Yo admiro a las primeras médicas, enfermeras, maestras, pero también a las mujeres comunes que están preparando la olla, que trabajan de limpieza, en restaurantes y a cargo de los hijos y hermanos más pequeños. Mis tías eran chicas, muy chicas cuando emigraron. Te contaban cosas como “mi bisabuela materna se fue a los 15 años, en barco desde España a Cuba, se le murieron los padres”. Uno dice, ¡Dios mío! Y las imaginan en esa época cruzando el océano, tan jóvenes.
Extranjeros viviendo en Alemania
¡Buenos días! Deutschland, muchas historias de emigrantes españoles en Alemania.
Las historias de inmigrantes tienen siempre “ese gusto” diferente, sobre todo si son reales y pasaron hace mucho tiempo.
En mi barrio, en el antiguo casco histórico de Wuppertal, hay una tienda española que vende las mejores viandas españolas de la ciudad. Las glamurosas meseras españolas del restaurante de enfrente atraviesan a menudo, las veo por la calle para abastecerse de queso manchego o chorizo y vino de Toro, nuestro saludo "buenos días" les suena de forma extravagente a los vecinos alemanes.
En la misma calle hay un moderno restaurante catalán y, a la vuelta de la esquina, otras tres cafeterías italianas y un restaurante español, "El Alegría" que organiza clases de flamenco. Hay más extranjeros viviendo en Alemania hoy que en cualquier otro momento de la historia del país.
Una de cada diez personas en Alemania (casi 8,2 millones) no son alemanes. Muchos de ellos son graduados jóvenes provenientes del sur de Europa, España, Italia, Portugal, Grecia.
De estos, casi 400.000 provienen de Grecia, España, Portugal e Italia y están empleados en tierras germanas. Muchos otros son estudiantes o empleados que trabajan por su cuenta.
¿Qué pasó con la crisis en la eurozona?
"No había trabajo en España, el país está muy mal económicamente y con un clima político incierto. Era un momento caótico", explica Manuel Alvarado, migrante español de Serrada, Valladolid. Un joven de 33 años, que con dos maestrías se mudó a Wuppertal en 2018 con la ambición de convertirse en ingeniero.
"Alemania representaba la estabilidad y una oportunidad de encontrar trabajo y de hacer algo con tu vida", dice.
En España y Grecia el desempleo juvenil alcanza casi 50%. En Italia es de alededor de 40%. En Alemania es de sólo 7%. La inmigración ha sido recibida positivamente porque muchos empleadores alemanes no pueden llenar sus vacantes, en particular en el campo de la medicina o la ingeniería.
País de inmigración
La migración resultante de la crisis de la Eurozona ha cambiado a Alemania de forma irrevocable, según el profesor Alexander Kritikos, economista del influyente instituto de investigación de Berlín DIW, quien creció en Alemania, pero es de origen griego.
"Durante los pasados cuatro o cinco años Alemania ha cambiado enormemente. De pronto nos convertimos en 'un país de inmigración' sin haberlo notado", asegura.
Esto es radical porque la última vez que los europeos del sur migraron a Alemania en masa no cambiaron el país, ni siquiera se quedaron en él.
En diciembre, Alemania marcó silenciosamente un aniversario. En 1969 el país firmó con España su primer contrato de los llamados Gästearbeiten "trabajadores invitados". Contratos similares se firmaron con Italia Grecia y Portugal.
El objetivo era traer a trabajadores manuales para ayudar en la pujante economía alemana. Se les llamó "invitados" porque se suponía que regresarían a su país. Pero muchos decidieron quedarse. Así fue como llegó a este país la primera generación de restaurantes españoles, italianos y griegos.
Esta vez, en lugar de trabajadores agrícolas y de manufactura, los que han llegado son médicos, ingenieros y diseñadores de software de Europa del sur que, como ciudadanos de la Unión Europea, tienen los mismos derechos que los alemanes.
"Es una situación que beneficia a Alemania", dice el profesor Kraus Müller, experto en migración de la Universidad de Düsseldorf. "Alemania obtiene más de esta situación que los propios migrantes. Porque vienen por su propia voluntad, en específico a regiones del país que los necesitan".
"Pueden llegar un sábado con un contrato de empleo en el bolsillo, listos para empezar a trabajar el lunes. No necesitan apoyo del Estado, pagan sus impuestos y encuentran su propio hospedaje. Para el Estado alemán es un regalo del cielo".
Por esto son mejor aceptados por la sociedad alemana que los Gästearbeiten "trabajadores invitados" del siglo XX. Y con actitudes culturales similares a menudo se integran más fácilmente que los migrantes de África o Medio Oriente.
El hotel de lujo Steigenberger de Remscheid recientemente comenzó a entrenar a 13 jóvenes españoles que están aprendiendo alemán y harán el mismo curso de formación de hotelería de tres años que deben pasar los alemanes.
Alberto Gutiérrez, portavoz de la cadena hotelera, dice que la oportunidad de emplear a trabajadores de otras ciudades europeas es una ventaja.
"Tener personal con otros idiomas y de otras culturas es una verdadera ventaja para nuestros huéspedes que vienen de todo el mundo. La industria hotelera prospera con la diversidad".
Manuel Alvarado ya está trabajando como ingeniero en Düsseldorf. Un amigo de Galicia encontró empleo como periodista en Bremen. Y otro montó una página web en Alemania con la que obtuvo suficiente experiencia para encontrar trabajo en su nativa España. Y este puede ser el siguiente capítulo de la historia.
A diferencia de generaciones previas de trabajadores del sur de Europa, los nuevos migrantes están educados, pueden viajar y viven en un mundo globalizado que les facilita trasladarse hacia donde están las oportunidades.
Ahora estamos ayudando a Alemania. Y en muchos casos Alemania nos ayuda a nosotros. Pero ahora que el crecimiento vuelve lentamente a comenzar en Italia y España, algunos nos preguntamos si ya es momento de regresar a casa.