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¿Puede la leche materna estar relacionada con el autismo y problemas de desarrollo en niños?
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¿Puede la leche materna estar relacionada con el autismo y problemas de desarrollo en niños?

miércoles 10 de diciembre de 2025, 12:46h

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Un nuevo estudio plantea la inquietante posibilidad de que la leche materna pueda ser un vector para el autismo y problemas neurodesarrollo en los niños. A pesar de ser considerada superior a la fórmula, la leche materna puede contener químicos perjudiciales provenientes del organismo de la madre, como bisfenoles, pesticidas y retardantes de llama, que afectan el desarrollo cognitivo y emocional de los bebés. Investigaciones recientes han demostrado que estos contaminantes están relacionados con retrasos en el desarrollo del lenguaje y un mayor riesgo de trastornos como el TDAH. Los expertos advierten sobre la necesidad urgente de reducir la exposición materna a estas sustancias tóxicas y abogan por un monitoreo más riguroso de la leche materna para proteger a las generaciones futuras. La salud pública enfrenta un desafío crítico al permitir que estas toxinas contaminen lo que debería ser el alimento más puro para los recién nacidos. Para más información, visita el artículo completo en Biblioteca Cibeles.

La lactancia materna en la mira: ¿Un riesgo para el desarrollo infantil?

La pregunta sobre si la leche materna podría estar relacionada con el autismo y otros problemas de desarrollo en los niños no busca generar temor, sino abrir un debate necesario. Existen múltiples incógnitas sobre la composición de la leche materna, incluyendo la posibilidad de que diversos químicos presentes en el organismo de la madre puedan afectar los procesos de desarrollo del bebé.

Tradicionalmente, se considera que la leche materna es superior a las fórmulas infantiles. Sin embargo, este argumento solo se sostiene si dicha leche proviene de una fuente limpia. Si la leche materna contiene sustancias químicas como bisfenoles, pesticidas y retardantes de llama, podría perjudicar el desarrollo hormonal y cognitivo del recién nacido.

Contaminación en el alimento más esencial

A pesar de que la leche materna está diseñada para proporcionar lo necesario para el crecimiento del sistema inmunológico y cerebral del bebé, lo que esta contiene puede ser determinante en su desarrollo. La lactancia, un acto biológico sagrado, se ve amenazada por un entorno tóxico que convierte esta función vital en un posible vector de daño neurológico. ¿Cómo hemos llegado a esta situación y por qué no se ha alertado adecuadamente sobre ello?

Un reciente análisis científico ha confirmado que la leche materna a nivel global está contaminada con una mezcla de químicos disruptores endocrinos, entre ellos retardantes de llama y pesticidas. Estos compuestos están relacionados con retrasos medibles en el desarrollo del lenguaje y cognitivo en los infantes, así como con un aumento en los riesgos de problemas conductuales como el TDAH.

Impacto directo en el cerebro en desarrollo

Los efectos adversos provocados por estos químicos son cada vez más evidentes. Un estudio publicado recientemente establece una conexión directa entre la exposición prenatal a estos disruptores endocrinos y retrasos en el desarrollo del lenguaje infantil. La profesora Barbara Demeneix, autora del estudio, calificó los hallazgos como "muy preocupantes".

El análisis revela que los impactos negativos más significativos en el desarrollo cerebral están asociados con altos niveles de retardantes de llama y pesticidas presentes en la leche. Por ejemplo, se observó que una mayor exposición a ciertos retardantes estaba vinculada a puntuaciones más bajas en pruebas de desarrollo infantil.

Exposición elevada a químicos nocivos

Estos disruptores endocrinos son omnipresentes debido a su uso generalizado en productos cotidianos. Ingresan al organismo materno a través de diversas vías y se acumulan con el tiempo. Durante la lactancia, estos tóxicos pueden ser transferidos directamente a la leche destinada al sustento del bebé.

Los investigadores han señalado que varios estudios indican que los niveles de exposición a estos químicos superan los límites recomendados para los infantes. Sin embargo, estas pautas suelen basarse en tolerancias adultas sin considerar las particularidades del organismo infantil.

Demandando acción ante una crisis silenciosa

A pesar de las evidencias presentadas, el equipo investigador liderado por la Dra. Katherine E. Manz enfatiza que los beneficios generales de la lactancia son indiscutibles. No obstante, subrayan la urgencia de crear entornos que limiten la exposición maternal a estas sustancias químicas dañinas.

A nivel individual, las madres pueden tomar medidas para reducir su carga tóxica mediante elecciones alimentarias más saludables y evitando productos contaminantes. Sin embargo, esta responsabilidad no debería recaer únicamente sobre ellas mientras viven en un entorno repleto de peligros ocultos.

La necesidad de un cambio estructural

Los investigadores abogan por una mejor detección y monitoreo estandarizado de la leche materna así como por estudios que aborden seriamente la exposición infantil a estos químicos. Es fundamental cuestionar cómo es posible que sustancias potencialmente dañinas estén disponibles sin pruebas claras sobre su seguridad para quienes son más vulnerables.

La lactancia sigue siendo un vínculo profundo entre madre e hijo; sin embargo, este regalo biológico no debe estar contaminado desde su origen. Protegerlo implica cuidar a las madres dentro de un entorno libre de toxinas y exigir un mundo donde la primera comida del niño no sea una mezcla perjudicial para su salud mental y física.

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