Es la segunda vez que rechazo la invitación de integrar la delegación oficial que viajó a Polonia para participar en el acto recordando el Holocausto, éste año la encabeza el Jefe Superior de las Fuerzas Armadas y la integran varios miembros del parlamento, algún Juez del Máximo Tribunal de Justicia, Ministros y, obviamente, políticos.
Aunque dichas ceremonias tienen validez e importancia por su proyección internacional, fundamental para la memoria de las nuevas generaciones que cada vez más se alejan de dichos recuerdos, no forman parte de sus historias, soy de aquellos que lo viven y sienten profundamente a nivel personal, ya son varios los años que acompaño parado los 2 minutos de sirena con que el país se adhiere a la memoria de los 6 millones que allí quedaron, con incontrolables lágrimas en mis ojos. Las repetiré la próxima semana cuando, en vísperas del Día de la Independencia, para recordar a los caídos en las diferentes Guerras de Israel 2 veces las sirenas resuenen en homenaje a los casi 23,000 caídos en ellas.
Los judíos demostraron su fe en la vida y en sí mismos en momentos infinitamente difíciles, tuvieron fe incluso en momentos tenebrosos cuando era imposible cambiar, modificar las condiciones externas porque sabían que, según palabras de uno de los sobrevivientes de los campos de concentración, es “ inútil replegarse a la angustia impotente y aceptar nuestras pérdidas, seamos capaces de reunir en una respuesta leal y creativa a cada situación concreta que nos amenaza “
Como respuesta creativa el judaísmo empleó siempre el arma de la fe. En el exilio la fe en el Retorno – fe totalmente irracional – es lo que lo mantuvo con vida. El exilio y sus padecimientos demostraron, como bien alguien dijera “ los judíos son un pueblo al que la muerte puede matar pero al que las persecuciones no pueden quebrantar “
Esto se destacó en Varsovia en los años inenarrables e incomprensibles del Holocausto. Cómo podemos explicar la educación clandestina en los ghettos pese a los horribles peligros que ello implicaba?
En mi última participación frente a los alumnos en lugar de hablar de economía en idioma comprensible a niños de 11/12 años, dejé los temas de todos los días para hablar del Holocausto. Les dije que así como ahora ya son muchos los alumnos que, ante la consulta de quién fue Ben Gurión, no responden, lo ignoran o lo confunden con un integrante de un conjunto vocal de igual nombre, llegarán los tiempos en que se olvidarán del Holocausto, que deben acostumbrarse a transmitirlo, a explicarlo a las generaciones venideras, que cada uno de ellos, directa o indirectamente, dejaron a algún familiar en dicho exterminio, que de las cenizas también se sale, y fortalecidos, que ellos son el mejor ejemplo.
Al día de hoy residen en Israel 185 mil sobrevivientes de los campos de concentración, el promedio de edad es de 85 años, aproximadamente 1100 van desapareciendo mensualmente, es obligación de las generaciones siguientes mantener latente ése recuerdo como parte fundamental de la historia del Pueblo Judío.
Pero más que ningún otro acontecimiento es la creación del Estado de Israel la que ponga de manifiesto ésa fe irracional que arriba consigno. Y cómo habiendo tenido fe a través de las adversidades y calamidades, ahora nos enfrentamos a la más importante, al mejor de los riesgos que la historia nos ha deparado, el riesgo de la paz.
En el acto central realizado en Yad Vashem, en el Museo del Holocausto, aquí en Jerusalén, en directo transmitido por las principales cadenas de televisión de los Estados Unidos, los discursos fueron categóricos proclamando una y otra vez los peligros políticos de la zona y con manifestaciones similares, porque conocemos nuestro potencial para la guerra es porque queremos la paz, es el por qué amamos tanto la vida.
Hasta la próximaDr Israel RabinowiczIsrael[email protected]Facebook :
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