Nueva fundación humanitaria en Gaza enfrenta críticas por su vínculo con la violencia israelí

El 16 de mayo de 2024, Israel dio inicio a la Operación Carros de Gideón, marcando un nuevo capítulo en sus operaciones militares en Gaza. La Clasificación Integrada de Fase de Seguridad Alimentaria alertó que el 20 por ciento de los palestinos en Gaza enfrenta la posibilidad de hambruna, mientras que las estimaciones de la ONU sugieren que hasta 14,000 bebés palestinos podrían morir debido al asedio cada vez más intenso.

La Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), una iniciativa conjunta entre Israel y Estados Unidos, ha sido considerada como un «disfraz» para la violencia y el desplazamiento que sufren los palestinos. La distribución de ayuda por parte de esta fundación se realiza bajo la supervisión del ejército israelí y contratistas privados, lo cual rápidamente condujo a situaciones caóticas y violentas, resultando en víctimas entre la población palestina.

Un plan controvertido

La nueva estrategia de la GHF implica proporcionar ayuda a individuos preseleccionados mediante mensajes de texto y reconocimiento facial. Esta medida es justificada por Estados Unidos e Israel como una forma de evitar que Hamas se apodere de la asistencia humanitaria. Sin embargo, este enfoque es criticado por legitimizar la violencia genocida y forma parte de un patrón más amplio conocido como «humanitarización» del genocidio.

Las operaciones de la GHF ponen de relieve una creciente brecha entre los principios humanitarios tradicionales y los enfoques militarizados. La crisis actual subraya la necesidad urgente de una reevaluación crítica del sector humanitario internacional, que ha sido cómplice en las acciones de potencias dominantes y reconoce a la GHF como una herramienta estratégica en la campaña continua de Israel para controlar y recolonizar Gaza.

Consecuencias trágicas

En su primer día operativo, las acciones de la GHF se tornaron caóticas cuando las fuerzas israelíes abrieron fuego contra una multitud desesperada, resultando en al menos una muerte y 48 heridos. El plan propuesto por la fundación incluye ofrecer asistencia alimentaria limitada a cambio del consentimiento a un desplazamiento masivo. Tom Fletcher, subsecretario general para asuntos humanitarios de la ONU, describió esta acción como un «disfraz para más violencia y desplazamiento», evocando prácticas históricas relacionadas con campos de concentración.

Este uso estratégico de zonas de internamiento no es ajeno a las tácticas militares israelíes. Tras el fracaso de las «burbujas humanitarias» en enero de 2024, Israel comenzó a externalizar la entrega de ayuda a contratistas privados tras incidentes trágicos como la masacre del 29 de febrero del mismo año, donde soldados israelíes dispararon contra palestinos que recogían harina, causando múltiples muertes e injurias.

Nuevas propuestas para el futuro

A pesar del escepticismo sobre estas medidas, el gobierno estadounidense inició lanzamientos aéreos con alimentos; sin embargo, estos esfuerzos fueron mayormente ineficaces e incluso provocaron tragedias adicionales. Un nuevo plan propone distribuir suministros esenciales solo a individuos verificados mediante reconocimiento facial. Aunque se argumenta que esto previene el robo por parte de Hamas, se carece de evidencia concreta que respalde tal afirmación.

Las operaciones actuales reflejan un patrón más amplio donde se busca legitimar actos violentos bajo el manto humanitario. Organizaciones internacionales han rechazado colaborar con la GHF, lo cual resalta aún más el abismo entre los principios humanitarios tradicionales y los métodos militarizados adoptados por esta fundación.

Reflexiones finales

La Fundación Humanitaria de Gaza representa un nuevo capítulo en una historia marcada por violencia colonial y desplazamiento forzado. A medida que la comunidad internacional enfrenta las implicaciones de esta última iniciativa, es crucial reconocer a la GHF como lo que realmente es: una herramienta estratégica en el esfuerzo continuo por parte de Israel para controlar y recolonizar Gaza.

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