La intervención de Rusia en el campo de batalla sirio ha precipitado el cese del general Allen, jefe de la coalición internacional contra el Estado Islámico y responsable de manipular los informes de inteligencia para presentar la campaña militar como un éxito. La estrategia secreta se basaba en dejar hacer a los yihadistas cuando atacaban al Ejército de Bashar al-Asad.El generalretirado John R. Allen (62), enviado especial de Barack Obama ante la coalición internacional contra el Emirato Islámico, ha sido cesadopor el secretario de Defensa Ashton Carter tras salir a la luz pública la estrategia secreta en la guerra de Siria que la Casa Blanca encargó al condecorado general de cuatro estrellas.
Allen apoyaba al Estado Islámico para que atacase al Ejército sirio
Esta es la secuencia de los hechos:
a) Rebelión de los analistas de inteligencia.
Medio centenar de analistas de inteligencia del Mando Central (CENTCOM) con sedes en Tampa (Florida) y Qatar denuncian que sus informes son manipulados con la finalidad de mostrar que la campaña militar de la coalición internacional liderada por Estados contra el Estado islámico es un éxito.
La denuncia fue subiendo los diferentes escalones de la jerarquía militar hasta llegar al general Allen, máximo responsable de la coalición.
b) Tormenta parlamentaria.Las acusaciones,
publicadas por el New York Times,exacerban la ira de los congresistas que se sienten engañados por la información que los Comités de Inteligencia del Congreso y Senado han recibido desde agosto de 2014, fecha del inicio de los bombardeos de la coalición internacional.
La gravedad de las acusaciones de los analistas de inteligencia obligan al jefe del CENTCOM, general Lloyd Austin, a comparecer ante el Comité de Servicios del Senado.
c) Entrada en escena de Rusia. La decisión de Putin de enviar tropas a Siria termina por desbaratar la ficción mantenida durante un año por Estados Unidos.
Rusia ha cambiado las reglas del juego: defiende al Ejército de Al-Asad de los ataques yihadistas
Fuentes militares europeas señalan que la fuerza aérea rusa en Siria dispone de“inteligencia propia”mediante los satélites de observación, lo que le permite conoceren tiempo real al mando ruso-sirio los movimientos sobre el terreno de los combatientes del Estado Islámico.
Este aspecto es esencial para explicar cómo se desarrollaba la estrategia secreta del general Allen al frente de la coalición.
Estrategia secreta
Sectores del Pentágono críticos con la forma con que Obama conduce la guerra, desevelaron que Allen cumplía al pie de la letra la estrategia secretaencomendada: apoyo encubierto o “dejar hacer” a los yihadistas siempre que dirigiesen sus ataques contra el ejército sirio fiel al presidente Bashar al-Asad.
La prensa norteamericana ha publicado que el respaldo del general Allen al Estado Islámico llegaba hasta el extremo de efectuar numerosos lanzamientos en paracaídas de cargamentos de armas que acababan cayendo “por error” en manos de los yihadistas.
Los rusos, en cambio, han puesto en práctica la estrategia contraria: apoyan a las tropas del presidente sirio y bombardean a las fuerzas del Estado Islámico en el momento que entran “en contacto” con el Ejército sirio.
Para Putin es vital mantener en el poder al debilitado Bashar al-Asad que permite al Ejército ruso combatir al Estado Islámico sin restricciones. Moscú considera prioritario derrotar a los yihadistas en los territorios que ocupan de Siria e Irak antes de que se asienten en el Cáucaso ruso.
Acuerdo Obama-Putin
Obviamente, el secretario de Defensa no ha purgado al general Allen sin el visto bueno del presidente Obama, lo que lleva a otro aspecto esencial según las citadas fuentes.
Se trata del acuerdo al que han llegado Obama y Putin para colaborar bajo cuerda en la guerra contra el Estado Islámico, una vez que todo apunta a que los yihadistas se han vuelto incontrolables para Washington.
En su inicio, el nebuloso Estado Islámico fue impulsado por Estados Unidos con el apoyo técnico de la CIA y la generosa financiación de Qatar y Arabia Saudí para derrocar al régimen dictatorial de Bashar al-Asad. Lo que prometía ser un paseo militar similar al de Libia que acabó con Gadafi, se fue complicando a medida que crecía el apoyo de Rusia, Irán y Líbano al régimen de Damasco.
Al mismo tiempo, el Califato Islámico fue tomando vuelo propio al lograr autofinanciarse -venta de petróleo, narcotráfico, secuestros, extorsión, venta de órganos, tráfico de obras de arte-, y atraer a miles de yihadistas llegados de todo el mundo.
La coalición internacional está formada por 62 países y ha llevado a cabo según el Pentágono casi 7.000 ataques aéreos desde agosto de 2014.