Puede que todo el mundo esté esperando el análisis del conflicto, que ya está en fase de manifiesto. La lucha ha comenzado, para ganar el campeonato final, el primer gran oponente -y que será un hueso difícil de roer- es, como no, la Gran Rusia, y sus viejos, viejísimos, deseos Imperiales.
Aquel que venza en estos futuros encuentros, puede que tres o cuatro próximos partidos, será el campeón mundial que implante, de forma ya definitiva, para todo el futuro de la Humanidad, el Liderazgo Cultural que nos lleve a colonizar las estrellas.
Nosotros pretendemos ser personas de conocimientos y no de viejos “Mitos”. Basados en esos conocimientos ya sabemos que puede que la afición tenga mucha ilusión, y no es menos cierto que su apoyo y empuje con sus cánticos sean determinantes para el “arreón” final del partido, pero no es menos cierto que todos quieren al frente de su equipo al entrenador que disponga de las mejores técnicas en ese deporte, y que sea una persona de probada experiencia.
Los propios Rusos son unos grandes dominadores del juego de la defensa y el ataque. Ya lo demostraron de 1.700 a 1.721 con la sufrida invasión de Carlos XII de Suecia en sus territorios. Allí se coronó el gran Pedro I, luego llamado, El Grande. Fueron unos auténticos maestros frente a Napoleón en 1.812, y no menos frente a las huestes Nazis a partir de 1.942. Podríamos destacar este o aquel nombre, pero fue a todas luces un trabajo de equipo. Toda la sociedad estaba unida en esa misión, “Aguantar y destrozar la invasión enemiga”.
Ahora le toca al mundo Occidental traer a colación sus propios conocimientos, producto de su esplendoroso pasado, y también aprender de los mismos Rusos. Las mejores mentes de Occidente han de idear la mejor estrategia y táctica para aguantar y, en su caso, derrotar, a esta amenaza Rusa a Occidente. O también podemos traducirlo por, “Su intento de seguir proclamando su visión Imperial”. Para ello, así como un buen entrenador estudia los lados fuertes y débiles de su adversario, para contrarrestarlos y, a su vez, penetrar mejor en sus defensas, también nosotros hemos de estudiar el deseo de visión imperial Ruso y contrarrestarlo primero, y avanzar por donde mejor podamos hacer ¡Gol!
De lo que no cabe ninguna duda es que debemos ganar el partido, meter más goles que ellos, y que nos demos la mano al final, con claro reconocimiento entre ganadores y perdedores. A mi no me cabe la más mínima duda que los ganadores vamos a ser Occidente, solo que debemos hacerlo con dos grandes visiones: La Primera es que nos causen el menor daño posible en todos los terrenos, principalmente en el lado de las bajas humanas, y el Segundo, que podamos ganarles y hacerles muchos goles provocándoles los mínimos lesionados posibles. Porque tampoco albergo la más mínima duda al respecto, “Cuando esto termine, debemos integrar al pueblo Ruso, al Gran pueblo Ruso, al maravilloso pueblo Ruso -basta ver su literatura su deporte y su ciencia- en el concierto de los estados modernos, y que su sociedad pueda integrarse lo más rápido posible entre los demás seres humanos de cuyo seno nunca debió salir”.
A lo largo de esos ya veinte artículos anteriores hemos descrito qué es Occidente. Quién lo forma. En qué consiste. El estudio de las partes propias, los posibles adversarios o enemigos, así como las fortalezas y debilidades de ambos. Quizá ya sea hora de la estrategia que debemos diseñar para afrontar este primer partido. El oponente ya está en el terreno de juego. Más aún, ellos han sacado del centro del campo y ya disponen de la primera pelota de ataque. Ya estamos en juego. Se acabaron las dudas y vacilaciones, es hora de “Jugar”… Y… “Ganar”.
Quizá los estrategas Rusos han cometido un pequeño error, si bien ellos resistieron y derrotaron a Carlos XII de Suecia, no es menos cierto que quién derrotó a Napoleón fueron, primero los españoles en Bailén, luego los Británicos y Prusianos, esta vez unidos, junto con otros aliados, en Waterloo, y mucho más importante, Stalin nunca hubiera derrotado a Hitler sin la ayuda Norteamericana en material y comida -¡Cuántas latas de carne americana comieron los soldados soviéticos!- luego parece que también los Occidentales saben resistir acometidas y parar a su invasor. Occidente ya destrozó a un tal, Hitler, y acabo con los invencibles Samuráis, haciéndolos ceniza. Además, esta vez se quieren enfrentar a muchas selecciones enfrente. Valientes, ¡Sin duda!, pero ¿No serán, esta vez, esos Rusos, un poco temerarios?
Solo para ayudar, propongo a nuestro equipo técnico una estrategia. En realidad, la estoy copiando de los que ya están al frente de nuestras huestes, y solo la pongo por escrito, porque basta ver los primeros minutos del partido ya desarrollado -hoy tres meses de guerra, perdón, de “Operación militar especial”- para apreciar claramente cual es la estrategia que ya está aplicando nuestro entrenador y su equipo:
- Firmeza.- Aguante claro en defensa y centro del campo con convencimiento claro en nuestras fuerzas.
- Unión de fuerzas.- Búsqueda de la mayor cantidad de aliados y restarle compinches al adversario.
- Rodear en su área al oponente.- Asfixiarle para que no pueda revolverse y recuperar cualquier balón perdido para seguir buscando y consiguiendo el gol.
- Provocar la desmoralización total interna.- Para que ellos mismos deambulen por el campo asumiendo la derrota total ante el posible 5-0 que les vamos a encajar.
- No hacer leña del árbol caído.- Darles la mano cuando el árbitro pite el final, y demostrarles que contamos con ellos para que la Liga (la Vida)… Siga.