respecto a los mandatos de vacunación, citando ejemplos internacionales como Dinamarca, donde se detuvieron las vacunaciones rutinarias en niños sanos. Esta postura contrasta con las recomendaciones del organismo asesor nacional canadiense, que aún sugiere la vacunación para jóvenes y mujeres embarazadas.
Un dilema sobre el acceso equitativo a la salud
La implementación de esta política pone a prueba el equilibrio del sistema sanitario en un contexto post-pandémico. Mientras que algunos defensores consideran que se trata de un paso pragmático hacia la normalización del manejo del COVID-19, críticos advierten sobre el riesgo de erosionar la confianza pública en las instituciones sanitarias. Además, otros gobiernos provinciales podrían seguir el ejemplo de Alberta en cuanto a restricción fiscal versus acceso equitativo a servicios médicos.
A medida que Alberta se prepara para esta transición en otoño, el debate continúa reflejando divisiones persistentes sobre las lecciones aprendidas durante la pandemia. Los partidarios ven esto como una oportunidad para establecer un enfoque más sostenible en la gestión sanitaria; sin embargo, los detractores temen que pueda amplificar las disparidades existentes en el acceso a la salud.
La noticia en cifras
Cifra |
Descripción |
CA$110 |
Costo por dosis de la vacuna para residentes fuera de grupos prioritarios. |
54% |
Porcentaje de dosis de vacunas COVID-19 desechadas durante 2023-2024. |
CA$135 millones |
Valor estimado de las dosis de vacunas desechadas en el año fiscal 2023-2024. |