La reunión que mantienen este martes 2 de junio en París los ministros de Asuntos Exteriores de 22 países, de los 60 que integran la coalición contra el Daesh (nombre para denominar al autoproclamado Estado Islámico), ha puesto en estado de máxima alerta a los servicios antiterroristas ante el temor de que los yihadistas aprovechen la cumbre para llevar a cabo un atentado en Europa con el fin de reafirmar su poder.
El encuentro está presidido por el jefe de la diplomacia francesa, Laurent Fabius; el subsecretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken, que sustituye a John Kerry tras el reciente accidente de este último, y el Primer Ministro iraquí Haider Al-Abadi. El principal punto a debatir será una nueva invasión de Irak ante el avance incontrolado del Daesh.
Estados Unidos defiende que la única opción para derrotar a los yihadistas es que las fuerzas de la coalición ocupen militarmente el territorio iraquí, una vez que los bombarderos aéreos no han sido capaces de frenar a los combatientes del Estado Islámico.
Una parte de los miembros europeos de la coalición internacional, encabezados por Alemania, son contrarios a una invasión terrestre que lleve a un choque directo entre soldados europeos y yihadistas. La OTAN ha estimado que se produciría un importante número de bajas entre las fuerzas de la coalición al enfrentarse con los islamistas radicales que entran en combate
drogados con anfetaminas.
En la cumbre de París la coalición va a defender -pese a las presiones de Estados Unidos- la necesidad de lograr soluciones políticas a largo plazo que pasan por apoyar al Gobierno iraquí y a su Ejército.
El orden del día incluye la necesidad urgente de proteger a las minorías perseguidas, medidas concretas para salvar de la destrucción el valioso patrimonio cultural iraquí y la situación en Siria.