La seguridad en las carreteras de Estados Unidos enfrenta un cambio significativo, impulsado por un estándar que podría parecer básico: la capacidad de hablar y leer en inglés. Desde el pasado mes de mayo, inspectores federales y estatales han comenzado a retirar a conductores de camiones comerciales de la circulación por no demostrar competencia en el idioma inglés. Esta medida, defendida por la administración del expresidente Donald Trump, se considera esencial para prevenir accidentes mortales.
El secretario de Transporte, Sean Duffy, anunció recientemente que más de 9,500 conductores han sido apartados del servicio desde que se inició esta campaña de cumplimiento. Esta acción drástica se produce tras una serie de trágicos accidentes y una auditoría que reveló fallas sistemáticas en la forma en que los estados emiten licencias, priorizando la seguridad vial sobre consideraciones políticas.
Un enfoque derivado de tragedias
El interés del gobierno federal se intensificó después de varios incidentes destacados. Uno de los casos más notorios involucró a Harjinder Singh, quien fue arrestado por realizar un giro ilegal en una autopista de Florida, resultando en tres muertes. Una investigación posterior reveló que Singh había fallado un examen de inglés, respondiendo correctamente solo dos de doce preguntas y reconociendo únicamente uno de cuatro signos viales. A pesar de esto, logró obtener licencias para conducir camiones comerciales en los estados de Washington y California.
Este incidente subrayó lo que los defensores de la seguridad habían argumentado durante mucho tiempo: operar un vehículo que pesa 80,000 libras requiere comprender las señales de tráfico, advertencias e instrucciones de las autoridades. Una auditoría federal sobre las licencias para conducir camiones comerciales encontró un "patrón catastrófico" de incumplimiento, especialmente entre las licencias «no domiciliadas» emitidas a no residentes; solo en California, más del 25% fueron emitidas incorrectamente.
"Lo que nuestro equipo ha descubierto debería perturbar y enfurecer a cada estadounidense", afirmó Duffy en septiembre. "Licencias para operar un camión masivo están siendo otorgadas a conductores extranjeros peligrosos —a menudo ilegalmente— lo cual representa una amenaza directa para la seguridad de todas las familias en las carreteras."
La aplicación se encuentra con la realidad
El impacto práctico del cambio en política ha sido notable. Durante décadas, la ley federal exigía competencia en inglés para los conductores comerciales; sin embargo, las violaciones generalmente solo resultaban en citaciones. La orden ejecutiva del presidente Trump en abril cambió esta situación al ordenar que aquellos conductores que no cumplan con el estándar sean retirados del servicio.
"La ley federal es clara: un conductor que no puede leer o hablar inglés adecuadamente —nuestro idioma nacional— y entender las señales viales está descalificado para conducir un vehículo comercial en América", declaró Duffy. La administración presenta esto no como un problema migratorio, sino como un requisito básico de seguridad. Como expresó el representante Dave Taylor, patrocinador de legislación relacionada: "Es algo obvio: si deseas conducir un vehículo de 80,000 libras por las carreteras estadounidenses, deberías poder leer las señales."
Duffy también ha indicado que su departamento ha decidido retener más de $40 millones en fondos federales destinados a California debido a su falta de cumplimiento con estos estándares, lo que demuestra el compromiso financiero serio detrás del endurecimiento regulatorio.
El argumento central sobre la seguridad
A pesar del caos generado por estas medidas, grupos pro-salud y muchos dentro del sector apoyan firmemente este principio. La Asociación Nacional de Propietarios-Operadores Independientes respalda decididamente esta iniciativa; su presidente Todd Spencer enfatizó que el requisito es "de sentido común". Resaltó que los camioneros profesionales deben comunicarse rutinariamente con las fuerzas del orden y los primeros respondedores para desempeñar sus labores con seguridad y eficacia.
Las carreteras están repletas de señales escritas en inglés advirtiendo sobre trabajos viales, accidentes y límites de peso. En situaciones críticas, la capacidad para comunicarse claramente con otros conductores o personal auxiliar no es solo una cuestión burocrática; es una necesidad vital.
La imagen del camionero estadounidense —un vaquero moderno navegando por caminos abiertos— está profundamente arraigada en el tejido nacional. Este trabajo icónico conlleva una enorme responsabilidad. El debate sobre la competencia lingüística aborda una pregunta fundamental: ¿qué calificaciones básicas debemos exigir a quienes operan vehículos capaces de pesar tanto como diez elefantes junto a nuestras familias?
Para la administración Trump, la respuesta es clara e innegociable. La eliminación de 9,500 conductores no es simplemente una estadística sobre inmigración; se presenta como un conteo de peligros potenciales eliminados del camino y como un primer paso hacia la reconstrucción de una cultura de seguridad que muchos consideran erosionada por negligencia y lagunas legales. A medida que esta política continúa transformando el panorama del transporte, su éxito final se medirá en datos silenciosos sobre accidentes evitados y vidas salvadas a lo largo del interminable trayecto por las carreteras estadounidenses.
Fuentes utilizadas para este artículo incluyen:
InfoWars.com
Bloomberg.com
CNBC.com
La noticia en cifras
| Cifra |
Descripción |
| 9,500 |
Conductores de camiones retirados del servicio por no aprobar pruebas de inglés. |
| 25% |
Porcentaje de licencias comerciales emitidas incorrectamente en California a no residentes. |
| $40 millones |
Monto de fondos federales que se retendrán a California por incumplimiento de estándares. |
| 400,000 |
Estimación de conductores que podrían abandonar la industria debido a las acciones de cumplimiento. |