El desayuno de nuestros amigos prometía porque el viejo marino nada más sentarnos soltó:
—Estoy harto de consignas, mensajes infantiloides y propaganda adoctrinadora. De repente y machaconamente todos los medios de comunicación hablan de la «nueva normalidad», cuando lo que estamos viviendo es de todo menos normal, es más, hay muchas cosas anormales. Aunque es cierto que nuestra realidad es diferente a cuando empezó todo esto. Y en esa «nueva realidad» hay muchas incógnitas. El drama sanitario ha quedado atrás, pero ha demostrado que no tenemos la sanidad tan maravillosa que nos habían pintado, la han salvado los profesionales, pero ha puesto sobre la mesa deficiencias estructurales, organizativas y de gestión bastante importantes, aunque parece que, después de la experiencia, estaremos pertrechados para hacer frente a un posible rebrote. Superada esta fase, las dudas, las especulaciones, los miedos y los nubarrones se vislumbran en nuestro futuro económico, por mucho que la propaganda del gobierno pretenda anestesiarnos y vendernos el mejor de los mundos.
—Siguiendo la moda del gobierno de Pedro Sánchez, escuchando lo que dice la «ciencia y los expertos» —dijo la profesora con ironía y tono burlón—, parecería que nuestros presupuestos deberían estar enfocados a buscar un equilibrio presupuestario, evitar gastos no productivos o superfluos, contener la presión fiscal, proponer partidas para inversión y el relanzamiento de la economía, pero mucho me temo que esa no va a ser la tónica del gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.
El marino continuó:
—No parece que esa sea la dirección, ni la orientación que se dé a los nuevos Presupuestos. De hecho, estamos viendo que en este periodo se han aprobado partidas que van en la dirección contraria para acciones algo dudosas, máxime en un Estado de Alerta, subvencionando a colectivos que deberían ser secundarios en unos momentos tan delicados y en los que la tesorería de la hacienda pública está tan menguada. Aunque este gobierno va a tener suerte, y por mucho que se quejen de la UE, y por mucho que le echen la culpa a la oposición, no olvidemos que la Comisión de la UE ha confeccionado un Plan Europeo de Recuperación con una inversión prevista de «2,4 billones para reparar daños y preparar el futuro para la próxima generación» en un plan plurianual, en cuyas partidas se encuentra el Nuevo Instrumento de Recuperación que cuenta con 750.000 millones de euros para el periodo de 2021 a 2024 y, aunque repasando la letra pequeña, las partidas y los conceptos no dejan de ser burocráticas y un dejá vu, pero no por eso dejan de ser cantidades importantes de las que va a disponer en un porcentaje este gobierno que le permitirá seguir desarrollando su política, aunque con todo ello hipoteque nuestro futuro.
Siguió la profesora:
—Hace poco volvía a declarar Pablo Iglesias, igual que antes hizo Pedro Sánchez en el Estado de Alerta, que el gobierno no tiene un Plan B, y lo entiendo perfectamente, este gobierno, igual que Zapatero solo tiene un Plan E, gastar dinero, hacer propaganda y aumentar los votos cautivos.
—Todo eso en medio de un panorama desolador —siguió el marino— desde el punto de vista económico, del que todavía no somos conscientes de su magnitud, porque hasta que no pase el tercer trimestre, en otoño no tendremos verdadera dimensión de las consecuencias. En ese momento podremos evaluar la caída del empleo, del parón de nuestras exportaciones que ya en este trimestre estamos siendo uno de los países más perjudicados de nuestro entorno, o los resultados de la temporada turística, uno de los sectores claves de nuestra economía. Mientras vamos a asistir a una fuerte caída de la recaudación fiscal, entretanto aumentamos el gasto público; de esto, empezamos a tener algún indicio, como es que todavía queden ERTE sin pagar o que este año se esté retrasando las devoluciones de la Renta.
Nuestra profesora añadió:
—En medio de este panorama las medidas para la reactivación económica no dejan de ser maquillaje y declaración de buenas intenciones, mientras no se toman medidas concretas o no se acaba de acordar la ampliación y flexibilización de los ERTE. Son muchas las dudas e incertidumbres que manifiesta este gobierno, incapaz de aportar un verdadero plan de recuperación al estilo de lo que están haciendo los países de nuestro entorno, pero la sombra de la subida de impuestos y recortes están en el entorno de La Moncloa.
El marino complementa:
—Como siempre, la solución es la voracidad fiscal y los recortes. Aunque ese no es un mal de este gobierno, sino que es una constante de los políticos. Como ejemplo el IVA, arrancó en agosto de 1985 con un tipo del 12%, actualmente pagamos el 21%, casi el doble —ahora mientras algunos países hablan de rebajarlo temporalmente, se rumorea que nos lo van a subir—, pero lejos de tener superávits presupuestarios, lejos de estar capitalizados, después de años de crecimiento, lo único que hemos hecho es incrementar nuestra deuda prácticamente al PIB anual —aunque veremos cómo vamos a estar cuando acabe todo esto—. Mucha propaganda, pero recortes a los ciudadanos y ninguno para las instituciones.
Se miraron y casi al unísono dijeron:
—¿Cuándo las cosas se van a hacer de otra manera?
Probablemente son ilusiones de nuestra aldea.
[email protected]