Así, en una entrevista en Colonia (Alemania), hace unos días, con El mehdi tahir, nacido en Casablanca (Marruecos), descubrió el don como escritor hace 2 años: “Me formé como director y guionista de cortometrajes a raíz de mis experiencias como inmigrante”, destacamos la importancia de personalizar un relato que corre el riesgo de quedarse en lo general y, por ende, caer en el olvido. De tantos inmigrantes, de sus historias, que queremos llevar las historias a la gran pantalla. Recoger los testimonios de personas migrantes y refugiadas para luego darles visibilidad fuera de su contexto inmediato podría abrir las puertas al entendimiento mutuo. Nosotros queremos hacer ese sueño realidad, rodando cortometrajes en Alemania. Un español en Alemania, siempre pone voz y cara a la dura realidad de la emigración española en Alemania.
El mehdi tahir nacido en Marruecos el 22 de mayo de 1993, criado en Madrid, desde la adolescencia inmigrante, de profesión panadero, descubrió el don como escritor hace dos años, “me formé como director y guionista de cortometrajes a raíz de experiencias en rodajes con amigos; me presento este año como director y guionista después de haber rodado tres cortometrajes y próximamente, en la siguientes semanas, seremos protagonistas de nuestra obra de arte con la participación de Jose Mateos Mariscal y Leandro Mateos Hernández. Como compañeros de film y vecinos del país en el que me crié, España, “espero que disfruten del contenido y nos den apoyo como pequeños talentos que queremos florecer y poder abrir camino a otras personas que quizás vengan de otros países a Alemania con la misma dificultad o más que nosotros para poder conseguir sus sueños como los estamos consiguiendo nosotros”.
¿Qué entendemos por migrante, por refugiado? La llamada crisis migratoria de 2015 puso de manifiesto las ramificaciones éticas, sociales y geopolíticas del empleo de una u otra categoría. No puedo evitar, como inmigrante en Alemania, fijarme en el significado de las palabras, en las connotaciones que estas van adquiriendo con el paso del tiempo y debido a su uso. En el caso de las personas que cruzan fronteras, utilizar una u otra nomenclatura les confiere un matiz que quizá ellos ni necesitan ni desean adquirir.
¿Por qué haber nacido en cierto lugar proporciona el derecho a moverse libremente mientras otras personas son castigadas por tan sólo intentarlo? ¿Por qué deben jugarse la vida buscando subsistir? ¿Por qué no se protege al más vulnerable en este sentido? Numerosos expertos en el ámbito de las migraciones y los derechos humanos apuntan a la disparidad de criterios aplicados según los estados y a la ausencia de protección legal precisamente por parte de los más desprotegidos, como pueden ser mujeres y niños.
En mi investigación de Un español en Alemania dedico mucho tiempo a estudiar las narrativas de estas personas cuyas historias merecen ser contadas en el cine. Jóvenes mujeres y hombres que deciden dar un paso al frente y convertirse en activistas, entre ellas El mehdi tahirn, colaboradora con Un español en Alemania y firme defensor de los derechos de los jóvenes refugiados y de las personas con algún tipo de discapacidad, etiquetas cargadas de sentimientos encontrados y contra las que lucha abiertamente llevándolo al cine.
El poder de la narrativa testimonial es evidente. Son historias muy personales pero al mismo tiempo claves para entender el sufrimiento de mucha más gente. Destacamos la importancia de personalizar un relato que corre el riesgo de quedarse en lo general y, por ende, caer en el olvido. Recoger los testimonios de personas migrantes y refugiadas para luego darles visibilidad fuera de su contexto inmediato podría abrir las puertas al entendimiento mutuo.
Lanzamos un llamamiento a la solidaridad con los migrantes y los refugiados. En esta ocasión, el lema es «Nuestra lucha abiertamente llevándolo al cine». Se trata de poner en valor que tanto migrantes como refugiados son personas, seres humanos, cuya dignidad debe ser reclamada. Aquí no estaría de más releer Un español en Alemania, con su crítica a la política del descarte y su lucha por la justicia social. Darle la vuelta a la precariedad del individuo y tratar de convertirlo en motor de cambio. Encontrarnos a mitad de camino con el otro aceptando la vulnerabilidad propia. No es un tipo de discurso que triunfe en los medios de comunicación. De hecho, más bien al contrario. Pero quizá no escuchamos demasiado a menudo a los propios migrantes. Qué les mueve. Dejemos que ellos alcen su voz. Escuchemos su testimonio. Nos llega muchas veces a través de varios mediadores, desdibujado, extremadamente mediatizado, pero es sin duda necesario tenerlo en cuenta. Demos una oportunidad a aquellos con los que compartimos más de lo que muchos piensan. Sólo una mayor capacidad de escucha genera posible empatía. Abrir las puertas de nuestros corazones, nuestros oídos, nuestros ojos, a la realidad que nos rodea debería ser el camino a seguir. No podemos permitir que las fronteras de Europa, sobre todo las marítimas, sigan convirtiéndose en escenarios de muerte y horror.