Ya han llegado las fechas tan señaladas en nuestro calendario, por eso, de todo corazón, os deseo a todos: ¡FELIZ AÑO 2019, FELIZ NAVIDAD!
En este cambio de sociedad que estamos viviendo a toda prisa, puede que algunos lectores digan. “Vaya, ahora este escritor primero felicita el año nuevo, y luego la Navidad”, ¿No era siempre al revés?
Los lectores. Además de tener razón siempre, ahora la tienen de verdad respecto a la tradición, pero yo pretendo ayudar a cambiar esa tradición, a la vez que buscar mejor convivencia entre los seres humanos de todas las culturas, para que podamos celebrar algo como Especie, por ello, vuelvo a decir, FELIZ AÑO NUEVO 2019, FELIZ NAVIDAD.
Y esto es así, porque el año nuevo, tal como ha sido comunicado en los informativos de todos los medios de comunicación, se ha producido el día 21 de diciembre, por aquello de la rotación de la tierra alrededor del Sol. Es decir, se ha producido el solsticio de Invierno en el hemisferio norte –en el sur es el solsticio de verano- que es el que según la tradición cultural declaramos el comienzo del año nuevo, de un nuevo ciclo de circunvalación de la Tierra al Sol. Sin embargo las Fiestas de la Navidad las celebramos el día 25 del mismo mes. Luego, ahora, según los conocimientos astronómicos, antes es el año nuevo que la celebración del nacimiento del Niño Dios.
Ya he explicado en artículos anteriores publicados cada año que según nuestra tradición, por distintos motivos, celebramos el cambio de año por estas fechas, y que dicho cambio lo hacemos por decisión costumbrista, cultural, mítica, más que por conocimientos científicos. Estos fueron adquiridos más tarde que el inicio de esas costumbres milenarias. Los Egipcios, por necesidades de sus cosechas, frente a los demás pueblos que seguían necesitando los calendarios lunares por sus rebaños, investigaron y obtuvieron el conocimiento –asombrosamente exacto- de cuando se producía el cambio de ciclo respecto al sol, y por ello pasaron a disponer y aplicar un calendario Solar, y se lo trasmitieron a los Romanos que, a su vez, nosotros lo heredamos de ellos. Roma celebraba las fiestas de Las calendas, por las diosas de la agricultura, Ceres y Cibeles, por esas fechas, que también eran las más importantes del año. Cuando se implantó el Cristianismo lo que hicieron sus inteligentes autoridades fue hacer coincidir el nacimiento de la nueva Luz, del Niño Dios, con esas celebraciones, porque ni la propia Iglesia Católica ha sostenido nunca que Cristo naciese en esas fechas, “Si no que se celebraba en esas fechas”.
Por tradición, ya saben los lectores que los chinos celebran el año nuevo en la combinación del intermedio del solsticio de invierno con el equinoccio de primavera, y como siguen un calendario lunar, lo marca la luna de esa semana. Los Judíos el 29 de Septiembre, los pueblos de religión ortodoxa siguen el calendario Juliano y lo hacen hacia la primera decena de Enero. Los Musulmanes, por su calendario lunar estricto, lo hacen cada año en una fecha muy diferente. El año puede nacer en Marzo, en Agosto o en Noviembre.
Pero lo anterior es cultural y de tradición, yo propongo que lo hagamos cuando científicamente es igual para todos, ello nos unirá como humanos. Por consiguiente, el nuevo año, en función a la parte del planeta que ocupemos, será en el día 21 de Diciembre, aunque cada uno a su hora. Todo ello nos hará sentirnos Especie única. Nos uniremos con un dato de la naturaleza que nadie impone por su cultura o tradiciones a nadie, y podremos celebrarlo juntos referenciándolo a un dato real, que nos afecta a todos por igual.
Por eso digo, ¡FELIZ AÑO 2019, FELIZ NAVIDAD! Porque independientemente de cualquier otro tema, lo más importante es que convivamos, que nos ayudemos los unos a los otros, que sepamos que ocupamos todos el mismo planeta y pertenecemos a la misma Especie. Y que si nos unimos y hacemos de nuestro planeta un jardín dispondremos de fruta y flores, si no obramos así lo convertiremos en un desastre que ya no será habitable para nadie.
Ahora son fechas de amor, de encuentro, de solidaridad y afecto. Y, sea lo que sea, lo que cada cual quiera celebrar, lo más importante, lo único importante, es que lo vivamos en paz. Con el mayor y mejor cariño del mundo rodeados de los nuestros, y que nos sintamos orgullosos porque un ciclo alrededor del Sol lo haremos más unidos y más conscientes que debemos hacer lo que dicen todas las religiones y filosofías del planeta, “Ayudarnos unos a los otros y querernos todo lo que podamos”.
En ello, puede que esté el futuro de todos.