Una aplastante superioridad militar no proporciona necesariamente la victoria. La única victoria real es la paz. En las guerras asimétricas los tanques y los aviones sirven para matar a mansalva al enemigo, pero por mucho que maten palestinos no serán los muertos los que decidan la paz.
Netanyahu es un cadáver político, no importa si estaba o no informado del ataque del Sábado, ha demostrado que su gobierno de ultraderecha no es capaz de proteger a su pueblo.
Los de Hamás son unos despiadados asesinos y se equivocan una vez más. No reconocer al Estado de Israel, uno de los países más avanzados del mundo, no hará que desaparezca. Todo lo contrario.
Los palestinos se ha comportado demasiadas veces como necios pertinaces. Esas son algunas de las duras verdades que con frecuencia los escamotean los medios de comunicación, centrados en el humo de las bombas y no en su verdadero origen.
El Estado de Israel nación dos años después de que yo naciera, he vivido toda mi vida con esas bombas y ese desenfoque mediático. Ya es hora de reflexión y sensatez.
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