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¿Fin del COVID? Ni de lejos, con una muerte cada tres minutos

(Foto: UNICEF).
Virginia González | Miércoles 17 de mayo de 2023
La agencia de la ONU para la salud declaró hace unos días que el coronavirus SARS-CoV-2 ya no es una emergencia pública internacional, lo cual no significa que el COVID- 19 haya dejado de ser una amenaza para la salud pública. Durante los primeros días de mayo, la enfermedad se cobró una vida cada tres minutos, miles de personas ingresadas en las unidades de cuidados intensivos.

“El 30 de enero de 2020, por consejo de un Comité de Emergencia convocado en virtud del Reglamento Sanitario Internacional, declaré una emergencia de salud pública de importancia internacional por el brote mundial de COVID-19, el nivel más alto de alarma en virtud del derecho internacional”, dijo el doctor Tedros Adhanom Gebreyesus.

En aquel momento, fuera de China se habían notificado menos de 100 casos y ninguna muerte, señaló antes de comentar que “en los tres años transcurridos desde entonces, el COVID-19 ha puesto nuestro mundo patas arriba”.

En ese tiempo, la OMS ha recibido la notificación de casi 7 millones de muertes, pero se sabe que el número de víctimas es varias veces superior: al menos 20 millones, según los datos que maneja.

Además de los fallecimientos, el doctor Tedros recordó que los sistemas de salud se han visto gravemente perturbados y millones de personas no han podido acceder a servicios sanitarios esenciales, como las vacunas infantiles, vitales para salvar vidas.

Mucho más que una crisis sanitaria

También explicó que la pandemia ha causado graves trastornos económicos, borrando billones de dólares del PIB, perturbando los viajes, el turismo, y el comercio, cerrando empresas y sumiendo a millones de personas en la pobreza.

Otros graves trastornos sociales se produjeron con el cierre de fronteras, la restricción de movimientos, el cierre de escuelas y otros muchos continúan, como los millones de personas que sufren soledad, aislamiento, ansiedad y depresión, además del COVID largo.

“El COVID-19 ha dejado al descubierto y ha exacerbado las divisiones políticas dentro de las naciones y entre ellas. Ha erosionado la confianza entre las personas, los gobiernos y las instituciones, alimentado por un torrente de desinformación. Y ha dejado al descubierto las desigualdades más acuciantes de nuestro mundo, siendo las comunidades más pobres y vulnerables las más afectadas, y las últimas en recibir acceso a vacunas y otras herramientas”, aseguró Tedros.

El dirigente de la OMS comentó a continuación que, no obstante, durante más de un año, la pandemia ha seguido una tendencia descendente, con un aumento de la inmunidad de la población gracias a la vacunación y la infección, una disminución de la mortalidad y una reducción de la presión sobre los sistemas sanitarios.

“Esta tendencia ha permitido a la mayoría de los países volver a la vida que conocían antes de COVID-19”, observó, para comentar después que, durante el último año, el Comité de Emergencias y la Organización Mundial de la Salud han estado analizando detenidamente los datos y considerando cuándo sería el momento adecuado para rebajar el nivel de alarma.

Sin embargo, el máximo responsable de velar por la salud pública mundial advirtió que “esto no significa que COVID-19 haya dejado de ser una amenaza para la salud mundial”.

De hecho, el COVID-19 se cobra una vida cada tres minutos y miles de personas de todo el mundo luchan por su vida en unidades de cuidados intensivos, mientras millones siguen viviendo con los efectos debilitantes posteriores a la infección.

No bajar la guardia

“Este virus está aquí para quedarse. Sigue matando y sigue cambiando. Sigue existiendo el riesgo de que aparezcan nuevas variantes que provoquen nuevos repuntes de casos y muertes. Lo peor que podría hacer ahora cualquier país es utilizar estas noticias como motivo para bajar la guardia, desmantelar los sistemas que ha construido o enviar el mensaje a su población de que el COVID-19 no es nada de lo que preocuparse”, alertó Tedros.

El director de la OMS explicó que lo que la noticia significa es que ha llegado el momento de que los países pasen del modo de emergencia a la gestión del COVID-19 junto con otras enfermedades infecciosas.

El dotor Tedros explicó que no se trata de una decisión precipitada, sino tomada sobre la base de un análisis minucioso de los datos, y aseguró que, en caso necesario, no dudará en convocar otro Comité de Emergencia si el COVID-19 vuelve a poner en peligro el mundo.

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