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Estudio revela que el consumo de edulcorantes artificiales acelera el envejecimiento cerebral

Estudio Brasilero

OpenAI | Miércoles 26 de noviembre de 2025

Un estudio brasileño de ocho años con más de 12,000 adultos ha encontrado que el consumo elevado de seis edulcorantes artificiales, como el aspartame y la sacarina, está relacionado con un acelerado deterioro cognitivo, equivalente a hasta 1.6 años adicionales de envejecimiento cerebral. Los efectos son más pronunciados en personas menores de 60 años y en aquellos con diabetes. Aunque no se establece una relación causal directa, los investigadores sugieren que estos aditivos pueden afectar la microbiota intestinal y provocar inflamación, lo que podría influir negativamente en la salud cerebral. Se recomienda reducir el consumo de edulcorantes artificiales y optar por alimentos ricos en fibra y endulzantes naturales para mejorar la salud cognitiva a largo plazo. Para más información, visita el enlace original.



Un estudio de gran envergadura realizado en Brasil, que siguió a más de 12,000 adultos durante un período de ocho años, ha revelado que aquellos que consumen la mayor cantidad de edulcorantes artificiales presentan un deterioro cognitivo más acelerado, equivalente a hasta 1.6 años adicionales de envejecimiento cerebral. Los investigadores señalaron que este efecto es más pronunciado en personas menores de 60 años y en aquellas con diabetes, quienes ya enfrentan estrés metabólico.

Seis edulcorantes comunes —aspartame, acesulfame-K, eritritol, sacarina, sorbitol y xilitol— han sido vinculados a una disminución más rápida en la memoria, el pensamiento y la fluidez verbal. Expertos y la Academia Americana de Neurología enfatizan que el estudio no establece una relación causal directa; sin embargo, la consistencia de los datos sugiere que estos aditivos pueden no ser el «intercambio seguro» por el azúcar que muchos asumen.

Implicaciones del consumo de edulcorantes

Los investigadores proponen varias explicaciones biológicas para este fenómeno, incluyendo cambios en el microbioma intestinal y procesos inflamatorios que podrían influir indirectamente en cómo envejece el cerebro. Especialistas indican que tales alteraciones pueden activar las células inmunitarias del cerebro hacia un estado más inflamatorio, un patrón observado en condiciones como el Alzheimer y el Parkinson.

Las recomendaciones provenientes de fuentes nutricionales y neurológicas sugieren reducir la intensidad dulce general de la dieta y optar por alimentos integrales ricos en fibra o edulcorantes naturales como la stevia, el jarabe de arce o la miel cuando sea posible.

Es importante destacar que muchas personas consumen productos con edulcorantes artificiales o "azúcares añadidos" sin ser conscientes de ello, lo que dificulta tomar decisiones informadas a menos que se conozca dónde buscar y qué alternativas pueden apoyar la salud cerebral a largo plazo.

Un cambio necesario en la percepción sobre los edulcorantes

Una nueva ola de investigaciones está desafiando una suposición ampliamente aceptada en las dietas modernas: que "sin azúcar" significa automáticamente "sin riesgo". Las bebidas dietéticas, los yogures sin azúcar y esos coloridos paquetes de edulcorantes han sido comercializados como una opción más inteligente para mantener un peso saludable y evitar picos de glucosa. Sin embargo, la ciencia en evolución sugiere que el cerebro podría estar pagando un precio silencioso por esa promesa de dulzura sin culpa.

Al recorrer cualquier pasillo del supermercado, es evidente cuán profundamente se han arraigado estos aditivos: bebidas "cero azúcar", barras proteicas bajas en calorías e incluso condimentos están enriquecidos con edulcorantes artificiales. Son convenientes, omnipresentes y diseñados para parecer la elección obvia.

Ahora, un importante estudio publicado en Neurology plantea una inquietante pregunta: ¿Podría el uso frecuente de edulcorantes artificiales bajos o sin calorías estar acelerando silenciosamente el envejecimiento cerebral?

Análisis del estudio brasileño

Según la Academia Americana de Neurología, el estudio analizó a 12,772 adultos brasileños con una edad promedio de 52 años y rastreó su consumo de siete edulcorantes comunes bajos o sin calorías presentes en productos cotidianos. Estos son aspartame, acesulfame-K, eritritol, sacarina, sorbitol, tagatosa y xilitol.

Los participantes fueron clasificados según su ingesta diaria:

  • Baja: aproximadamente 20 mg/día
  • Moderada: aproximadamente 66 mg/día
  • Alta: aproximadamente 191 mg/día (equivalente al consumo aproximado en una lata de refresco dietético)

A lo largo de ocho años, los participantes realizaron pruebas cognitivas que midieron memoria, recuerdo verbal, velocidad de procesamiento y fluidez verbal (la rapidez con la cual podían generar palabras dentro de una categoría). El patrón emergente sorprendió a los investigadores: seis de los siete edulcorantes (excepto tagatosa) estaban relacionados con un deterioro cognitivo más rápido.

Efectos significativos del consumo elevado

Los datos revelaron una historia clara:

  • Los consumidores moderados mostraron un deterioro cognitivo 35% más rápido en memoria y pensamiento y un 110% más rápido en fluidez verbal.
  • Los consumidores altos experimentaron un deterioro cognitivo 62% más rápido en memoria y pensamiento y un 173% más rápido en fluidez verbal.

Aquellos del grupo con mayor ingesta mostraron declives equivalentes a 1.6 años adicionales de envejecimiento cerebral.

La doctora Claudia Kimie Suemoto, autora principal del estudio, expresó claramente: aunque una sola bebida (dietética) no probablemente cause problemas notables, el uso regular (diario) intensivo puede acelerar el proceso natural del envejecimiento cerebral.

Diferencias según grupos etarios

Curiosamente, las asociaciones más fuertes se observaron entre personas menores de 60 años. En adultos mayores a esta edad, la conexión no fue estadísticamente significativa. Los expertos sugieren que esto podría reflejar cómo cambia el cerebro a lo largo del ciclo vital: las decisiones tomadas durante la mediana edad parecen influir en cuán resiliente permanece la cognición décadas después.

Las implicaciones son aún mayores para quienes padecen diabetes. El estudio encontró que los participantes diabéticos con altos niveles de consumo de edulcorantes artificiales mostraron declives aún más rápidos comparados con aquellos no diabéticos al mismo nivel de ingesta. El neurólogo David Perimutter explicó que la diabetes ya coloca los sistemas intestinales y metabólicos en un "estado inflamatorio preparado", lo cual puede intensificarse con el uso frecuente de estos aditivos.

Mecanismos potenciales detrás del impacto cerebral

Parece contradictorio pensar cómo algo que contiene "cero calorías" pueda afectar funciones cognitivas como el pensamiento o la memoria. Sin embargo, expertos creen que la respuesta radica lejos del cerebro —en el microbioma intestinal.

El microbioma intestinal es una comunidad próspera compuesta por miles de millones de bacterias y microorganismos que influyen sorprendentemente sobre diversos aspectos del cuerpo humano. Según investigadores citados por Health, lo que comemos moldea drásticamente este ecosistema.

Los edulcorantes artificiales pueden alterar las bacterias intestinales (un estado conocido como "disbiosis"), provocar inflamación e influir sobre cómo maneja el cuerpo la glucosa; además afectan las señales químicas entre el intestino y el cerebro. Aunque los mecanismos precisos no están completamente probados, esta teoría resulta biológicamente plausible. Cuando hay desequilibrio en el microbioma intestinal, moléculas inflamatorias pueden circular por todo el cuerpo —incluyendo hacia el cerebro.

Cambios simples para mejorar tu salud cognitiva

Cambios pequeños pero constantes pueden marcar diferencias significativas:

  • Ler etiquetas con mayor atención; los edulcorantes artificiales suelen ocultarse en lugares inesperados.
  • Reducir gradualmente; disminuir paquetes de endulzante pasando dos a uno o cambiar refrescos dietéticos por agua mineral algunos días a la semana.
  • Aumentar alimentos ricos en fibra; frutas enteras, verduras legumbres e integrales apoyan un microbioma intestinal saludable.
  • Añadir potenciadores naturales del sabor; canela, cáscara cítrica o extracto natural pueden añadir dulzura sin necesidad del azúcar refinada.
  • Cambiar tu percepción sobre lo dulce como un placer ocasional más bien que como una expectativa diaria constante.

"La forma más sencilla para proteger tu futuro cognitivo puede ser también la más intuitiva. Opta por alimentos reales; mantente curioso sobre lo que contienen tus bebidas y bocadillos; permite que tus papilas gustativas redescubran lo que realmente significa 'dulce': un deleite ocasional," señala Enoch desde BrightU.AI.

Descubre más viendo este video.



Fuentes incluyen:
Health.com
Neurology.org
ScienceDaily.com
CNET.com
BrightU.ai
Brighteon.com

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