Castillo de naipes a la española
viernes 08 de abril de 2016, 07:51h
No sabemos en el solar patrio de asesinatos físicos para alcanzar el poder pero si sabemos, y estamos presenciando en directo, de componendas, pactos, intercambio de favores, presiones, publicación de documentos, ayudas ilegales, favores empresariales, acuerdos internacionales que huelen muy mal...y todo ese cúmulo de relatos de alcantarilla del que se nutre la campaña electoral de cien días que se inició el pasado 21 de diciembre.
Los Francis y Claire de la ficción están dispuestos a todo con tal de llegar a la Casa Blanca -nuestra Moncloa- y en ese camino que se han marcado engañan a todos, sobreviven incluso a ellos mismos, y ponen sus vidas al servicio del poder con mayúsculas. El descarnado retrato de la política como profesión, sin el menor respeto a los ciudadanos tras la apariencia democrática y electoral de Estados Unidos, invita a poner la cara de Kevin Spacey y Robin Wright a algunos de nuestros líderes, sin que necesariamente tengan que formar familia y matrimonio.
Los “castillos de naipes” suelen caerse con enorme facilidad, al menor soplo. Y castillos de naipes son los que ha levantado Mariano Rajoy en el Partido Popular con sus 123 escaños y su incapacidad para formar gobierno; los que ha levantado Pedro Sánchez en su intento de sumar el agua de Albert Rivera con el aceite de Pablo Iglesias; y castillos de naipes son los que le han obligado a construir a Alberto Núñez Feijoo en Galicia, a Susana Díaz en Andalucía o a Cristina Cifuentes en Madrid.
Castillos de naipes como el que edificó Rita Barberá en Valencia, como el que levantaron los Pujol y Artur Mas en Cataluña, como los que se han construido a lo ancho y largo de nuestra geografía desde mayo de 2015 y que se derrumbarán con estrépito en los próximos meses.
Tenemos en España a nuestros millonarios encelados y beneficiados desde el poder político, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. La lista con nombres y apellidos la puede hacer cualquiera, basta con echar un vistazo a los casos judiciales abiertos. El nivel va desde los multimillonarios contratos en Panamá y Arabia Saudí a operaciones como las de Chamartín o Campamento en Madrid, que comenzaron y se han mantenido en el tiempo con gobiernos del PP y del PSOE.
La salvaguardia democrática que representan los medios de comunicación y su papel de control de los excesos hay que ponerla en cuarentena ante las filtraciones interesadas, las noticias falsas, las encuestas como arma electoral. Y, sobre todo, con el uso de las redes sociales y el análisis de los comportamientos que proporcionan los datos que vamos dejando como miguitas en las redes sociales para inducir a votar o a comprar unos zapatos.
Antes de que finalice abril algún que otro castillo hispano comenzará a derrumbarse. Si hay gobierno comenzarán a cuartearse los muros del PP. Si no lo hay y volvemos a las urnas el 26 de junio los derrumbes van a llenar de piedras y ladrillos nuestra vida pública. En uno y otro caso lo que es seguro es que habrá víctimas.