Así lo desvela un estudio de Sondea para Satse sobre la situación y condiciones profesionales y laborales de los enfermeros durante la pandemia que también revela que estos “suspenden” con un tres sobre 10 la cantidad y calidad del material de protección que han tenido a su disposición, ya que ocho de cada diez se han visto obligados a reutilizar las mascarillas FPP-2 o FPP-3 para atender a los afectados, según denunció este martes el sindicato a través de una nota de prensa.
El estudio se basa en una encuesta realizada entre finales de mayo y principios de junio a un total de 8.218 enfermeros y entre sus conclusiones señala que nueve de cada diez encuestados han trabajado durante la crisis sanitaria y la misma proporción ha tenido contacto con pacientes diagnosticados o sospechosos de coronavirus (91,60%) mientras que casi tres de cada diez aseguran haber tenido síntomas de la enfermedad.
En cuanto a las pruebas de detección de la enfermedad, tres de cada diez (36,65%) afirman que le han realizado más de una prueba, mientras que a un 55,35 por ciento sólo le hicieron una y las pruebas realizadas han sido PCRs en el 56,22% de los casos; test rápidos, en el 53,70% de los casos y estudios serológicos, en el 46,41%.
Por lo que respecta a la protección con la que han contado para realizar su trabajo, la cantidad y calidad del material disponible ha sido valorado por los profesionales durante las peores semanas de la pandemia con 3,46 puntos sobre 10, siendo muy mal puntuada (de 0 a 4) por dos de cada tres enfermeros (67,08%) aunque en la actualidad es percibida con una media de cinco y es suspendida por un 38,06% de los profesionales encuestados.
Asimismo, tres de cada cuatro consideran que necesitarían más información y formación sobre el manejo de los EPIs (76,32%) y más de uno de cada tres declaran no haber recibido ningún tipo de información y formación al respecto (35,83%).
El material que más han tenido que reutilizar ha sido la mascarilla FPP-2 o FPP-3 y ha sido así para cerca del 80% de las profesionales (77,30%) mientras que cerca del 60% han reutilizado mascarillas quirúrgicas (61,66%); más de la mitad, batas impermeables (53,59%) y uno de cada cuatro profesionales tuvieron que reutilizar trajes de buzo de un solo uso (25,75%).
El estudio también concluye que cerca de un 27% de estos profesionales han realizado alguna denuncia, escrito de queja o similar, respecto a las circunstancias de seguridad existentes durante las semanas de crisis sanitaria y que esta ha afectado a la estabilidad en el trabajo para cerca del 20% de los encuestados.
Casi el 15% ha necesitado ayuda psicológica por la sobrecarga laboral y duras condiciones que han tenido que soportar si bien le dan una nota de 4,27 sobre 10 a la “implicación” del centro sanitario o sociosanitario en el que trabajan durante la crisis sanitaria y puntúan con un 5,74 sobre diez la implicación de su mando superior.
Para Satse, las conclusiones del estudio “no dejan lugar a dudas” de que la “falta de previsión y diligencia” de las autoridades competentes “ha puesto en grave riesgo la salud y seguridad de los enfermeros, así como la de las personas de su entorno”.