Respetable ministra. Tras haber leído atentamente la carta que usted envió el pasado 2 de enero del 2018 a todos los pensionistas, calificados lamentablemente tiempo atrás como “clases pasivas”, y todo ello unido a las opiniones de los medios de comunicación y redes sociales incluidas, deseamos someter a su consideración los siguientes aspectos sobre el texto de la misma.
En primer lugar y a modo de saludo, encontramos fuera de lugar o inapropiado, como usted prefiera, lo de “estimado” pensionista. En nuestra humilde opinión y de acuerdo con los argumentos expuestos a continuación, entendemos que lo suyo sería utilizar términos como: “sufrido”, “humillado” o “maltratado” pensionista. Es como una tomadora de pelo plasmada en papel oficial.
Si se toma la molestia de centrarse el segundo párrado de su epístola, constatará que en ningún momento se hace mención de nuestros valientes empresarios, autónomos incluidos. Solamente se apela a la creación de 600.000 nuevos empleos, sin especificar ni reconocer quiénes son los verdaderos artífices de dicha aportación. Milagro que, por cierto, cita con harta frecuencia en la mayoría de sus declaraciones y apariciones públicas, nuestro presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien incomprensiblemente y de nuevo manifiesta su intención de presentarse por tercera vez como candidato a las próximas elecciones generales, cuando todavía se duda si será capaz de terminar la segunda legislatura, dado que presuntamente tendrá un duro 2018 propiciado por la lacra que representa las acusaciones de corrupción en su partido…"Gurtel", "Púnica", etc.
Con relación a los párrafos tercero y cuarto, sobre prestaciones y derechos de nuestros pensionistas, afirma que debemos “sentirnos orgullosos de nuestro modelo", y a continuación añade “con el objetivo de conciliar mejoras anuales garantizadas”, pero.. ¿A qué mejoras se refiere usted? ¿Le parece adecuado expresarse tan pomposamente cuando el incremento anual aprobado ha sido del 0,25%? Sinceramente, suena a broma de pésimo gusto.
Veamos. Utilizando un ejemplo como los que adjunta su directora general, a una pensión de 1.900 euros mensuales, aplicándole la revalorización aprobada para el 2018 (0,25%), supone un incremento de 4 euros mensuales, importe al que posteriormente habrá que deducirle la retención del IRPF, 277 euros (14,49%). ¿Considera adecuado enviar semejante nota a los pensionistas? ¿No habría resultado más apropiado observar un discreto silencio por su parte y delegar en su directora, Paula Roch, para transmitir tan desdichada noticia?
Por último, la ministra de Empleo y Seguridad Social, finaliza su patético escrito recurriendo por enésima vez a la “intensa creación de empleo”, que como ya ha quedado reseñado pertenece al empresariado y no al Gobierno, a pesar de sentirse orgullosos como arguye doña Fátima. No se enfade pero al menos reconozca que a pesar de la cacareada superación de la crisis, la pérdida de poder adquisitivo de nuestros pensionistas, justo en el momento en que más lo necesitan, resulta deleznable.
Actualmente y por desgracia, todos somos conscientes de que son muchos miles los trabajadores dados de alta mediante contratos a tiempo parcial por tres horas y trabajando jornadas de 8 o más, sobre cuya diferencia no se cotiza a la S.S. Fraude que tristemente no para de incrementarse. ¿Para cuándo la solución? ¿Qué medidas está tomando la inspección de trabajo? Cíclicamente aparece el tema “pensiones” como una maldición que todos los gobiernos reconocen pero que orillan y postergan... ¡¡Tiempo al tiempo!!