Todo parecía indicar que, tras descubrirse la petición de Dolores Cospedal García al comisario José Manuel Villarejo, el espiar a su compañero de dirección en el PP, Javier Arenas, sus días en el partido estarían contados en función de sus declaraciones en la COPE.
La crisis generada en el PP adquirió tal envergadura, que ya no solo afectaba la ex Secretaria General, sino que también cuestionaba si el propio presidente, Pablo Casado, sería capaz de lograr la dimisión de la citada política. Manifestar que con sus estúpidas declaraciones estaba cumpliendo con su obligación, al tratarse de un tema relacionado con Gürtel y la percepción de comisiones, provocó la petición unánime de su salida del partido.
La antaño poderosa Cospedal, como era de esperar, fue víctima de su propio espionaje, al igual que lo fueron sus intenciones de abandonar el partido con la cabeza bien alta, para terminar saliendo por la puerta falsa, merecidamente criticada y con el regocijo de todos aquellos compañeros que la tuvieron que aguantar su soberbia.
Desde su inesperado nombramiento como Secretaria General, nunca ocultó su rígido talante para dirigir y que los demás obedeciesen, haciéndose respetar por las bravas. Dicho comportamiento, para otros muchos representó la base de su injustificado éxito.
Contando con el apoyo de Rajoy y como numero dos del PP durante diez años, al presidente le gustó el carácter y decisión de esta mujer, amen de solucionarle cantidad de problemas de distinta, de ahí que se le permitiese compatibilizar los cargos de Secretaria General, Presidenta de Comunidad y Ministra de Defensa. Algo que nunca debió suceder. Lo cierto es que tampoco el ex presidente era partidario de discutir con Cospedal ni con su Vicepresidenta, adoptando una postura cómoda pero rotundamente equivocada como quedó demostrado posteriormente.
A su favor y por parte de sus incuestionables defensores, provocaron que Cospedal contemplase la posibilidad de ser Presidenta del PP e incluso soñase con la Presidencia del Gobierno, algo que es mejor ni imaginarlo.
La ex multicargos, única en su especie, jamás reconoció las críticas recibidas por parte de la oposición ni las de sus compañeros de partido, admitiendo que su única equivocación consistió en pedir ayuda a su marido, López del Hierro, en la interlocución con el comisario de Policía. Para otros, la caída de Cospedal García se produjo cuando perdió las primarias.
Su final quedó confirmado el pasado lunes tras abordarse el tema con Pablo Casado y el Secretario General Teodoro García Egea, de ahí que en dos días, Cospedal pasara de negar su marcha a redactar un comunicado anunciándola. Nadie entiende tampoco a qué obedecen las andanzas y gestiones de su marido López del Hierro, hablando en nombre del PP. No obstante, siempre habrá corazones agradecidos afines a los modos de esta dictatorial política, si bien lo cierto es que transcurridas dos semanas ya nadie recordará a esta ambiciosa y desdichada persona políticamente hablando a no ser que aparezcan nuevas noticias que puedan dañarle todavía más.
Para otros, el problema de Cospedal radica su marido, argumentando que detrás de todo lo debatido, la realidad no son las conversaciones de Cospedal con Villarejo, sino los negocios y enredos de su cónyuge. Próximamente, el meollo de la cuestión se centrará en el debate sobre las listas para las elecciones europeas y municipales, con lo cual el matrimonio perderá todo protagonismo... ¡¡Tiempo al tiempo!!