La presidenta saliente de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, prohibió expresamente a su ministro de Asuntos Exteriores que recibiese al rey emérito a su llegada al aeropuerto de Ezeiza en Buenos Aires. Juan Carlos y su séquito tuvieron que esperar cuatro horas hasta que la Embajada de España les proporcionó transporte. Algunos miembros de la comitiva tomaron taxis para llegar al hotel que tenían reservado. Este incidente se suma a una serie de decisiones arbitrarias de Cristina Kirchner en torno a la toma de posesión, el jueves 10 de diciembre, del nuevo presidente, Mauricio Macri.Las rabietas de
Cristina Fernández de Kirchner tras perder las elecciones presidenciales llenan los informativos argentinos. El nuevo presidente, Mauricio Macri, no acepta que la presidenta le entregue el bastón de mando en el Congreso, dado que la tradición marca que el traspaso de poder se celebre en la Casa Rosada, sede de la Presidencia, y la jura del cargo con anterioridad en el Parlamento ante los representantes electos.
Ello ha provocado una crisis entre los funcionarios a las órdenes de la presidenta saliente, que han optado por abandonar sus tareas entre las que se encontraban recibir a los mandatarios extranjeros que acuden a la toma de posesión de Macri, que se celebra el jueves 10 de diciembre.
Cristina Kirchner ordenó al ministro de Exteriores que no se acudiese a recibir al rey emérito, molesta porque Felipe VI ha delegado en Juan Carlos su representación
Fue el caso del rey emérito Juan Carlos de Borbón, que aterrizó en el aeropuerto de Ezeiza de Buenos Aires sobre las siete de la tarde del martes 8 de diciembre en un avión de la Fuerza Aérea Española sin que nadie de protocolo del Gobierno argentino fuera a recibirle. El embajador Estanislao de Grandes los acomodó en la sala de autoridades del propio aeropuerto y estuvieron haciendo gestiones telefónicas hasta las once de la noche. El anciano monarca y sus escoltas, así como las autoridades que viajaban junto al monarca, tuvieron que apañárselas con los coches de la embajada, teniendo que utilizar varios taxis para trasladarse al hotel que tenían reservado.
Fue el ministro de Asuntos Exteriores, Héctor Timerman, encargado del protocolo, quien recibió órdenes taxativas de la presidenta Fernández de Kirchner de no acudir a recibir a Juan Carlos, molesta porque aunque había invitado oficialmente al rey Felipe VI de Borbón, éste ha delegado en su padre, al que en Argentina consideran jubilado de la Casa Real.
Como la presidenta saliente no ha conseguido que la jura del cargo del nuevo mandatario, en una solemne ceremonia en el Parlamento, se convirtiese en un homenaje a la mayor gloria de Cristina, ha prohibido a los 150 diputados y senadores del Justicialismo, su partido, que asistan a la jura de Macri en el Parlamento.
La entrega del bastón de mando se realizará con posterioridad en la Casa Rosada gracias a que la jueza María Servini de Cubría fijó para la medianoche del 9 de diciembre el final del mandato de Cristina Kirchner, por lo que ya no será ella quien decida dónde se celebrará el acto.
Tampoco entregará el bastón de mando
Pero aún hay más. Rompiendo las más elementales normas democráticas y de respeto a la decisión del pueblo argentino expresada en las urnas, la presidenta saliente ha anunciado que no le entregará a Mauricio Macri ni el bastón ni la banda, porque no acudirá a la ceremonia.
Según el comunicado oficial, a las 11:15 hora local del jueves 10 de diciembre, Macri llegará al Congreso de la Nación escoltado por el Regimiento de Granaderos a caballo. A las 12 del mediodía se iniciará la ceremonia de juramento ante la Asamblea Legislativa y a continuación pronunciará un discurso con el que dará comienzo el mandato presidencial.
Terminada la ceremonia, Macri y su esposa se desplazarán hacia la Casa de Gobierno donde a las 13:30 horas se realizará el acto de traspaso de los atributos del mando en el Salón Blanco ante autoridades de la Nación y mandatarios extranjeros, entre ellos el rey emérito Juan Carlos, que como viene publicando MIL21 insiste en Zarzuela que se le encarguen misiones de representación de la Monarquía Española.
Se ordena silenciar el vergonzoso episodio argentino
Desde Zarzuela se trata de mitigar en lo posible la repercusión del incidente, al que intentan silenciar con informaciones contradictorias, negando que Juan Carlos tomara un taxi en el aeropuerto de Ezezia, cuando la realidad es que no fue recibido como corresponde a una autoridad que representa al Estado Español, aunque su condición de rey emérito haya molestado a la presidenta saliente, Cristina Fernández de Kirchner.
No obstante la prensa argentina se ha hecho eco del desastre protocolario organizado por el abandono de sus obligaciones del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Ocho presidentes y 42 delegaciones extranjeras se encontraron con una situación incómoda al llegar a Argentina. De hecho, el nuevo presidente, Macri, ordenó que se tratara de organizar la presencia de dignatarios y, haciendo un hueco en su complicada jornada, recibió antes de la jura al rey Juan Carlos, al que pidió disculpas en nombre de Argentina por no haber sido atendido como se merecía a su llegada a Buenos Aires.